Políticas

12/7/2022

La política de shock que propone Capitanich

El chaqueño busca redoblar el ajuste contra los trabajadores.

Jorge Capitanich.

El gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, apareció en escena este fin de semana para decir que es necesario avanzar en una política de shock que permita alcanzar el denominado “equilibrio fiscal”, y que hay que “reconocer la existencia fáctica de un régimen bimonetario”. Lo hizo en una entrevista que le realizaran en El Método Rebord, un videopodcast de Youtube, en la que reforzó algunas posiciones que desarrolló anteriormente en Radio 10. Capitanich demostró una vez más que el Frente de Todos en su conjunto está alineado detrás de la política de ajuste por la que brega el gran capital.

Las declaraciones de Capitanich llegan en medio de un recrudecimiento de la crisis en todos los planos, con una poderosa corrida cambiaria dominando el tablero económico nacional. La mayoría de los analistas coinciden en que las contradicciones económicas pegarán nuevos saltos; un informe reciente de la JP Morgan en el que se indica que en Argentina podría desatarse una hiperinflación es ilustrativo en ese sentido. Capitanich, de este modo, se ha hecho eco de los reclamos (de ajuste) que el capital internacional y la burguesía nativa ejercen a través del descalabro económico.

La política de shock, a la cual se uniría la emisión de una moneda digital de curso legal, significa un ajuste en toda la línea, esto es, la introducción de una nueva reforma previsional, tarifazos y destruir el salario de los trabajadores en general. El gobernador, asimismo, afirmó que el país debe marchar hacia una estabilidad cambiaria, como precondición para ordenar las cuentas macroeconómicas, lo que esconde un planteo devaluacionista. La “existencia fáctica del bimonetarismo”, que está relacionada a las devaluaciones recurrentes, es la expresión del fracaso de la burguesía nativa en desarrollar las fuerzas productivas del país y en tener una moneda fuerte; esto es una de las consecuencias de las ataduras de la economía nacional al imperialismo.

Que esto significa un ataque contra los trabajadores lo prueba su reivindicación del superávit primario al que llegaran las provincias hace unos meses, gracias a una rebaja de los salarios y con una confiscación mayor de estos a través de la inflación y del cobro de Ingresos Brutos. En Radio 10, ante una consulta sobre la recuperación del poder adquisitivo de los salarios, el gobernador dijo que para ir hacia eso no solo es necesario “equilibrar el déficit fiscal”, sino también “establecer un mayor control sobre la evasión fiscal”.

Pero reducir ese déficit, en el marco de la política oficial, significa arremeter contra los salarios, lo que se contradice con sus declaraciones sobre la “recomposición” de aquellos; a su vez, la subfacturación de exportaciones (permite a los capitalistas pagar menos retenciones) y la sobrefacturación de importaciones (permite a los capitalistas obtener más dólares y especular con ellos) se ha convertido en algo casi natural del proceso económico y el gobierno le da cabida manteniendo el control privado del comercio exterior.

Capitanich aprovechó su espacio en el videopodcast para darle un espaldarazo a Alberto Fernández, a quien definió como una persona que “hace un gran esfuerzo por mantener la unidad en un contexto político complejo”. En esta línea se anotan sus declaraciones acerca de la necesidad de promover “un gran acuerdo político nacional entre oficialismo y oposición” para impulsar la política que pregona.

La idea de un acuerdo de ese tipo también ha sido desarrollada por el gobernador cuando el pasado viernes entregó el Doctorado Honoris Causa a Eduardo Duhalde. En esa ocasión propuso la conformación de una Jefatura de Gabinete para un gobierno de “fuerte coalición”, tomando al gobierno de Duhalde como ejemplo de esa tentativa. Su planteo se encuentra en sintonía con los últimos discursos de Cristina Kirchner en el Calafate, quien hizo un llamado a la unidad del Frente de Todos para “la construcción de una Argentina en paz” que solucione el problema de la economía bimonetaria y ha reivindicado, como hiciera su aliado chaqueño, parte de las políticas de Duhalde. La reivindicación de Duhalde por parte de Capitanich tiene un contenido reaccionario, toda vez que ese gobierno de “fuerte coalición” pudo desarrollar la política de rescate que necesitaba la burguesía para salir de la bancarrota post-convertibilidad con un reforzamiento sin precedentes del carácter represivo del Estado.

En clave kirchnerista y en un intento por ocultar esas pretensiones y despegar al Frente de Todos del ajuste antiobrero que lleva adelante, planteó una disyuntiva entre democracia y corporaciones. “La democracia representa los intereses colectivos de un pueblo y las corporaciones han ido mutado del liberalismo clásico a un neoliberalismo para satisfacer intereses minoritarios y cercenar los derechos de la ciudadanía”, señaló el gobernador chaqueño. Y atribuyó a esas corporaciones manipular la política tomada de conjunto y favorecer intereses que se contradicen con “los que tiene el país”. Lo que no dice Capitanich es que no existe contradicción entre democracia y corporaciones, sino que, por el contrario, la democracia actual es de las corporaciones, las cuales se están beneficiando como nunca con el negociado de la deuda externa y con la remarcación de los precios.

Por otro lado, la democracia en el Chaco de Capitanich es solo para los intereses sojeros y de la burguesía en general; para los niños Qom perseguidos (y muchas veces asesinados) por la policía chaqueña o para los trabajadores que son reprimidos por reclamar alimentos para los comedores populares la democracia es algo totalmente inexistente en los hechos. Con estos métodos Capitanich impone el ajuste en su provincia. Las declaraciones del gobernador refuerzan las presiones por ir más a fondo con las exigencias del FMI.

A la política antiobrera del Frente de Todos debemos enfrentarla con un paro nacional y un plan de lucha.