Políticas
22/8/2023
Las devaluaciones en Argentina vienen siendo la principal forma de hundir los salarios
Los sueldos nunca recuperaron lo que perdieron en 2001-2002 y caen ininterrumpidamente desde hace 5 años.
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El derrumbe del salario en Argentina.
Un informe sobre los salarios en Argentina publicado en El Cronista (22/8) muestra cómo estos han tendido a disminuir desde la salida de la convertibilidad hasta la actualidad. Se trata de otra muestra del robo que los gobiernos, de la mano de la clase capitalista nativa y del imperialismo, han venido perpetrando contra los trabajadores.
El análisis indica cómo se derrumbaron los salarios luego de la última gran devaluación que hubo en el país, la cual tuvo lugar después de la salida de la convertibilidad. Desde diciembre de 2001, luego de la megadevaluación del 200% que implementó el expresidente Eduardo Duhalde junto a su ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, en 12 meses los salarios públicos cayeron casi un 29%, los privados un 17% y los no registrados un 33%.
Este es un dato demoledor para Javier Milei, el líder de La Libertad Avanza, que dice que, con la dolarización de la economía, el poder adquisitivo del salario se elevaría. Para reemplazar por dólares todos los pesos que circulan por la economía, un eventual gobierno de Milei debería ir hacia una megadevaluación, como la que en 2002 desvalorizó enormemente los ingresos de los trabajadores beneficiando a la clase capitalista tomada de conjunto.
Algunos economistas han estimado que, con esta política, el tipo de cambio podría irse a $10.000 por dólar. Asistiríamos a una nueva confiscación antiobrera. Los otros dos candidatos patronales también quieren avanzar en este sentido; Massa está pactando con el FMI nuevas devaluaciones y Patricia Bullrich plantea que quiere levantar el cepo cambiario y “unificar el tipo de cambio”.
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El escenario económico que se configuró luego del fin del famoso “1 a 1” benefició a los gobiernos de los Kirchner. El “milagro K” se basó en la súperdevaluación duhaldista, en un escenario económico internacional favorable (acople chino-norteamericano) en el cual el precio de las commodities se disparó dando lugar a un mayor ingreso de divisas al país, y en inversiones que no significaron un gran gasto para el Estado o la clase capitalista ya que en los tiempos de la salida de la convertibilidad primaba una capacidad instalada ociosa bastante extendida. Sin embargo, a pesar de todo esto, los salarios no se recompusieron.
Durante los primeros 7 años de kirchnerismo, los sueldos de los trabajadores del sector privado y de los no registrados se recuperaron relativamente. Los públicos, por su parte, se mantuvieron mayormente planchados a través de techos paritarios. En 2009, las paritarias fueron virtualmente anuladas y los salarios se ajustaron por debajo de la inflación real. En este marco, los trabajadores del sector informal (más de un tercio de la clase trabajadora) cobraban en promedio unos $1.500, cuando la línea de pobreza superaba los $1.600.
Los salarios privados, de acuerdo al informe, se estancaron desde 2013 hasta 2018, año en el que comienzan a reducirse. Ese proceso se profundizará más tarde en el marco de la pandemia. Los capitalistas argentinos y extranjeros se valieron de la pandemia para avanzar en mayores ataques contra la clase obrera argentina. Entretanto, el gobierno de los Fernández rescató a las patronales otorgándoles fondos de la Anses y subsidios de todo tipo.
Al día de hoy, tanto los salarios públicos como los privados se encuentran “un 25% por debajo de su nivel máximo de 2013 y un 18% por detrás de los valores de principios de 2018” (El Cronista, ídem). Los trabajadores no registrados, por su parte, perdieron un 44% desde su máximo en 2013. Cada vez menos trabajadores llegan a cubrir la canasta de pobreza.
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Asimismo, la mitad de la clase obrera argentina está inmersa en la informalidad y más del 40% de la población es pobre. Ningún gobierno capitalista ha podido alterar esta realidad ni podrá hacerlo. Todos ellos han sido –y son– correa de transmisión de la explotación capitalista y de la tendencia de este régimen social a trasladar su bancarrota histórica sobre la clase obrera.
Los capitalistas vienen tratando de superar su crisis a través de modificaciones reaccionarias de los convenios colectivos de trabajo y de la prolongación de la jornada de trabajo (y del aumento de su intensidad). Esto es lo que ocurrió recientemente en Toyota, en gremios como Uocra, o en ciertos convenios “Pyme” (plástico, pescado, etc).
Los candidatos patronales (Milei, Massa y Bullrich) se postulan para impulsar el programa de la burguesía y del FMI, que consiste, entre otras cosas, en nuevos zarpazos contra el salario. Pretenden profundizar la ofensiva contra los trabajadores que actualmente está llevando adelante el gobierno de Sergio Massa y CFK. En este contexto, Massa se adelantó y aplicó él mismo, luego de las elecciones Paso y a espaldas del pueblo trabajador, una devaluación de más del 20% sobre el peso argentino.
Los trabajadores tenemos que irrumpir en la escena política con nuestras propias reivindicaciones y derrotar al gobierno antiobrero de Massa y Kirchner. Es la única vía para defender lo nuestro y también para asestarle un golpe a los intentos de Milei por reforzar el ajuste.
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