Políticas
25/6/2025
Lo que roban al Garrahan y jubilados, se lo lleva el FMI
Arribó al país la misión técnica del organismo para supervisar el ajuste.

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FMI.
El gobierno recibió este martes a la misión del FMI con dos regalos: vetó un fondo de $200.000 millones para asistir a los damnificados por las inundaciones en Bahía Blanca y reasignó más de U$S 2.000 millones al pago de intereses de deuda. Dos medidas de ajuste que se suman al reciente cierre de decenas de sucursales del Banco Nación para avanzar en su privatización. Pese a ello, Milei y Caputo no logran disipar el riesgo de una crisis económica y social más profunda, en un contexto de crisis mundial.
La misión del Fondo está encabezada por el economista nepalí Bikas Joshi, quien llegó a Argentina para verificar el cumplimiento de las metas del acuerdo. En abril, el oficialismo acordó un nuevo megapréstamo por U$S 20.000 millones, de los cuales hasta ahora llegaron U$S 12.000 millones –el ingreso del resto está sujeto a estas revisiones. Los libertarios se propusieron sobrecumplir los requisitos de ajuste fiscal mediante un zarpazo contra jubilaciones, salarios, puestos de trabajo y partidas clave como salud y educación.
Sin embargo, no avanza en la acumulación de reservas: el FMI exigió que sume U$S 4.500 millones en reservas netas, pero el balance actual es negativo (-U$S 7.300 millones). Ante este escenario, el gobierno pediría un waiver (perdón); y se descuenta que el organismo contemplará la petición. Pero más allá de la benevolencia del Fondo, sin dólares en las reservas, tarde o temprano no podrá pagar los vencimientos de deuda.
Milei dio una cálida bienvenida a los jerarcas del Fondo. Este lunes vetó una ley que declaraba la emergencia en Bahía Blanca para destinar $200.000 millones a subsidios y obras para las víctimas de las inundaciones. Según datos oficiales, el 15% de los trabajadores que solicitaron la magra ayuda de Nación quedaron desamparados. Paralelamente decretó la reasignación de más de U$S 2.000 millones para pagar intereses de deuda en pesos y dólares, que en definitiva es lo que persigue aplicando el ajuste fiscal. Milei y Caputo gobiernan con el Presupuesto 2023 y con facultades extraordinarias, manejando fondos discrecionalmente en beneficio de los acreedores internacionales y los capitalistas.
Los trabajadores pagan la fiesta de los usureros y los ricos. A esto se suman el cierre de 60 sucursales del Banco Nación –apuntan a avanzar en el remate de la mayor entidad bancaria en función de satisfacer los intereses de un puñado de especuladores, a cambio de algunos dólares–, el despido de casi 50.000 empleados estatales –a lo que se añade la eliminación del día del empledo estatal–, el ataque a la salud pública –evidenciado por la lucha del Garrahan–, el desguace del presupuesto universitario y el mantenimiento de los haberes jubilatorios en montos de indigencia.
Aun así, el gobierno no logra acumular dólares. Sus funcionarios aseguran que los vencimientos de 2025 están cubiertos, pero para 2026 y 2027 hay obligaciones por U$S 32.400 millones. Los libertarios queman reservas en pagar deuda y sostener la bicicleta financiera –que se basa en mantener el dólar planchado–, en un escenario de fuga de capitales. Para obtener divisas únicamente recurren al endeudamiento: emiten bonos Bontes para recaudar U$S1.000 millones mensuales –aunque ya tuvieron que frenar las licitaciones para no convalidar una tasa superusuraria (mayor al 30%)– y firmaron un Repo con bancos internacionales por U$S 2.000 millones. Cabe destacar que la emisión del Bopreal no atrajo ni la cuarta parte de los U$S 3.000 millones que el gobierno buscaba recaudar. Esto, cuando crecen los defaults de empresas. La timba financiera no llega muy lejos.
El gobierno tiene una sola estrategia para honrar la deuda impagable, pero no parece caminar: Argentina sigue sin poder reingresar en el mercado crediticio internacional. Con un default, todo su esquema económico colapsaría, desatando una corrida cambiaria o bancaria. El quebranto lo terminarían pagando trabajadores y ahorristas, cuyos depósitos son invertidos por los bancos en títulos del Tesoro a pedido del gobierno.
A esto se suma la intensificación de las contradicciones de la economía capitalista mundial. La escalada del conflicto en Medio Oriente –por la agresión de Israel y Estados Unidos a Irán– incrementó la incertidumbre financiera y alimenta las tendencias inflacionarias; un problema para Milei, que presume la baja de precios como su principal logro. Esto golpea sobre todo a países oprimidos como Argentina.
Hay que derrotar al gobierno entreguista y ajustador con la lucha popular. Ahora es cuando.

