Políticas

8/9/2021

Los sectores evangélicos hacia las Paso

Crece su influencia en los partidos patronales con el amparo del Estado.

Página 12 publicó un artículo titulado “De la ficción de El Reino a la política real: los candidatos evangélicos en las Paso” (6/9), que sin embargo deja por fuera al Frente de Todos y caracteriza que “el principal objetivo es formar parte de un gran frente opositor al kirchnerismo”. Lo que oculta es que estos sectores no arribaron a la política argentina “salidos de una ficción”, sino al amparo del Estado, que brinda recursos económicos y resortes políticos que posibilitan su desarrollo y su creciente territorialización, sobre todo en las villas y barrios más pobres del país.

La nota en cuestión desarrolla que un sector del evangelismo de Santa Fe (el espacio que llevó a la militante antiderechos Amalia Granata a ser diputada) creó el primer armado nacional evangélico, Una Nueva Oportunidad (UNO). Con presencia en 15 provincias, el partido UNO se alió a Juntos por el Cambio. Lo que pocos recuerdan que los primeros en incorporar a un órgano legislativo de esa provincia a un pastor evangélico fueron los “progres” de Ciudad Futura. En diciembre de 2018, el pastor fue removido por denuncias de acoso sexual.

Por otra parte apunta al nuevo armado político de Cynthia Hotton, excandidata a vicepresidenta del carapintada Gómez Centurión, que militó activamente contra la legalización del aborto y el matrimonio igualitario, y que ahora es precandidata a diputada bonaerense por la lista +Valores. El segundo en la lista es el expresidente de Aciera, el agrupamiento de iglesias evangélicas asumidamente reaccionario.

Pero no es cierto que solo involucre a la oposición patronal. Hace una semana se reunieron en un acto en “Manantial de Bendiciones”, un templo evangélico de San Martín, el pastor evangélico Alberto Rey, Cynthia Hotton y Gabriel Katopodis, exintendente del municipio y actual ministro de Obras Públicas de la Nación. “Llevan adelante una tarea comunitaria profunda, que entra en las casas y en las más diversas problemáticas. Su colaboración con la municipalidad es fundamental para la resolución de conflictos y la organización de tareas. Vamos a caminar siempre juntos por los barrios”, dijo Katopodis (ElDiarioAr, 4/9), y reiteró que existe una buena convivencia entre la política, el Estado y el mundo evangélico.

De hecho, Página 12 matiza que “existen también un sinnúmero de congregaciones que, aunadas con los movimientos populares, sostienen una agenda distinta” pero lo cierto es que el mismo Alberto Fernández congregó en abril de 2020 a los pastores evangélicos nucleados en Aciera en el marco del proyecto oficial “Seamos Uno”, del que también forman parte Cáritas y Amia.

Más aún, la actual vicegobernadora bonaerense del Frente de Todos, Verónica Magario, mientras era intendenta de La Matanza creó una subsecretaría de Culto para nombrar allí al pastor evangélico Gabriel Ciulla. La iniciativa fue acompañada de la difusión de pasajes bíblicos y oscurantistas en los colegios del distrito.

En Chaco, el gobernador Jorge Capitanich mantiene una alianza con los pastores evangélicos Jorge y Alicia Ledesma, y en plena fase 1 de cuarentena su Ministerio de Salud lanzó el programa “Cristianos a ayudar”, para que 1.500 personas de iglesias evangélicas recorran los barrios de Resistencia. El encargado del programa, Pablo Josué Benítez (hermano de la ministra de Salud) era un excandidato a senador por el antiderechos Frente NOS liderado a nivel nacional por Juan José Gómez Centurión (LetraP, 22/7/20).

Claro que allí donde gobierna Juntos por el Cambio no se queda atrás. El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, acostumbra a facilitar espacios públicos institucionales para actos de militantes evangelistas. Osvaldo Carnival, vicepresidente de Aciera, remarca que en los últimos dos años abrieron 220 centros de contención a mujeres en situación de vulnerabilidad en CABA, lo cual pone al desnudo una política de tercerización de la asistencia que debiera estar a cargo del Estado, dejándola en manos de sectores que progresan en el plano del condicionamiento de la vida social de las familias obreras.

Por lo demás, es arbitraria la identificación del campo oscurantista y antiderechos únicamente a las agrupaciones evangélicas, absolviendo a la Iglesia Católica, de mucho mayor peso político e institucional. No hay que olvidar que fue el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner quien con la reforma del Código Civil y Comercial le otorgó un estatus jurídico equiparable a los Estados provinciales, incluyó en el artículo 19 el comienzo de la vida humana desde la concepción y eliminó la figura de la subrogación de vientres.

A su vez, la Iglesia Católica es beneficiaria de un sinfín de beneficios impositivos y utilidades heredadas de la legislación de la última dictadura. Además de millonarios subsidios directos, la institución goza de exenciones de todo orden (Ganancias, IVA, ABL, Ingresos Brutos, Inmobiliario, entre otros). Las escuelas confesionales se lleva una porción enorme de los presupuestos educativos de todas las provincias, con subsidios al 100% en muchos casos, y lo mismo sucede con su rol protagónico dentro de la salud privada -y hasta pública en muchas provincias. La reciente detención de una médica por practicar un aborto legal en Tartagal, en una Salta gobernada por el peronismo, grafica este peso reaccionario: fue un ataque a una de las pocas que no es objetora de conciencia de la ILE.

Las luchadoras y luchadores que componen el Frente de Izquierda Unidad son las únicas que en la campaña electoral defienden abiertamente la separación de las Iglesias y el Estado, como reclamó el Plenario de Trabajadoras con un acto de campaña frente a la Catedral porteña. Dentro de su programa se exige terminar con los subsidios al clero y la abolición de las leyes y decretos de la dictadura en ese sentido; el efectivo cumplimiento del derecho al aborto legal en todo el país y la prohibición de la objeción de conciencia (que sólo sirve para bloquear derechos de las mujeres y las disidencias en el ámbito de la salud). Se destacan dentro de la militancia del FIT-U las pibas de la ola verde, que luchan por la educación sexual laica y científica en todos los niveles educativos, y por la formación de médicxs, enfermerxs y docentes en ESI, y combaten cotidianamente contra la impunidad de los curas abusadores.