Políticas

18/6/2021

Massa en Washington, o la diplomacia a medida de Pfizer

Un “guiño” al imperialismo yanqui en aras de la renegociación con el FMI.

Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados y hombre de confianza de la embajada yanqui en el gobierno nacional, se encuentra desde hace algunos días en una gira por Estados Unidos. Allí se reunirá con funcionarios del gobierno de Biden, empresarios y representantes de la comunidad judía -quizás para aliviar tensiones luego del voto de Argentina en la ONU-, diputados, senadores, distintos especuladores de renombre en Wall Street y, sobre todas las cosas, buscará reunir el apoyo del imperialismo y el capital financiero de cara a las renegociaciones de la deuda externa con el FMI; el propósito general de la misiva.

Recientemente, anunció desde Washington que las negociaciones con Pfizer por la provisión de vacunas a la Argentina se están “destrabando”. Esto luego de la polémica que se desató alrededor de la vacuna del pulpo farmacéutico yanqui, que tiene como agentes directos en el país a la oposición “cambiemista”, que entre otras acusaciones, señaló al gobierno nacional de rechazar millones de vacunas, un hecho que debió reconocer luego el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. El propósito de esto fue lisa y llanamente “ahorrar” 60 millones de dólares para destinar… al pago de la deuda externa.

Massa dice ahora que “con inteligencia se podrán resolver las trabas legales que aparecen, aprovechando los mecanismos de interrelación multilateral que tienen la Argentina y Estados Unidos, y que de alguna manera pueden viabilizar una solución alternativa”. Claro que se trata de un espíritu conciliador propio de un gobierno que necesita el apoyo del imperialismo yanqui para acudir a las oficinas del FMI a buscar un consenso. Promete incluso que el gobierno de Biden “realizará una donación de vacunas a Argentina”. Lo único que hay de cierto al momento sobre la inoculación en el país es que el ritmo de vacunación sigue bajando, a pesar de que es un baluarte en la demagogia electoral de un gobierno cuyo manejo sanitario de la pandemia se ubica entre los peores del mundo. Y que los acuerdos por la provisión de vacunas continúan bajo un carácter de estricta confidencialidad con los laboratorios, y en este caso, incluso de espaldas a la propia legalidad argentina.

No obstante, que Massa le propine un “guiño” al FMI acelerando las tratativas porque Argentina se haga con las vacunas de Pfizer demuestra la naturaleza sobre la que se configuran los negociados capitalistas alrededor de las vacunas. Nada más ni nada menos que una disputa entre monopolios por sellar acuerdos con los Estados, con los intereses de las potencias imperialistas y sus influencias detrás del lobby de cada laboratorio. La posibilidad de arribar a un acuerdo con el FMI demanda, cómo no, acatar la totalidad de sus intereses, que son los de Washington.

Biden apretó al gobierno en este sentido: reclaman como condición para brindarle su apoyo en las negociaciones que acelere la política de ajuste y concesiones al capital, tal cual se expresó en la reunión de Guzmán con el secretario del Tesoro yanqui, Wally Adeyemo. Desde la Casa Blanca ponderan al gobierno de Fernández por ser un “piloto en la tormenta” en medio de las rebeliones populares que caracterizan el cuadro de América Latina, pero la presión del ajuste fondomonetarista amenaza con quebrar los recursos de contención del descontento de las masas. El hambre, la pobreza, los despidos y la licuación de los salarios por la escalada inflacionaria están abriendo curso a mayores luchas obreras y populares.

Ante un acuerdo de esta naturaleza, donde las negociaciones por las vacunas están claramente dictadas por los intereses capitalistas en juego con los que el gobierno nacional busca conciliar, volvemos a levantar un mismo planteo: hay que liberar las patentes y abrir los contratos confidenciales con los laboratorios al control obrero y popular, nacionalizando bajo este mismo mandato la producción y aplicación de vacunas. En este sentido, vale recordar que científicos del Conicet anunciaron el grado avanzado de desarrollo de proyectos de vacunas nacionales, pero tienen como principal traba el desfinanciamiento estatal a la ciencia -o como contracara, los subsidios a los laboratorios privados-. Hay que, de igual forma, romper con el FMI, no pagar la deuda externa y volcar los recursos nacionales a financiar el sistema de salud, la ciencia y la tecnología.