Políticas
6/2/2025
Milei y la retirada de la OMS como nueva “cortina de humo” del ajuste
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Al igual que Trump, Milei retiró a Argentina de la OMS
Con la salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el gobierno de Javier Milei sigue el libreto de Donald Trump, quien anunció la retirada de ese organismo al asumir su segundo mandato.
A la hora de fundamentar la decisión, el comunicado del gobierno señala dos argumentos: 1) dice que el organismo “promovió cuarentenas eternas sin sustento científico cuando le tocó combatir la pandemia de Covid-19”, y especifica que “las cuarentenas provocaron una de las mayores catástrofes económicas de la historia mundial”; y 2) acusa a la entidad de limitar la soberanía de los países y “hacer política internacional”.
Estos argumentos se emparentan con las políticas y posturas del magnate estadounidense. En abril de 2020, un mes después de que la OMS declarara la pandemia, Trump publicó un plan para “normalizar” la economía, promoviendo el regreso apresurado al trabajo. Actuaba siguiendo las preocupaciones de los grandes grupos capitalistas, que anteponen sus ganancias a la salud de la población trabajadora. El magnate apoyó también públicamente ese mes algunas manifestaciones contra la instauración de cuarentenas en ciertos Estados.
Antes de estos hechos, Trump se había dedicado a “hacer política”, calificando al Covid-19 como un “virus chino”. Y, peor aún, se había mofado de la gravedad del problema. Lo comparó, al comienzo, con “una simple gripe”; el 10 de marzo, pocas semanas antes de que el país se transformara en el epicentro de la enfermedad, afirmaba: “estamos haciendo un gran trabajo con el virus. Y desaparecerá. Solo mantengan la calma. Se irá” (El País, 2/10/20). A la par, restaba importancia al uso de mascarillas y aconsejaba medicamentos estrambóticos, sin ningún tipo de respaldo científico.
A fines de febrero de 2020, Trump decía sencillamente que el Covid-19 “va a desaparecer. Algún día, será como un milagro y habrá desaparecido” (ídem). Las consecuencias de esta orientación irresponsable, acientífica y procapitalista están a la vista: Estados Unidos fue uno de los países más afectados por la pandemia, con casi 1,2 millones de muertos al 8/8/23 (de acuerdo a las estadísticas, el primero en términos absolutos). El segundo lugar lo ocupó Brasil, con 700 mil muertos, donde el mandatario Jair Bolsonaro cultivó una política similar a la de Trump.
El segundo de los argumentos del gobierno para salirse de la OMS también se emparenta con los de Trump. El vocero presidencial, Manuel Adorni, acusó al organismo por “la falta de independencia frente a la influencia política de algunos Estados”. El magnate siempre le puso nombre: China. El gobierno argentino no se anima a hacerlo expreso porque no quiere un choque diplomático con el gigante asiático.
Milei cuestiona al gobierno de Alberto Fernández por una “cuarentena cavernícola”, que ni siquiera habría impedido 130 mil muertes, pero es un pésimo balance de la gestión del Covid. El problema no fue la declaración de la cuarentena sino que Fernández esquivó una centralización del sistema de salud, para no chocar con los grupos privados; el ajuste fondomonetarista, que redundó en la falta de insumos en los hospitales, e incluso de equipos de protección personal para los profesionales del sector; y la aplicación parcial de la cuarentena, eximiendo a grandes grupos empresarios y funcionarios. En definitiva, el problema fue la orientación capitalista del gobierno del Frente de Todos.
Con independencia de la manipulación que muchos gobiernos hicieron de las cuarentenas para acentuar la represión estatal, la instauración de medidas de aislamiento social es una decisión sanitaria elemental frente a una pandemia, al igual que la coordinación sanitaria global –más allá de los límites y características de la OMS. De hecho, las disputas entre Estados y monopolios capitalistas, las patentes, etcétera, impidieron una planificación internacional frente a la enfermedad, potenciando sus estragos.
Al desconocer estos principios, Milei solo indica la estrechez de su pensamiento “liberal”. Frente a la pandemia, en cambio, el Partido Obrero formuló un programa de intervención de la clase trabajadora, partiendo de la centralización del sistema de salud, la estatización bajo control obrero de los pulpos farmacéuticos, la triplicación del presupuesto sanitario, la formación de comisiones de seguridad e higiene en los lugares de trabajo y los barrios, y la prohibición de despidos, e instauración de un seguro al parado.
Con el maniqueísmo que lo caracteriza, el gobierno intenta presentarse en esta controversia como un defensor de la “libertad”, frente a los promotores del “encierro” de la población. En la misma dirección, dijo que denunciará al titular de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus por supuestos “delitos de lesa humanidad”. Se trata de una nueva cortina de humo para tapar las políticas de ajuste brutal contra el pueblo, que incluyen, notablemente, al sector sanitario, donde impulsa cientos de despidos y el cierre de instalaciones y programas claves para la salud de la población.
Todo esto plantea continuar la lucha para derrotar a este gobierno retrógrado, ajustador y antiobrero.
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