Políticas

4/10/2022

Recaudación fiscal: después de la “bonanza” del dólar soja, la sequía del ajuste

Los ingresos fiscales del próximo trimestre tendrán una tendencia decreciente.

Administración Federal de Ingresos Públicos.

El gobierno festeja que la recaudación fiscal de la Afip marcó en septiembre un incremento récord de 118% interanual. Esto fue empujado básicamente por un salto del 489% en las retenciones a las exportación por la vigencia del “dólar soja”, mientras que por ejemplo los ingresos provenientes de la seguridad social cayeron un 1,5% real. Así, terminada la liquidación extraordinaria de soja, la recaudación para el último trimestre del año estará tensada hacia abajo tanto por la caída del consumo y la actividad económica como porque las patronales del agro volverán a retener la cosecha presionando por un nuevo beneficio cambiario.

Sobre todo por el desdoblamiento cambiario que el gobierno le otorgó a los sojeros, los tributos del comercio exterior mostraron en el mes un crecimiento del 349,8% interanual. El punto es que ahora el gobierno está preso de su propia política, porque el sector ahora va a disminuir enormemente el ritmo de liquidación de la cosecha hasta de fin de año, lo que augura que el ingreso por retenciones caiga en picada los próximos meses.

Por otro lado, también se destaca que lo recaudado por el impuesto que grava la compra de divisas y los consumos realizados en moneda extranjera tuvo un incremento del 358,4% interanual, un tributo que paga el hijo de vecino que quiere ahorrar en dólares, viajar al exterior o comprar con tarjeta algún producto importado; vemos que el cepo y el desdoblamiento cambiario tiene varas muy distintas depende a quién se aplica.

Los impuestos ligados a la actividad económica interna tuvieron variaciones mucho menores. El IVA, que conforma la mayor parte de la recaudación del Estado y lo pagan las familias cuando compran cualquier producto, registró un 84,9% interanual, casi empatado con el índice inflacionario: una expresión de la pulverización del poder adquisitivo de los consumidores.

Sin ir más lejos, los recursos de la Seguridad Social tuvieron un incremento del 81,7% interanual, una caída de 1,5 puntos respecto de la inflación. Quiere decir que los salarios están perdiendo con los precios, y que se cortó la recuperación del empleo formal que siguió al desplome de la pandemia. Esto legitima tanto los reclamos salariales como el que protagonizaron de forma ejemplar los trabajadores del neumático, como la lucha del movimiento piquetero por trabajo genuino y la universalización de un seguro al desocupado.

A su vez, la recaudación ligada a la actividad industrial ya había evidenciado en agosto una caída del 3,2%, cuando para el tercer trimestre del año se espera una caída del 4% y para el cuarto trimestre una del 1%. Esta tendencia recesiva es algo que el gobierno favorece mediante las trabas a las importaciones, el aumento de tasas de interés, y el ajuste en obra pública.

Queda claro que el gran éxito de recaudación fiscal será una incógnita para los meses subsiguientes y que el ajuste que lleva adelante el gobierno en pos de cumplir con las metas del FMI lo pagan los trabajadores con sus condiciones laborales y de vida. Debemos luchar por un salario mínimo y jubilaciones iguales a la canasta básica e impulsar la campaña por un paro nacional y un plan de lucha, para barrer con el ajuste del gobierno y el FMI.

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