Políticas
23/9/2022
Las divisas que entraron por el dólar soja ya se fueron en pagarle el Fondo
Las reservas cayeron unos U$S 1.192 millones en apenas dos días.
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Se agravará la crisis de deuda.
Luego de que el gobierno lanzara el dólar soja, un incentivo cambiario para que las patronales del agro liquidaran la cosecha retenida, empezaron a ingresar divisas por esa vía, en línea con las expectativas del oficialismo. Pero, lejos de ir a nutrir las alicaídas reservas internacionales del Banco Central, casi todo lo recuperado por este mecanismo debió ser destinado al pago de unos U$S 2.600 millones al Fondo Monetario y otro poco al financiamiento de las importaciones. Desde el martes, las reservas cayeron de U$S 38.331 millones a U$S 36.139 millones, es decir unos U$S 1.192 millones en apenas dos días.
El gobierno busca cumplir desesperadamente la meta de acumulación de reservas que impone el FMI a costa de seguir endeudando al país. El dólar soja generó un endeudamiento por parte del Tesoro con el BCRA de más de U$S 2.000 millones y Massa viajó a Estados Unidos para destrabar créditos con el Banco Mundial y el BID. Esto significa que el acuerdo con el Fondo, lejos de resolver a crisis de deuda del país, la agravará y se la va a facturar a los trabajadores. Y cada dólar que ingrese a las arcas del Central, será destinado, de una u otra manera, al pago de la misma.
A partir del vencimiento de este desdoblamiento cambiario que el gobierno le otorgó al capital agrario, y que el FMI felicitó, los sojeros podrán retener las otras 20 millones de toneladas que le quedan por liquidar para presionar por nuevas temporadas de este beneficio, sobre todo cuando se acerque diciembre y el gobierno deba volver a rendir cuentas al Fondo sobre el cumplimiento de las metas del programa. Esta especulación retrata el cuadro de desquicio que genera la política del gobierno, porque abre a su vez presiones para que la misma ventaja se aplique a otros cultivos, como el maíz y el trigo, lo mismo pasa con las cámaras lecheras y con la industria del vino que pide un dólar malbec. La UIA, por su parte, se reunió con el gobierno porque quiere mantener un dólar barato para las exportaciones, entonces cada uno reclama el tipo de cambio que le conviene.
A su vez, este beneficio que el gobierno impulsó como respuesta a la extorsión del capital agrario, que presionaba por una devaluación mediante el acopio de granos y divisas, encarece el precio de los alimentos del ganado y, por lo tanto, también en sus derivados como el pollo, el huevo y la leche, productos fundamentales de cualquier canasta básica, lo que demuestra que son las familias trabajadoras las que se encuentran pagando la deuda externa de su bolsillo.
Mientras el gobierno le otorga beneficios a las patronales extorsionadoras busca avanzar en mayores restricciones al dólar tarjeta y el dólar turista, en vísperas del mundial de Qatar, al mismo tiempo que recrudeció el cepo ya existente para todo aquel que perciba subsidios en las tarifas. Esto último restringe la capacidad de ahorro en moneda extranjera de quienes viven de su salario, que son víctimas de permanentes tarifazos, y buscan preservar su poder adquisitivo frente a una inflación que corroe sistemáticamente los ingresos.
Este desdoblamiento cambiario en cuotas, diseñado a la medida de los grandes capitalistas y del capital financiero, y la deuda externa la seguirán pagando los trabajadores a costa de mayor inflación y devaluación.
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