Entre enero y septiembre, las exportaciones de carne generaron ingresos por más de 2.000 millones de dólares. Se trata de un récord histórico. Esto, no obstante, se produjo en el marco de un derrumbe del consumo interno. En la Argentina de Milei, mientras un puñado de ricos ve cómo sus fortunas se incrementan exponencialmente, una masa gigantesca de pobres sufre privaciones cada vez más duras.

Según la Secretaría de Agricultura, se vendieron al exterior casi 700 mil toneladas de carne. Es el volumen más alto de los últimos 57 años. El gobierno de Milei ha contribuido con el armado de este negociado, del que se benefician fundamentalmente los frigoríficos, mediante la eliminación de los cupos para exportar y de las restricciones a siete cortes populares.

Esto produjo la habilitación de más plantas y que haya más destinos para enviar carne. De acuerdo a expertos, el aumento de las ventas se vio empujado en buena medida por el comercio de huesos que antes no se exportaban. El 16% de los productos exportados correspondió a cortes enfriados y el resto a cortes congelados con y sin hueso. Asimismo, las ventas de cortes congelados se ampliaron, con respecto a 2023, de 31 a 44 destinos.

La suba de las exportaciones también está relacionada al aumento de la demanda de carne registrado en el mercado mundial. Argentina exporta carne a 48 mercados (el de la Unión Europea cuenta como uno solo). Durante el periodo mencionado se destacó un incremento de los envíos a Estados unidos, a Chile y a Israel. Víctor Tonelli, consultor ganadero, señaló que a este ritmo las exportaciones podrían representar el 30% de la oferta, cuando históricamente lo hicieron en un 18%.

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En este contexto, el consumo interno de carne ha bajado. En lo que va del año ha sido de 1,646 millones de toneladas res con hueso, bajó un 11,3% en relación al mismo periodo del año anterior. Es el consumo más bajo en 26 años. Por otra parte, el consumo per cápita promedio fue de 46,8 kilos entre enero y septiembre; un 12,3% menos que en 2023.

Al igual que con el gobierno “nac&pop”, bajo el gobierno “libertario” muchos trabajadores no pueden tener asado en sus heladeras. La política de destrucción de los salarios que están desenvolviendo los capitalistas y el gobierno de Milei, como se ve, está causando estragos en la clase trabajadora.

La baja del consumo en general es otra de las expresiones del incremento brutal de la pobreza y de la indigencia. Más del 50% de la población es pobre; 1 de cada 4 jóvenes es indigente; el déficit habitacional supera los 3,2 millones de hogares; la precarización laboral envuelve a casi la mitad de la población, etc. En el marco de esta pauperización creciente de los trabajadores, los capitalistas hacen negociones. Cabe destacar que lo que pasa con la carne también ocurre con los combustibles.

Quienes sí pueden acceder tranquilamente al consumo de carne son los capitalistas, los ricos y los funcionarios del gobierno. A modo de celebración, Milei comió asado junto a los diputados que le garantizaron el veto al miserable aumento de los haberes jubilatorios. El gobierno se muestra todo el tiempo incompatible con las necesidades de la clase obrera.

Para salir de esta crisis, los trabajadores debemos tomar las riendas del poder y de la economía. La expropiación bajo control obrero de los frigoríficos, la nacionalización bajo control obrero del comercio exterior y la colocación de la economía toda en manos de los que viven de su salario, que podrán planificar racionalmente la producción de acuerdo a las necesidades de las mayorías, son claves para garantizar realmente la alimentación.

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