Políticas

24/5/2021

¿Scioli candidato a primer diputado nacional en la provincia de Buenos Aires? 

Con el aval de Alberto Fernández, Cristina y la Cámpora.

Desde el propio gobierno se lo estaría midiendo a Daniel Scioli para “repatriarlo” de la embajada en Brasil a la campaña electoral en la provincia de Buenos Aires. Una eventual candidatura de Scioli, quien no pierde oportunidad de reivindicar su buena relación y “pragmatismo” con el desmoronado gobierno de Bolsonaro, trasciende las legislativas y es toda una definición política en momentos en que el gobierno nacional aplica un ajuste brutal en plena pandemia por orden del FMI, y que el gobernador Kicillof no para de dar garantías de pago al “Comité de Acreedores” de una deuda externa bonaerense asfixiante que trepa a los 12 mil millones de dólares.

¿Plan B?

Postulación o autobombo de Scioli para instalarse en la interna del peronismo, lo cierto es que días atrás, Alberto Fernández elogió en un acto en Misiones al derrotado candidato del 2015 llamándolo “mi alter ego y mi hermano”, entre otras calculadas lisonjas. Forzado por la crisis que tiene su epicentro en la provincia de Buenos Aires, y con encuestas en mano, que están lejos de asegurar un triunfo del Frente de Todos en las legislativas bonaerenses, Cristina Kirchner también estaría considerando la “repatriación” del actual embajador en Brasil. De Juan Domingo Biden a Juan Domingo Scioli.

Este eventual “plan B” del kirchnerismo es una jugada de alto riesgo, teniendo en cuenta que necesita ganar la elección provincial para seguir en carrera (cuando resta todavía más de la mitad del mandato de Axel Kicillof), y que su vez una candidatura de Scioli implicaría ponerlo en el centro de la escena provincial y nacional entronizándolo de hecho en la carrera presidencial o hacia la gobernación bonaerense. Una vuelta de campana peligrosa para los K, después de que Cristina vapuleó a Daniel Scioli como responsable directo de la derrota del 2015, a manos de Mauricio Macri. Cristina y la Cámpora dudan en jugar la carta de Máximo Kirchner en unas legislativas que se presentan muy complicadas por el derrumbe de la economía, una pandemia que llevó a la Argentina al top ranking de contagios y muertos por millón de habitantes, y que impacta sobre una brutal desocupación y pobreza con centro en el explosivo conurbano.

Candidatura de crisis

Fue el peronismo todo, y también Kicillof como gobernador, quienes fogonearon la postergación del calendario electoral por la catástrofe sanitaria y social. Al kirchnerismo le preocupa también que la “carta” Scioli, de ser inevitable, mete una cuña en la alianza entre Máximo y Massa para una futura fórmula presidencial sobre todo si Cristina pretende repetir el esquema del 2019. Las condiciones son por otra parte completamente distintas, porque el peronismo en el poder pasó de relevo del “neoliberal” Macri a ejecutor directo del ajuste fondomonetarista. Si Daniel Scioli termina a la cabeza de la lista del peronismo bonaerense, los Fernández presentarán su candidatura como una fórmula de “unidad” para derrotar a la derecha.

La “jugada Scioli” es por demás incierta y en un punto desesperado porque la crisis está acelerando el escenario electoral y lleva a probar candidatos fracasados. A la derrota de Scioli en la presidencial de 2015 hay que sumar su paso por la gobernación de Buenos Aires que terminó llevando al triunfo de Vidal en la provincia. Aunque algunos medios informaron que el camporista Wado de Pedro -en consulta con Cristina Kirchner – está sondeando tropa propia, y midiendo en las encuestas a Fernanda Raverta, gerenta de Anses y a la titular del Pami, Luana Volnovich, ambas dirigentes de la Cámpora tienen alto porcentaje de rechazos en su imagen y muy bajo nivel de conocimiento. Tampoco prosperarían las pretensiones de Martín Insaurralde en erigirse como primus inter pares de una “liga” de intendentes. Sin candidatos “competitivos” a la vista, el “moderado” (derechista) Daniel Scioli podría terminar como primer candidato del Frente de Todos en la provincia. Un golpe al “bonapartismo tricéfalo”.

La Cámpora y los satélites del kirchnerismo

La Cámpora saludó en más de una oportunidad la “lealtad” de Scioli. En un reportaje reciente,un jefe de la Cámpora, el Cuervo Larroque, reivindicó la “seriedad del espacio en cuarta generación ” para atacar la “cultura de los planes”. Larroque habla como funcionario del estado capitalista porque manda el ajuste. El ministro de “Desarrollo Social” de Kicillof abandonó el relato encubridor para reclamar sin vueltas la “contraprestación laboral obligatoria ”, es decir la precarización y abaratamiento de la mano de obra al límite de la indigencia al servicio de las patronales. Mientras los bonistas exigen garantías para el pago de una deuda fraudulenta, reconocida en un 100% por Kicillof, el ministro represor de la ocupación de Guernica pide terminar con los “planes sociales”. La “seriedad responsable” de Larroque sale al ruedo cuando nuevamente amenazan con desalojar a los ocupantes de otra gran recuperación de terrenos en La Plata.

El de Larroque y la Cámpora de Máximo es en parte el discurso del papal Grabois, líder” de la “izquierda patria-grandista” que pacta con la burocracia del buchón Gerardo Martínez para conchabar trabajadores precarizados de los “programas sociales” al servicio de las patronales de la construcción. Ahora, Juan Grabois propone “brigadistas” de la juventud sin sueldo para atender salud y educación en los barrios golpeados por la pandemia cuando el sistema sanitario está estresado por falta de personal, y en la docencia estalló la desocupación masiva. La llamada “ izquierda K”, pasada al campo de los Baradel, las burocracias de las Ctas y la Iglesia, está en franco proceso de disolución y descomposición política. Para las siempre ubicuas y entreguistas burocracias kirchneristas y estos satélites del peronismo, la prioridad sigue siendo integrarse al gobierno, a costa de tragarse todos los sapos, incluido el retorno de Scioli a los primeros planos, si pueden colar sus candidatos. Scioli, candidato, dejaría en ridículo la teoría de la “radicalización” de Cristina.

 La “unidad” y el aparato pejotista

Los intendentes del aparato pejotista no son ajenos a esta promoción de Scioli para contrapesar a Máximo Kirchner -que deberá esperar hasta diciembre para presidir el PJ-, y para limitar la influencia de la Cámpora en el gabinete de Kicillof y la confección de las listas legislativas. Máximo Kirchner, por su parte, carga con la victoria a lo Pirro de una presidencia del PJ provincial que no podrá asumir hasta después de las elecciones, salvo que las acciones judiciales por corrupción contra Gustavo Menéndez, uno de los dos presidentes del Partido Justicialista bonaerense terminen por hundir al jefe comunal de Merlo. Está en disputa el sello del PJ para las elecciones. En los cálculos del trío Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, la candidatura de Scioli podría neutralizar la llamada “ vereda del medio” que propicia Florencio Randazzo y que algunos denominan un “massismo sin Massa” El presidente de la Cámara de Diputados ha sellado una alianza con Máximo con vista a las lejanas elecciones del 2023.

La vuelta de otro fracasado

Aunque Randazzo no podría llevar la sigla del PJ, su candidatura bonaerense pretendería ser parte de un armado más general y nacional con Lavagna y Consenso Federal, los restos del duhaldismo, el “peronismo del PJ rebelde”, Margarita Stolbizer, el “socialismo” santafecino, gobernadores como Schiaretti y Perotti, y hasta peronistas de Juntos por el Cambio que ven agotada su experiencia en el Pro, sobre todo si se impone Macri sobre Vidal. Randazzo, ex aliado del Movimiento Evita hace campaña atacando a los sindicatos y a las “organizaciones sociales” en nombre de la reforma laboral y de poner fin al asistencialismo. La “ambulancia” de Randazzo preocupa al Frente de Todos que necesita superar el 45% de votos en la provincia para seguir en carrera. Randazzo, quien apoyó en la presidencial a Alberto Fernández y Cristina, y ahora los tilda de “presidente sin poder” a uno y de “empresa familiar” al otro, aspira a recoger a todos los “heridos” del peronismo, y sobre todo a los intendentes que ven amenazadas sus posiciones por el avance de la Cámpora. De concretarse, estaríamos en presencia de una escisión en el peronismo, y por lo tanto en uno de los polos de la polarización.

Panorama incierto

Está por verse si Scioli es finalmente candidato o no. En buena parte será determinante lo que suceda en el otro polo de Juntos por el Cambio, cuya división es más aguda que en el peronismo. Aunque Vidal habría descartado su candidatura a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, la decisión última está condicionada a la interna entre Macri, Larreta y Vidal, cada uno con sus propios candidatos y con la intención de desalojar competidores. Tampoco Juntos por el Cambio tiene una alternativa “competitiva” a la candidatura de María Eugenia Vidal, a quien Kicillof elige una y otra vez como ejemplo de “tierra arrasada”.

La nominación de Daniel Scioli como primer diputado nacional por la provincia colisiona con las expectativas del confeso derechista, Sergio Berni, quien hace rato viene comportándose como un sucesor de Kicillof al frente de la gobernación. Otra vez, el ministro de “seguridad”, actúa por cuenta de Cristina para esmerilar a Alberto Fernández y salió a criticar la “cuarentena corta” dispuesta por el gobierno nacional pidiendo restricciones totales en el país y en la provincia por no menos de quince días bajo el control de la Bonaerense. Un tiro por elevación contra la albertista Sabrina Frederic que anunció el envío de 11.000 efectivos nacionales a la provincia de Buenos Aires para hacer cumplir los controles en estos nueve días de “confinamiento”. El curso político y adaptación a la derecha marca a fuego a todo el peronismo, incluido Kicillof que gobierna pactando con Juntos por el Cambio en la Legislatura. Es lo que hizo la bancada de Massa, bajo la gestión de Vidal, en un cogobierno de hecho con Juntos por el Cambio.

Por un Congreso del Frente de Izquierda Unidad

Para el Frente de Izquierda Unidad, estas elecciones son la oportunidad para desnudar la responsabilidad de los “nacionales y populares” en el fracaso de la política sanitaria, y del ajuste capitalista brutal contra las masas. La “teoría del mal menor”, y su colateral oportunista que lleva a ser furgón de cola del kirchnerismo es un callejón sin salida para el movimiento popular. El progreso de la izquierda revolucionaria en el movimiento obrero y en las capas más explotadas y hambrientas exige ir al hueso en la delimitación con todo el peronismo para arrancar a los trabajadores de la influencia de la burguesía nacional, y para conquistar un voto de independencia de clase. La campaña del Partido Obrero de pronunciamientos por un Congreso del FIT Unidad está al servicio de un programa obrero y socialista, de movilización de la clase obrera contra el ajuste y la entrega al FMI y a los bonistas, de candidaturas obreras contra la burocracia, y de una salida de los trabajadores para que la crisis que la paguen los capitalistas.

https://prensaobrera.com/politicas/kicillof-avala-el-confinamiento-corto-y-sin-recursos-en-la-provincia-de-buenos-aires/