Políticas

6/7/2022

Se va Hang, en medio de la disparada de precios tras la suba del dólar

Aumentos de entre el 10 y el 20% en un día y una Secretaria de Comercio pintada.

Guillermo Hang.

La renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, la crisis del gobierno y la disparada del dólar allanaron el camino para un nuevo salto en la crisis económica y el crecimiento de la inflación: las patronales remarcan precios, entre el 10 y el 15%, para trasladarle la crisis a los trabajadores. Esto se ha cobrado una nueva baja en el gobierno, la del secretario de Comercio, Guillermo Hang, quien tan solo duró 44 días en un organismo “devaluado” y pintado.

El presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires (Faba), Fernando Savore, confirmó que tras el fin de semana los mayoristas y proveedores enviaron nuevas listas de precios, con aumentos porcentuales en los dos dígitos.

Se trata de productos de primera necesidad y consumo masivo, comestibles, de limpieza y perfumería. En algunos casos, como servilletas y papel higiénico, los aumentos ascienden hasta el 40%, sumada la crisis de importación y las restricciones para ingresar celulosa. En los concurridos comercios de Once (CABA) se detectan aumentos generales en un promedio del 20%.

Esta crisis ha vuelto a poner de manifiesto la intrascendencia de la Secretaría de Comercio que, tras la salida de Feletti y el ingreso de Hang, no hizo pie con ninguna de sus políticas, las cuales se caracterizan por su inutilidad (regulaciones, controles, acuerdos, etc.), incluso de los Precios Cuidados que vienen de aumentar un 3%. Ahora Hang tira la toalla consciente de este fracaso total, y con las patronales imponiendo su política a diestra y siniestra.

Se recalienta la inflación

Las patronales se amparan en la fuerte devaluación del peso y el clima de incertidumbre devaluacionista, además del cepo a las importaciones que dificultaría la reposición del stock.

La crisis en el gobierno y el cambio en el Ministerio de Economía desataron todas las tendencias a la incertidumbre y la especulación, lo que mantiene hasta la fecha paralizada a gran parte de la operatoria comercial, debido a la volatilidad de los precios y a la amenaza de nuevas remarcaciones. Además de poca claridad respecto al financiamiento del consumo.

Quienes venden lo hace sobre la base de remarcar precios por encima de las expectativas inmediatas, para cubrirse de una mayor devaluación y de la incertidumbre de los precios para reponer stock. Esto se aplica tanto para pequeños comercios y almacenes hasta los grandes supermercados y patronales de la alimentación, los que se valen de la ocasión para recomponer su tasa de ganancia, independientemente de una afectación directa ante la crisis.

A todo esto, se espera que la inflación de junio, cuyo dato oficial se conocerá la semana próxima, se ubique por arriba del 5%, en línea con un acumulado que se espera por arriba del 70%, para todo el año.

La devaluación del peso, ahora, recalienta el plato ya recalentado de los precios, lo que amenaza con que el mes de julio se convierta en una pesadilla. Las metas del gobierno para parar la inflación son todas de corte antiobrero: mayor reducción del gasto y obra pública, parálisis de la economía y recesión y ajuste sobre los trabajadores.

Con estas cifras, las recientes paritarias, cerradas alrededor del 60%, parecerían quedar más que rezagadas, lo que abre una nueva deliberación en el movimiento obrero respecto a los estragos del ajuste, el pacto con el FMI y la política de gobierno en los bolsillos obreros.

El poder adquisitivo de los salarios y los ingresos populares se deteriora a un ritmo acelerado. Incluso “stockearse” ya no es una opción: primero, por los límites absolutos en la capacidad de compra; y, segundo, porque las patronales bloquean dicha posibilidad.

La perspectiva del paro nacional y el plan de lucha, junto al plenario nacional de trabajadores ocupados y desocupados, está inscripta en toda esta crisis, y contrasta con la parálisis de la CGT, que oficia como “garante de la gobernabilidad” y el ajuste contra los trabajadores.

Esta orientación es la que levanta el Partido Obrero de cara a la convocatoria de este 9 de julio contra el pacto con el FMI, el ajuste y el pago de la deuda externa, de la mano de una campaña política en las barriadas obreras por poner en pie un movimiento popular con banderas socialistas.