Políticas

5/7/2022

La corrida cambiaria aniquila el bolsillo popular

El dólar blue tocó los $267 este martes.

El BCRA debió vender casi 100 millones de dólares para frenar el proceso devaluatorio.

Luego de la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía, se disparó el dólar en todas sus variantes, y los bonos de deuda y las acciones argentinas tuvieron una caída estrepitosa en la Bolsa de Nueva York. El dólar blue tocó los $267 este martes, los bonos soberanos en dólares argentinos caen hasta 12% en Wall Street y las acciones y ADR argentinos presentan caídas de hasta el 10%. A su vez, las plataformas online colapsaron en varios bancos por la demanda de dólar ahorro y el Banco Central debió vender casi 100 millones de dólares para frenar el proceso devaluatorio, lo que cuestiona el objetivo de ahorrar divisas.

Mientras los mercados presionan sobre el dólar para exigirle al gobierno que ratifique el rumbo de ajuste que impone el FMI, quienes pagarán las consecuencias son las economías domésticas y el bolsillo popular. En este sentido, es que muchos comercios han decidido frenar las ventas, racionarlas a cuentagotas e incluso aumentar los precios en forma sideral para preservar los márgenes de ganancia frente a la corrida cambiaria, lo que contrasta con la necesidad de los consumidores, que buscan adelantar compras para cubrirse frente a potenciales subas futuras de precio, y patea aún más los ingresos de las familias, obligándolas a aumentar sus niveles de endeudamiento muy por encima de sus posibilidades.

De esto da cuenta el director de Comercio de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME): “los proveedores dejaron las listas sin precios. Si querías te entregaban, pero a precio abierto o directamente suspendían las ventas. El sábado a la tarde aquellas casas de electrodomésticos que venden online en algún momento notaron incrementos en las ventas y cerraron las páginas esperando a ver qué pasa hoy y esta semana. Algunos rubros que proveen a comerciantes minoristas decidieron no abrir hoy ante la incertidumbre por las medidas que puede tomar el nuevo equipo económico. En particular, en los almacenes de suela –proveedores de los comercios de calzado– ya el viernes no había precios de referencia y con todo el movimiento del fin de semana definieron cerrar.”(La Nación 4/7)

Mientras el capital se preserva reteniendo los productos o vendiendolos a precios irrisorios, los trabajadores solo cuentan con su salario, que sufrió una desvalorización brutal en tan solo un fin de semana y cuyo único recurso es comprar productos para preservar su valor, lo que es contrario a los intereses las patronales. A su vez, las estadísticas del Indec marcan que la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores se viene profundizando. El índice de salarios general se incrementó en abril un 5% mensual, acumulando una suba del 20,6% en el primer cuatrimestre del año, cuando la inflación del mes fue del 6% y acumuló un 23% en los primeros cuatro meses de 2022, a esto todavía le falta el impacto de la última devaluación.

No debemos omitir que es la defensa del secreto comercial lo que permite que las empresas se valgan de la remarcación de precios con fines especulativos frente a la devaluación del tipo de cambio, afectando a los consumidores. Es el caso de los formadores de precios, de los importadores que se sobrestokean haciendo negocios al dólar oficial, y de aquellos que concentran la tierra y el complejo agroexportador, quienes acopian los granos o no liquidan sus divisas en el mercado oficial a la espera de una brusca devaluación. A la vez, los bancos y los fondos de inversión están cubiertos por tener sus títulos indexados al dólar o a la inflación, mientras que los platos rotos los siguen pagando quienes viven de su salario.

El empobrecimiento de los trabajadores, bajo esta orientación, promete agravarse, toda vez que el gobierno debe pisar el acelerador para cumplir con las metas económicas exigidas por el FMI. Entre esos objetivos se anotan los tarifazos en la luz y el gas, que ya han comenzado a regir. Es momento de que la clase trabajadora irrumpa para enfrentar el ataque al salario y defender su poder de compra. En función de ese objetivo, corresponde pelear por un paro nacional, seguido de un plan de lucha.