Políticas

5/7/2024

Sturzenegger al gabinete, un elenco de fugadores

El prontuario de este conocido hombre del establishment burgués argentino ligado a los fondos de inversión y al gran capital internacional.

"Sturze" y Milei.

Finalmente, Federico Sturzenegger, un conocido hombre del establishment burgués argentino ligado a los fondos de inversión y al gran capital internacional, se sumó oficialmente al gabinete de Javier Milei y estará al frente del nuevo Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado. Desde allí, “Sturze” promoverá un paquete de reformas estructurales que de aplicarse significará un duro golpe contra la clase obrera, que ya viene sufriendo las consecuencias sociales catastróficas del plan motosierra del gobierno. Su llegada al elenco libertario tiene lugar en medio de un agravamiento de la crisis económica, que está minando las bases de sustentación del régimen político todo.

Sturzenegger venía desarrollando una actividad política clave en el gobierno de Milei, con quien empezó a tejer relaciones en el año 2017, aunque desde las sombras. Fue asesor del presidente, articulador del reaccionario decreto 70/2023 y hacedor de la primera reforma laboral presentada por el Ejecutivo nacional, e intelecto rector de buena parte de los artículos de la Ley Bases. Su designación como ministro había sido anunciada tras la aprobación de esta última ley, que contó con el apoyo del radicalismo, el PRO y del peronismo; según Milei, será uno de los protagonistas más importantes de la “segunda etapa” de su gobierno.

El ministerio que comandará tendrá la tarea de llevar adelante distintas medidas en beneficio de la clase capitalista. Sturzenegger se apresta a avanzar, entre otras cosas, en una reestructuración del Estado que implicaría despidos masivos y privatizaciones, en una serie de desregulaciones –como las que viene disponiendo el gobierno para favorecer a las prepagas–, en el otorgamiento de nuevas prebendas económicas e impositivas para las patronales y en la puesta en marcha de políticas para intensificar la explotación de los trabajadores mediante cambios en los regímenes laborales. Se trata de medidas cuya implementación profundizará las contradicciones económicas y sociales de Argentina, que ya están en estado de ebullición, y terminará por desatar nuevos choques al interior de la camarilla oficialista.

El ingreso de este elemento al gabinete, asimismo, representa un reforzamiento del carácter despótico de un gobierno que ejerce el poder a puro decretazo. Milei ha elegido a Sturzenegger, con el que trabajará codo a codo en la aplicación de la agenda mencionada, por su ligazón con la banca y los fondos de inversión, sectores cuyos intereses sociales representa fundamentalmente el gobierno nacional. El novel ministro ha sido parte del gobierno de De la Rúa-Cavallo y del gobierno de Mauricio Macri; de ambos fue eyectado en el marco de enormes crisis y fracasos, no sin antes beneficiar al capital financiero internacional. También integró el gobierno de Carlos Menem, ocupando el lugar de economista jefe de la privatizada YPF.

En marzo de 2001 ingresó al gobierno de La Alianza para ejercer como secretario de Política Económica, organismo que funcionó bajo la órbita del Ministerio de Economía de Domingo Cavallo, quien reemplazó a un Ricardo López Murphy echado por una poderosa rebelión educativa que rechazó sus políticas de ajuste. Sturzenegger fue uno de los organizadores del “blindaje” y del “megacanje”, dos políticas con las cuales De la Rúa y Cavallo buscaron pilotear la crisis económica que reinaba en ese entonces y evitar el default. El primero consistió en la obtención de un crédito de 44.000 millones de dólares de parte del FMI, que reclamó como garantía de pago que se lleve adelante el programa “déficit cero” (reformas antiobreras, etc.), cuya implementación se vio por ejemplo en la reducción del 13% del salario de los trabajadores públicos y de las jubilaciones –medida aplicada también por Patricia Bullrich, entonces ministra de Trabajo.

El megacanje, por su parte, fue una operación de canje de bonos que tuvo como objetivo postergar los pagos de deuda. Esto terminó elevando brutalmente el monto y los intereses del capital adeudado y trajo consigo el pago de comisiones altísimas a bancos extranjeros. Como consecuencia del megacanje y del blindaje, la deuda externa aumentó exponencialmente. Sturzenegger ha sido procesado judicialmente por esta operación, con la que según expertos el país sufrió un perjuicio valuado en 55.000 millones de dólares, aunque en 2016 fue sobreseído. Siete bancos se vieron envueltos en esta movida y gracias a ella obtuvieron 150 millones de dólares en concepto de comisiones: HSBC, JP Morgan, Credit Suisse First Boston, Banco Francés, Santander Central Hispano, Galicia y CitiGroup. “Sturze” salió del gabinete, y nada de esto, con todo, evitó que el esquema de convertibilidad cavallo-delarruísta estallara y que una parte de la clase obrera se sublevara y tirara abajo al gobierno.

Durante el gobierno de Mauricio Macri, Sturzenegger estuvo al frente del Banco Central hasta junio de 2018. Estuvo detrás de la eliminación del cepo cambiario, que produjo posteriormente una devaluación del peso; de la organización de los confiscatorios créditos UVA; y de la creación de las Lebacs, bonos que ofrecían un alto rendimiento en pesos –y posibilidades para hacer grandes negocios mediante el carry trade– y luego se convirtieron en las famosas Leliqs, que hoy son un dolor de cabeza para el gobierno de Milei. Fue reemplazado por Luis Caputo, su actual compañero, en el marco de una crisis económica brutal –corridas cambiarias, crisis de reservas en el BCRA, etc.– alimentada por la bancarrota capitalista mundial. En los 12 meses posteriores a su salida, la tasa de inflación se duplicó alcanzando niveles superiores al 50%.

Tanto Sturzenegger como su reemplazante Caputo serían denunciados meses después por montar “un esquema financiero fraudulento que permitió la fuga de más de 10.000 millones de dólares, que benefició a fondos especulativos, principalmente al JP Morgan” (Ámbito, 18/6/2018); denuncias que no prosperaron pues la impunidad para los ricos y sus representantes políticos es la norma. Sturzenegger fue parte de la negociación con el FMI para que este le otorgara al gobierno de Macri un empréstito de 44.000 millones de dólares, que más tarde Caputo se encargó de cerrar; el préstamo sirvió para que los capitalistas terminen de hacer fortunas con el carry trade –estos compraban dólares a tasa cero en bancos como la FED yanqui o el BCE, los ingresaban a la Argentina y los transformaban en pesos que después colocaban en bonos a altas tasas, y con la diferencia que obtenían volvían al dólar, que se encontraba planchado, para luego girar las ganancias al exterior. La política económica de Macri fue un fiasco.

Todas las medidas que Sturzenegger tratará de implementar –y las que promovió en su momento– tienen un propósito social claro: rescatar y beneficiar a una burguesía en decadencia, que no puede salir de las crisis que su modo de producción no puede parar de generar. Y todas ellas han terminado y terminarán en un fracaso rotundo.

Los trabajadores debemos prepararnos y organizarnos para salir a enfrentar la ofensiva que preparan Milei, Sturzenegger y Caputo. Hay que derrotarlos con la huelga general.

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