Políticas
15/6/2023
“Unión por la Patria”, la maniobra de Cristina y Máximo Kirchner
La nueva etiqueta del kirchnerismo para desmarcarse del ajuste y el fracaso del Frente de Todos.
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Acto oficial.
Máximo Kirchner publicó un comunicado en el que se anuncia que el Frente de Todos, ahora llamado Unión por la Patria, irá a las Paso. El texto fustiga contra Alberto Fernández y su socio Daniel Scioli, y presenta al kirchnerismo como una fuerza política antagónica al gobierno nacional. Según Kirchner, el presidente tendría que concentrarse en “recuperar el poder adquisitivo, en la administración de reservas del Banco Central y el acuerdo con el FMI”. Se trata de una cortina de humo para ocultar que los K son responsables directos de la bancarrota social y económica que reina en Argentina.
Es que el gobierno está en manos de una alianza entre Cristina Kirchner y Sergio Massa. El kirchnerismo dirige organismos estatales de importancia como la Anses y ocupa puestos clave en la Secretaría de Energía; desde esos lugares aplica el ajuste fondomonetarista (el robo a los jubilados y los tarifazos). Máximo Kirchner ha realizado, de la mano de Massa, un tour por China para buscar respaldo financiero. Volvieron del país gobernado por Xi Jinping con más deuda usuraria.
Axel Kicillof, hijo político de CFK y quien iría por la reelección en la provincia de Buenos Aires, está siendo enfrentado por los docentes que se organizan con la Multicolor del Suteba contra el ajuste que el gobernador está aplicando contra la educación pública. Santa Cruz, la provincia gobernada por Alicia Kirchner, fue sacudida durante meses por una lucha docente que se abrió paso a pesar de los aprietes y las sanciones del gobierno provincial. La burocracia sindical kirchnerista (Suteba, Gráficos, UOM, entre otras) contribuyen a la implementación del ajuste mediante la firma de paritarias a la baja.
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CFK, asimismo, fue una pieza clave en la renegociación de la deuda externa, cuyo pago explica en buena parte el recrudecimiento de las tendencias devaluatorias e inflacionarias que se desarrollan en el seno de la economía nacional. Fue ella quien presionó para que el exministro de Economía, Martín Guzmán, cediera ante las exigencias del capital financiero internacional para llegar a un nuevo pacto colonial. Además, es partidaria de renegociar el acuerdo con el FMI, o sea, de cumplir con su programa de reformas y políticas antiobreras.
El comunicado del PJ muestra la descomposición de la coalición gobernante. El kirchnerismo viene presionando hace tiempo por una fórmula electoral unitaria, dominada por su aparato. Frente a su intento de vetar la candidatura de Scioli, el presidente y Aníbal Fernández amenazaron con judicializar la controversia. Esto es lo que habría empujado a los K a aceptar unas internas. En este contexto, además, las facciones en pugna discutieron sobre la composición de las boletas de octubre. El sector K defendió que, para integrar la lista que competirá en los comicios generales, el piso de votos de una fórmula sea del 40%, mientras que Scioli pidió que sea del 20%. Finalmente, el piso se fijó en un 30%.
En este marco, el cambio de nombre del frente oficial apunta a confundir a las masas trabajadoras. Es parte del mismo operativo distraccionista con el que el kirchnerismo intenta desmarcarse del gobierno nacional. Con su política, los K profundizan la crisis de la economía argentina. Y al calor de este proceso, la situación social de la clase obrera se deteriora aún más. Están dadas las condiciones para que en el país se desarrolle una hiperinflación como la que tuvo lugar a fines de los años ’80 bajo el gobierno de Raúl Alfonsín y una megadevaluación como la del ’75 (Rodrigazo). Como se ve, el peronismo llevó a la Argentina a una situación límite.
El desafío de la izquierda es promover la ruptura de los trabajadores argentinos con el peronismo, que está ubicado en la vereda de enfrente de todas las necesidades populares. La tentativa del kirchnerismo de desmarcarse del fracaso y el rumbo del Frente de Todos debe ser combatida con una crítica implacable a su orientación capitalista. Esto realza la importancia de que el Frente de Izquierda sea independiente políticamente, una orientación opuesta a la del PTS de Bregman y Del Caño, que cuestionan a los K por incumplir sus promesas o no ser consecuentes con su discurso.
Para la etapa de grandes choques sociales que se viene, la clase obrera necesita una izquierda que se plante junto a ella para enfrentar la ofensiva capitalista. Esta es la política que representa la fórmula de Gabriel Solano y Vilma Ripoll.
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