El entramado de intereses sociales y políticos capitalistas transforma regularmente la defensa del aparato represivo –refugio último de las palancas del poder– en política de Estado.

Con este fin han colaborado especialmente el FBI yanqui y el Mosad israelí. La participación del Estado sionista en la complicidad del peor atentado antisemita de la posguerra, no puede ser omitida; tampoco la de la dirigencia de la comunidad judeo-sionista argentina.

La lucha por el esclarecimiento del atentado a la Amia, como de todos los actos de lesa humanidad perpetrados por la burguesía, sólo avanzará de la mano de una enérgica intervención popular que barra con los aparatos represivos e instaure un gobierno obrero y de los explotados