El ajuste antiobrero de Milei se cobró otra víctima. María Teresa Troiano murió de cáncer tras dejar de recibir el medicamento que formaba parte de su tratamiento médico.

María recibía medicación de la Dadse (Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales), que se encarga de otorgar subsidios para la adquisición de medicamentos e insumos médicos a personas que no tienen cobertura médica y están en condiciones de vulnerabilidad social y sanitaria.

El gobierno “libertario” cortó la asistencia de ese organismo. Al dejar de recibir la medicación, el tumor que tenía María creció en medio de un proceso de metástasis, provocándole la muerte. Ya habían fallecido otras dos personas por el mismo motivo.

El esposo de María, Eduardo Castaño, denunció la situación en febrero de este año, señalando que su pareja “está muy débil, anémica y sin medicación desde el 12 de diciembre de 2023” (El Destape, 11/4). Antes de la asunción de Milei, según Eduardo, la víctima ya venía recibiendo la medicación de manera irregular.

Ambos enviaron en su momento una carta a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, pero no obtuvieron respuesta. Desde la Dadse habían dicho que “no tienen firma” y que “la prioridad depende de la gravedad”.

Hace poco, más de 100 organizaciones de pacientes con enfermedades poco frecuentes, patologías crónicas y discapacitantes y diferentes tipos de cáncer le plantearon a la Dadse que existen más de 120 pacientes que si no reciben su medicación de forma urgente podrían ver peligrar su vida.

Tal es el carácter criminal del plan del gobierno de Milei, que viene ajustando el presupuesto de salud pública atentando contra la vida de la población trabajadora. Los gobernadores y los intendentes, por su parte, también vienen desenvolviendo una política de recortes en el área.

Al mismo tiempo, le dio rienda suelta al aumento de precios de los medicamentos, para beneficiar a un grupo de pulpos capitalistas farmacéuticos. Además, con su política el gobierno profundiza el vaciamiento de las obras sociales y le permite a las prepagas aumentar los precios de las cuotas. En este marco, muchas personas tienen que dejar de tratarse porque no pueden afrontar los costos.

Es lo que denunció Eduardo, al señalar que la medicación oncológica que necesitaba María cuesta alrededor de 17 mil dólares mensuales. Para los trabajadores, afrontar una cifra de esas características es imposible.

Milei se ufana de ser un defensor de la vida de las personas y de la libertad pero comanda un gobierno cuyo ajuste está condenando a un sector de la población a la muerte.

A los recortes en medicamentos se suma su negativa a desarrollar una política de combate real contra el dengue (plan de vacunación masiva, producción de repelentes a gran escala, etc.), que está causando estragos en muchísimos lugares del país. Las muertes y las internaciones graves crecen al compás de la profundización de la epidemia.

Para defender la vida de nuestro pueblo, es necesario derrotar a Milei.

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