Salud
11/6/2024
Se estrenan los vouchers en salud San Nicolás, laboratorio de la privatización total de la medicina
Anunció su implementación el intendente bullrichista Santiago Passaglia, quien ya había intentado dejar sin obra social a los municipales.
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Inauguración de vouchers de salud en San Nicolás.
En el partido de San Nicolás inauguraron la puesta en marcha de un sistema de vouchers en salud y la inauguración de la clínica en la que comenzará a aplicarse ese mecanismo. De la inauguración participaron Karina Milei y el intendente Santiago Passaglia (cercano a Patricia Bullrich). Sobre el programa, detallaron que el voucher de salud se destinará a más de 50 mil vecinos sin obra social con la intención de descomprimir el colapsado sistema de salud público.
A ellos, se les dará una credencial y la comuna cubrirá específicamente las prestaciones médicas relativas a la atención primaria de la salud. De requerirse un nivel de atención superior, el paciente será derivado directamente a un hospital público, articulándose así una atención “mixta”.
Para aclarar las motivaciones del gobierno local cabe recordar que el antecesor y hermano del actual intendente, Manuel Passaglia, fue uno de los que intentó desafiliar a los empleados municipales del distrito de Ioma, obra social de los trabajadores públicos de la provincia de Buenos Aires, en beneficio de la prepaga Avalian que ni siquiera contaba con infraestructura local pero tiene negocios con el clan gobernante de San Nicolás. Si no prosperó fue porque los Passaglia se toparon con la oposición de los trabajadores, que denunciaron especialmente el riesgo que la medida significaba para 300 familias con pacientes con afecciones crónicas; una pulseada por la cual fue despedido el Sindicato de Trabajadores Municipales (STM), Rodolfo Cecchi, quien debió luego ser reincorporado por un fallo judicial.
El gobierno, que hace 6 meses ajusta el sistema de salud público (el recorte ya ronda el 40% del presupuesto), se vale de su deterioro para aplicar subsidios a los sanatorios privados, comandados por los principales capitalistas de la salud, en este caso el Grupo Oroño, el mismo que es dueño de OSDE. Entre los recortes más criminales se encuentra el aplicado en discapacidad, que tuvo como consecuencia protestas por parte del sector, el desmantelamiento de las áreas para prevenir el dengue, el congelamiento de programas que otorgan medicamentos gratuitos (entre ellos oncológicos), el recorte en las partidas para cirugías a los niños con cardiopatías congénitas y las incontables denuncias por falta de insumos y elementos básicos, como es el caso del Hospital Fiorito. En ese sentido es que proliferan las protestas y las huelgas por parte de los trabajadores, como fue el caso de Misiones, Bahía Blanca, Río Negro, Santa Cruz, Córdoba o hasta el propio Garrahan, y el paro por parte del sindicato de Sanidad.
Ahora, con el invierno, el brote de gripe incrementó fuertemente la demanda de los hospitales públicos. En lugares como el Hospital Británico, el Pedro de Elizalde, el Ricardo Gutiérrez o en sanatorios como el de la Trinidad pueden verse guardias con mucha demanda y familias teniendo que esperar horas para ser atendidas. Este estado de cosas se replica en otros establecimientos, como los del conurbano. Los pediatras denuncian que el ajuste promueve el colapso del sistema de salud.
En paralelo, en un país donde las enfermedades de transmisión sexual van en franco ascenso, el Ministerio de Capital Humano, que contiene a la Secretaría de Salud, promueve a la Fundación Conin, a cargo de Abel Albino, un referente del más rancio conservadurismo del Opus Dei que extorsiona a los beneficiarios de la entrega de alimentos para que hagan “Talleres de Salud”, los cuales promueven el no uso de los métodos profilácticos.
A su vez, el gobierno viene de allanarle el camino a las prepagas para avanzar sobre las obras sociales dando marcha atrás a la retención del 20% en los aportes de las cuotas de los afiliados para el financiamiento del Fondo Solidario de Redistribución (FSR), además de autorizar la liberación de tarifas desde el mes de julio. Con esta modificación, las prepagas pagarán lo mismo que las obras sociales, a pesar de poder fijar precios y cuotas superiores a los de la cobertura social de los trabajadores, siendo este otro diferencial para favorecer al sector privado contra las organizaciones sindicales.
Milei favorece a los “cartels” de la medicina prepaga facilitándoles un mercado de millones de trabajadores registrados. Esto rompería el carácter solidario del sistema y ampliaría la diferenciación social respecto al acceso a la salud, con obras sociales vaciadas y al borde del colapso y prepagas holgadas, con grandes beneficios.
Mientras los privados amasan fortunas, miles de familias ven cada vez más restringido su acceso a la atención sanitaria. Hay que terminar con la política privatista de la salud y de grandes negocios para un puñado de capitalistas, derrotar el ajuste y conquistar aumentos de presupuesto reales para atender la crisis de los hospitales. El camino es la organización y la lucha en las calles.