Salud

24/10/2020

Tierra del Fuego: crisis sanitaria y colapso en la isla

La provincia con más contagios per cápita.

Argentina transita el peor momento de la pandemia. En dicho contexto, Tierra del Fuego es la provincia con más contagios per cápita. Por estas horas, según cifras oficiales, 9.628 personas (el 6% de la población total) están infectadas, mientras alrededor de 500 permanecen bajo sospecha. Las muertes ascienden a 106 en Río Grande y 6 en Ushuaia. La directora general del hospital de Río Grande, Viviana Müller, informó que volvieron a colapsar. Pero Gustavo Melella, gobernador kirchnerista, no ha hecho ningún anuncio.

Dichos números deben ser tomados con pinzas, y podrían ser mucho mayores si tenemos en cuenta que no se testea a los asintomáticos ni se atienden todas las denuncias de primeros síntomas, que otros cientos de resultados están demorados hace meses y que una decena de fallecimientos entre población de riesgo no han sido esclarecidos. Entre el personal médico, unos veinte están contagiados y esta semana se anunció oficialmente el primer médico fallecido por Covid-19 (Ushuaia 24, 19/10), aunque otros dos fueron hallados sin vida y se mantienen en reserva las causas (Info Fueguina, 22/10).

La inevitabilidad del colapso hospitalario estaba sobre la mesa. Pero al hospital nuevo que la exgobernadora Rosana Bertone dejó a medio terminar, el intendente Walter Vuoto no le colocó ni un ladrillo. Como paliativo, las autoridades provinciales ampliaron pequeños sectores del hospital capitalino y reformaron un edificio sin uso para destinar a los pacientes más leves. Hasta hace tres meses, la gran mayoría provenía de Río Grande, que tenía un ritmo de contagios superior al ushuaiense. La circulación entre ciudades y la flexibilización de la cuarentena dieron como resultado un rebrote masivo en ambas localidades.

Río Grande está ocupando todas sus camas y respiradores, con más pacientes graves haciendo fila. Ushuaia, por su parte, está próximo a alcanzar el límite. Además del desabastecimiento de los hospitales, la misma Müller confiesa que “no hay profesionales de la salud para atender y el número de contagios no baja. Hay médicos haciendo más de 12 horas de guardia diarias, algunos pasaron las 36 horas″ (Vía Río Grande, 21/10).

El gobierno oculta la realidad y culpa al pueblo

El gobierno demostró su impotencia para manejar la crisis y ocultó, sistemáticamente, el número real de contagios o las áreas donde era detectado. La verdad se destapó con las denuncias (anónimas, para evitar represalias patronales) de trabajadores sanitarios. Prácticamente no hay sector laboral que no registre contagios, principalmente entre los trabajadores de supermercados, municipales y policías. Las fábricas de Río Grande también desbordan de casos y siguen funcionando con el único protocolo de lavarse las manos y mantener la distancia entre puestos, así lo denuncian los metalúrgicos de Solnik.

Para Leandro Ballatore, integrante del Comité Operativo de Emergencia (COE) provincial, los contagios se producen porque “la gente no declara a tiempo los síntomas, saben que eso puede poner en riesgo su fuente laboral […], y ponen en riesgo a otros”. Además, dice que es difícil mantener la distancia social preventiva ya que “las casas son más chicas que en Buenos Aires” (Infobae, 22/10). Culpa a la gente, pero comete un sincericidio: si los trabajadores tienen síntomas e ingresan a sus labores, quiere decir que los controles en las entradas no funcionan o no se realizan y que el protocolo hacia dentro es ineficaz.

Las patronales y el Estado no garantizan a los trabajadores transitar una cuarentena sin hambre o sin riesgo de ser despedido. Se habla de encuentros cerrados o fiestas clandestinas, pero los datos que otorga el propio gobierno lo refutan: apenas un 10% de los casos se dieron por nexo epidemiológico, el resto corresponde a transmisión comunitaria en los lugares de trabajo o en las casas de repatriados. En otra de sus declaraciones, Ballatore sugiere también que parte la culpa es los médicos, que no sabrían utilizar los equipos de protección personal (Diario Prensa, 17/6).

Similares planteos hace Judith Di Giglio, la ministra de Salud, que reapareció solo para desmarcarse de las denuncias que Aerolíneas Argentinas lanzó contra su gobierno por permitir que un caso positivo viaje a la isla: “culpamos al que no controló pero tenemos que ver que hay una responsabilidad de la persona” (Ushuaia 24, 16/10).

Para las empresas, todo

Como ya mencionamos, a pesar del creciente riesgo epidemiológico, Melella acuerda con los intendentes la reapertura total de la provincia y cede al lobby turístico-comercial que organiza banderazos anticuarentena reclamando la apertura de fronteras y el funcionamiento de los centros invernales-estivales, hoteles, casinos, restaurantes, etc.

El argumento de las pérdidas gananciales puede ser verdad entre pymes y medianas empresas, pero es una hipocresía total cuando lo alegan los Begué, Popper o Lechman, que firmaron una serie de contratos millonarios con el Estado por obras públicas, refacciones edilicias y ampliaciones portuarias que nunca se llevaron a cabo y ahora se investigan por presunto lavado de dinero.

Mientras las empresas acumulan ganancias, el sistema sanitario colapsa y la burocracia sindical kirchnerista aprovecha para instalar una línea de temor entre los trabajadores, dilatando cualquier proceso de lucha o incipiente organización independiente. El Frente de Todos fueguino permitió que se profundicen los ajustes, los despidos salariales y se mantengan el congelamiento salarial

Nuestro programa

La situación amerita una pronta intervención de los trabajadores. Acompañamos cada nuevo proceso de lucha, y fijamos un programa de salida para discutirlo en cada lugar de trabajo. En Tierra del Fuego necesitamos la centralización del sistema de salud bajo control de sus trabajadores, el aumento y reforzamiento del presupuesto sanitario, testeos periódicos y masivos, un seguro al desocupado de $40.000.

Los fondos para esta salida deben salir del no pago de la deuda provincial y de un impuesto real a las grandes rentas y fortunas. En el caso de reabrir los lugares de trabajo, precisamos de protocolos sanitarios para cada lugar y actividad elaborados por las comisiones internas y la asamblea general de los trabajadores, y por comisiones de seguridad e higiene electas, que supervisen su efectivo cumplimiento.