Sindicales
1/12/2025
Ante la ola de despidos y cierres de empresas, necesitamos una respuesta obrera
La burocracia de la CGT abandona a los trabajadores ante la ofensiva patronal. El ejemplo de lucha de Morvillo.

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Foto: archivo.
En las últimas dos semanas hubo más de 400 despidos en la industria, en el marco de la crisis económica agudizada por la política aperturista y recesiva del gobierno nacional. Las patronales descargan la crisis sobre los trabajadores, reclamando además que se avance en una reforma laboral para liquidar los convenios colectivos.
El escenario es dantesco. Se calcula que cierran aproximadamente 30 empresas por día; hubo más de 400 cesantías en las últimas semanas (Infobae, 30/11). La firma Vea, del grupo chileno Cencosud, cerró sucursales en Buenos Aires, Catamarca, San Juan, Mendoza y Tucumán. También posee Easy y avanzó en el cierre de un local en La Matanza, dejando a 55 trabajadores a la deriva. Frávega, que viene de cerrar una sucursal en Temperley y otra en Pergamino, anunció más cesantías en el marco de una reestructuración de sus negocios.
El mayorista Caromar cerró sus sucursales de Mar del Plata y San Justo, dejando sin empleo a 80 personas, y, según denunció el Sindicato de Comercio, pretende abonar solo el 50% de las indemnizaciones mientras prepara el cierre de otras cuatro sucursales en Rosario, Burzaco y José C. Paz. Yaguar ordenó el cierre de su franquicia en Bahía Blanca, lo que trae aparejados 50 despidos. En esa ciudad hubo decenas de cesantías en Chango Mas y en Makro. Electrolux, por su parte, viene de extender hasta fin de año un esquema de suspensiones rotativas que afecta a 400 trabajadores.
En Córdoba, la mexicana Mabe cerró su planta en Río Segundo, en la que trabajaban 200 personas. En La Rioja, las firmas Luxo y Vulcalar echaron a 120. Textilana, en Mar del Plata, anunció la suspensión hasta marzo de 175 trabajadores. En Lanús hubo 50 despidos en la fábrica Hazan Salvia; mientras que, en el parque industrial de Pilar, la empresa Magnera cerró dejando en la calle a 100 trabajadores. La patronal de TN Platex, en Corrientes, echó a 20 de sus 36 operarios.
La Suipachense, empresa láctea, quebró y 140 trabajadores quedaron sin sustento; y Alimentos Refrigerados SA cerró, con su consecuencia en 400 despidos. Ambas compañías pertenecen al grupo venezolano Maralc. En Santa Fe, DBT-Cramaco, fábrica de alternadores eléctricos, echó a 37 trabajadores y se reconvertirá en una distribuidora de productos importados chinos. En Tierra del Fuego, Newsan desvinculó a 150 operarios. Coteminas avanzó en Santiago del Estero con más de 150 despidos. A esto hay que sumar las decenas de despidos en la autopartista Dana y en la firma Color Living, y los 145 despidos en la sueca SKF.
En las tecnológicas se ha procesado el mismo fenómeno. Ualá despidió a más de cien trabajadores entre octubre y noviembre; mientras que Globant, Sales Force y Tienda Nube también aplicaron despidos en lo que va del año. Otras empresas como Essen, Georgalos, Whirlpool –que está reconvirtiéndose en importadora–, Dana, Loimar y PanPack también han seguido este camino.
En este cuadro de ofensiva patronal generalizada, la política de la CGT se revela criminal. El contraste con esta orientación lo muestran los trabajadores de Morvillo, que, frente al cierre, ocuparon la fábrica y llevan meses movilizados y en lucha. Vienen de marchar a la Legislatura bonaerense en La Plata para presentar un proyecto de ley de continuidad productiva. La ocupación del lugar de trabajo les permitió mantener unido al colectivo obrero en una larga pelea para defender la fuente laboral, con la solidaridad del sindicalismo combativo y marcando un método para plantarse contra el vaciamiento patronal.
Derrotemos el plan de guerra del gobierno y las patronales
Según Pro Tejer, entre diciembre de 2023 y agosto de 2025 cerraron 333 empresas del rubro textil-indumentaria, con su secuela de 14.000 puestos de trabajo perdidos. De acuerdo con la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina, la industria manufacturera perdió alrededor de 60.000 empleos, con una sangría de 15.000 en la metalurgia. De conjunto, según los datos de Cepa, entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 hubo 19.164 cierres y se perdieron 276.000 puestos de trabajo registrados.
Y ha crecido el trabajo precario, con un incremento de 338.800 trabajadores no asalariados en dos años según el Centro de Investigación Cifra-CTA. En la mencionada Whirlpool, mientras los empleados recibían telegramas de despido, “muchos completaban formularios de aplicaciones de transporte o delivery para reconvertirse en trabajos ultra precarios” (Letra P, 29/11).
Además, están previstos más despidos en el Estado, política que abarcaría, según ATE, al 10% del total de la planta (28.000 puestos de trabajo aproximadamente). Entre los organismos que se verían afectados se encuentran el Indec, Conicet, Arca, Anses, Inta, Inti y Enacom. Esto, ante la complicidad de la dirección de UPCN, y de la de ATE, que no prepara ninguna respuesta desde los lugares de trabajo sino meras "jornadas de lucha" vaciadas.
Los capitalistas descargan la crisis sobre los trabajadores, con el aval del gobierno que recorta miles de puestos de trabajo en el Estado y sancionó la Ley Bases que legaliza el fraude laboral. Justifican esta ofensiva en nombre de bajar el "costo laboral" para promover una reforma esclavista que no va a fomentar el empleo sino abaratar los despidos e incrementar la superexplotación de los trabajadores que queden.
Para toda la clase trabajadora se impone como nunca la necesidad de luchar por la prohibición de los despidos y por la reapertura y/o puesta bajo control obrero de toda empresa que cierre o despida –así como también por la apertura de los libros de las compañías, para estudiar sus movimientos comerciales y así ver si efectivamente están o no en crisis.




