Sindicales

14/8/2022|1651

Elecciones en la CTA Autónoma: fraude y vaciamiento

Importante elección de la Multicolor.

Lista Multicolor

Las elecciones de la CTA A han dejado como conclusión fundamental que estamos ante una elección fraudulenta y ante una Central vaciada: muy lejos del eslogan de campaña, “la Central que crece”, utilizado por la conducción que ahora encabeza el también secretario general de ATE “Cachorro” Godoy.

Padrones inflados y desactualizados, votación baja: los números no cierran

La página oficial informa que el padrón está conformado por un millón trescientos mil afiliados. A las 21 hs del jueves 11 (cuando recién se estaban recibiendo las planillas de escrutinio), el periodista Jorge Duarte daba a conocer que habían votado 400.000 afiliados. Es la cifra que luego difundió oficialmente Cachorro Godoy agregando que había votado el 37% del padrón. Si tomáramos como válido que efectivamente votaron 400 mil afiliados, el nivel de participación hubiera sido del 30%. Los datos difundidos por Cachorro son tan truchos que ni siquiera se molestó en hacer una regla de tres simple.

El padrón de un millón trescientos mil afiliados es ficticio y, sobre esa ficción, la conducción pretende montar una representatividad que no posee. En ese padrón se incluyen sindicatos que formaban parte de la CTA antes de la ruptura de 2010: por ejemplo, la UTE en la Ciudad de Buenos Aires o el Sutna en la provincia de Buenos Aires.

A su vez, los “padrones vivos” (en la jerga de la propia conducción) se encuentran desactualizados: por ejemplo, el caso de ATE Inti arrastra afiliados que en la reciente elección de Junta Interna ya no figuraban. La “afiliación individual”, que es exhibida por la conducción como una conquista democrática, es un instrumento adicional de manipulación.

Finalmente, la incorporación de movimientos sociales en las “urnas territoriales” (fundamentalmente comedores populares) que licuan el peso de los sindicatos en las seccionales termina de completar el panorama de un padrón que no expresa un avance organizativo, sino el sedimento de capas de un proceso de desintegración.

En la campaña, hemos verificado un proceso de desafiliación que es la consecuencia del deterioro salarial y de que los trabajadores abandonan sindicatos que no luchan por las reivindicaciones. Atendiendo a esta realidad, ATE y UPCN acordaron junto al gobierno el “aporte solidario”: un descuento compulsivo del 0,5% sobre los no afiliados para mantener la caja.

Votación ultraminoritaria

En este escenario, era previsible que se diera una baja participación, y es lo que efectivamente sucedió. Veámoslo con números. En Santa Cruz, donde la elección estuvo integralmente fiscalizada por la Lista 6 y fue la más disputada del país, la votación total fue de 2.138 votos sobre un padrón de 24.997: el 8,5% de participación. En Bahía Blanca, donde la disputa fue entre tres listas, y donde hubo un control absoluto por parte de los fiscales, votaron 909 sobre un padrón de 11.470: un 8% de participación.

Ya en la Ciudad de Buenos Aires: votaron 11.597 personas (según los datos oficiales del escrutinio provisorio, aunque luego la conducción difundió “más de 13.000 votos”) sobre un padrón de 103.096: la participación es del 11,24%., esto en una seccional que tuvo una fiscalización parcial por parte de la Multicolor. Dentro de CABA, la Regional Norte fue integralmente fiscalizada: sobre un padrón de 5.292 votaron 483, es decir, un 9% de participación.

En ATE Capital la votación fue baja. Por un lado, las seccionales Verdes y Blancas resolvieron incorporarse a la CTA de los Trabajadores: en los lugares donde esta agrupación dirige no hubo urnas o hubo una presión para que los afiliados no votaran. En el Enacom, por ejemplo, sobre un padrón de 323 votaron 102: un 31% de participación. Este promedio se repite en lugares donde dirige la Verde y que a la vez fueron fiscalizados, como el Indec o el Inti. En otros organismos la votación fue más baja aún, como Trabajo, Mecon, Incaa o Educación.

Descomposición: fraudes y patotas

Donde la elección no estuvo controlada por la oposición, los números son totalmente dibujados y llegan al 100% de votación. Pero incluso, el fraude se realizó en lugares que sí fueron controlados: en Rosario la multicolor se retiró del escrutinio porque en la urna del Conicet se agregaron 50 sobres sin firma del fiscal de la multicolor. En lugares como San Juan o en Migraciones de CABA, las boletas de la Lista 6 directamente no fueron colocadas.

La descomposición de la conducción de Cachorro tuvo su expresión más acabada en Lomas de Zamora, donde la conducción combativa fue desplazada por la incorporación de un padrón de movimientos sociales que licuó el peso de ATE (el sindicato más importante de la Central) y con la patota a cargo de Víctor Grossi y del Sitraic.

A su vez, las disputas al interior de la conducción oficial se expresaron en distintas listas en Chubut (donde el activismo no pudo conformar una lista independiente), Salta y otros lugares. Ocurre que Godoy ya no puede ser reelecto en ATE y está abierta la disputa por la sucesión en 2023.

El actual alineamiento de la conducción con el gobierno es el grado más alto de asimilación política de esta corriente al Estado desde sus orígenes. Este es el proceso que está en la base de una central vaciada y que recurre al método del fraude y las patotas para sostenerse. El despido de Claudio Lozano del Banco Nación no ha sido motivo para romper con el Frente de Todos: la integración de esta dirección ocurre a varios niveles, en las provincias (Santa Cruz, Tierra del Fuego, Buenos Aires), en los municipios (Escobar, Morón) y en los propios organismos y hospitales.

La Multicolor: la recomposición del activismo

Los sindicatos y seccionales combativas, y el activismo antiburocrático, conquistaron minorías (el ingreso a los consejos directivos y congresales nacionales y provinciales) en Santa Cruz, en Escobar, en la Regional Norte de CABA (donde se encuentra el Inti) y en las seccionales de la CTA Lomas de Zamora y en la de Almirante Brown, donde hemos perdido la conducción. En Neuquén Capital, a pesar de haber obtenido el 37% de los votos, no se obtiene la minoría al no haber una seccional en el distrito más importante de la provincia; es otro aspecto del fraude.

El triunfo en todas las urnas de AGD-UBA y en la Universidad de Luján, en Ademys, en las urnas de ATE del Hospital Garrahan, Conicet Mar del Plata, Córdoba y Rosario, en la Universidad Nacional de Córdoba, en Hospital de Cipoletti de Río Negro, en el Castro Rendón de Neuquén, y en el Sindicato Azucarero de Ledesma, por citar algunos, dan cuenta la importante elección.

La disputa dada por la Multicolor ha contribuido a la recomposición del activismo golpeado por la pandemia, la virtualidad, la precarización laboral y por el vaciamiento más general del Estado. Las conquistas y los votos obtenidos en los lugares de trabajo echan por tierra las versiones de cierta izquierda venida a menos que, con planteos sobre la falta de importancia de la elección, se acomodaron en acompañar a sectores que no rompieron con la burocracia, como en Bahía Blanca o en Santa Fe.

La tarea de reconstruir la organización sindical, con campañas de afiliación y poniendo en pie listas de frente único para conquistar delegados de sector,juntas internas, y los propios sindicatos, es la tarea fundamental de esta etapa. La estructuración de agrupaciones clasistas en cada lugar de trabajo es una condición necesaria.

A su vez, la lucha por un paro nacional contra el ajuste del gobierno y el FMI, junto al movimiento piquetero independiente y organizar la pelea por las reivindicaciones como el salario y la planta permanente están completamente asociadas a la tarea de poner en pie una nueva dirección en el movimiento obrero.