Sindicales

27/5/2022

La CGT no se mueve

Redoblar la campaña por un paro nacional y un plan de lucha.

Acto de Gerardo Martínez y Alberto Fernández

Con el telón de fondo de la escalada inflacionaria, algunos jerarcas de la CGT empezaron a coquetear con la idea -impulsada fundamentalmente por Gerardo Martínez de la Uocra y Andrés Rodríguez de UPCN- de salir a las calles “para protestar contra el alza de los precios”. Al mismo tiempo descartaron la posibilidad de un paro general.

Igual que el acto que el mismo Martínez realizó días atrás, junto a Pablo Moyano y Héctor Daer (que contó con la presencia de Alberto Fernández y Martín Guzmán), la movilización sería para apoyar al gobierno en su presunta lucha contra los “formadores de precios” y, al mismo tiempo, advertirle al Presidente “que no margine al sindicalismo”.

La iniciativa de la marcha iba a ser tratada en el Consejo Directivo, pero se postergó por falta de consenso. Trascendió que Daer y Armando Cavalieri, entre otros “albertistas”, expresaron sus temores de que “se convierta en una expresión crítica a la gestión, en medio de la pelea del Frente de Todos”.

Como si el gobierno fuera ajeno a la formación de los precios y hasta su víctima. El gobierno es responsable de las tarifas que aumentan, de los combustibles, de la energía, de las tasas de interés, del dólar, de no tener el menor control del comercio exterior permitiendo enormes ganancias de los exportadores a costa del consumidor local y asì de corrido. Digamos por otro lado que todos los controles de precios fueron truchos y fracasaron por completo en detener el aumento de los “formadores” privados, que gozan de total garantía de secreto comercial sobre sus cuentas.

Pero hay otra razón, más profunda que las implicancias en la interna oficialista, que puso de relieve un miembro de la cúpula cegetista: “movilizar ahora es muy riesgoso. Cuando la gente está en la calle, las reacciones no son fáciles de controlar… y podría ser copada por la izquierda más radicalizada”.

Esto es clave. Cada burócrata está sentado arriba del inconformismo de su propio gremio sobre paritarias comúnmente mentirosas.

La centroizquierda sindical oficialista pareció tomar nota del mar de fondo por abajo. Pero la “jornada de lucha” de la CTA-Godoy del 24 de mayo fue un verdadero fraude que evitó el paro (fue un mero anuncio sin la menor consecuencia concreta) y se limitó a una marcha con consignas inocuas como “que la deuda la paguen los que la fugaron” aceptando la deuda del FMI. Demagogia cristinista pura.

El esquema de paritarias a la baja y en cuotas de la burocracia sindical está en el centro de los cuestionamientos. El adelantamiento de algunas negociaciones, las sumas fijas y los bonos por única vez, consolidan el deterioro.

Por otro lado se suceden los paros del neumático donde se desarrolla una verdadera paritaria de lucha por un aumento real de salarios por encima de la inflación. Un sindicato, el Sutna, que pone arriba de la mesa las superganancias empresarias del rubro, denuncia la incidencia mínima de los salarios en la facturación y organiza a los trabajadores a partir de asambleas fabriles. Es decir que cuando hay una dirección en la que confían los trabajadores se puede dar una lucha consecuente.

En el caso de los docentes universitarios los paros de Conadu Histórica –AGD-UBA en la Universidad de Buenos Aires- han crecido ante la oferta cero del gobierno.

Los trabajadores de Página 12 le hacen una huelga histórica al burócrata Víctor Santa María, su patrón. O sea se desenvuelven luchas que pueden crecer en un contexto de 75% de inflación anualizada.

En el caso del movimiento piquetero, la movilización del 26 fue otra vez multitudinaria denunciando que cuatro millones de inscriptos no pueden acceder al miserable paliativo resuelto por el gobierno. Y en ella, otra vez el Polo Obrero colocó la cuestión de la unidad de desocupados y ocupados y el tema del paro nacional.

Es el camino. Hay que promover asambleas y plenarios, redoblar la campaña por un paro nacional y un plan de lucha.