La formación de un comité de seguridad es imprescindible

La empresa y el ente regulador minimizan el accidente -que cobró la vida de un compañero (véase PO Nº 1331)-, diciendo que no involucró radiación porque afectó a la zona convencional de la planta. Esto los pone en ridículo: en una central nuclear no pueden existir accidentes menores. Con estas declaraciones manifiestan su impericia y su brutal incapacidad. No terminaron de decir esto, cuando la central tuvo que salir de servicio por un trabajo de reparación mal hecho, que se había realizado bajo presión y a las apuradas.

Con esta actitud muestran que no pueden garantizar una operación confiable de las centrales. Es imprescindible que sean los trabajadores quienes se pongan al frente de la seguridad.

Los sindicatos y los trabajadores

Los sindicatos reaccionaron a destiempo. Rápidos para felicitar al gobierno por el arranque a las apuradas, dudaron en un principio en denunciar el accidente. El sindicato mayoritario (Luz y Fuerza Paraná) se encuentra enredado en la política interna de la empresa, donde tiene un puesto en el directorio y, a través de la Federación (Fatlyf), en la interna del ministerio de De Vido. Actúan a la rastra de los acontecimientos y de los propios trabajadores. La oposición (ATE y Luz y Fuerza Zárate) tomó nuestros planteos y comenzó una campaña contra la empresa (y, de refilón, contra el gobierno).

Pero quienes comenzaron a actuar en el mismo momento del accidente, debatiendo cómo salir de esta situación, fueron los trabajadores de la planta. Una asamblea en el sector operativo acordó realizar un inventario de los problemas de seguridad y elevarlo a través de los sindicatos. Es un paso, pero necesitamos un comité de seguridad con compañeros electos, que tengan fueros -para evitar los aprietes de la empresa- y poder de veto contra las prácticas inseguras. A la par, reclamamos una investigación a fondo por el esclarecimiento del accidente, para que la muerte de Juan no quede impune.

Corresponsal