Sindicales

7/10/2022

Sistema previsional

Una movilidad jubilatoria descendente, al compás de la caída salarial

Las dos variables de la fórmula de actualización van por detrás de la inflación.

Una confiscación creciente a los haberes de los adultos mayores.

Dos cifras oficiales anticipan que los jubilados padecerán una mayor caída en sus haberes, porque las dos variables que se contabilizan para calcular la movilidad trimestral están atrásandose respecto de la inflación. Además de confirmar que esta fórmula diseñada por el gobierno es confiscatoria para con los adultos mayores, es otro reflejo de la depreciación de los salarios.

Recientemente fue publicado el Ripte de agosto, el índice que mide la variación mensual de los salarios de los trabajadores registrados, el cual volvió a ubicarse por segundo mes consecutivo más de dos puntos por debajo de la medición oficial de precios. En el octavo mes del año, las remuneraciones crecieron apenas un 4,6% frente a un IPC del 7%. Ahonda así la caída ya notoria en julio, cuando todas las previsiones estiman que la inflación no bajará de esa cifra mensual en el próximo período, al calor de los aumentos de tarifas y combustibles habilitados por el gobierno.

Además de demostrar que los asalariados vienen perdiendo poder adquisitivo, mientras los ministros se dedican a atacar los reclamos obreros en las negociaciones paritarias como hicieron con el neumático, el Ripte es la mitad de la fórmula para calcular la movilidad a aplicarse en diciembre. La misma se completa contando la variación en la recaudación del sistema previsional, ¿que sucede con ella?

Agosto también marcó cifras negativas en cuanto a los ingresos a la seguridad social, que según registros oficiales se ubicó 1,5 puntos abajo de la inflación en la comparación interanual con el mismo mes del año pasado. Es otra manifestación de la pauperización salarial, ya que es sobre las remuneraciones que se realizan los aportes de los trabajados y las cargas patronales. También indica que no crece el empleo bajo convenio y con plenos derechos previsionales.

Es una tendencia grave. Ya en el semestre que va de abril a septiembre, la Defensoría de la Tercera Edad de CABA estimó que la canasta básica para un adulto mayor aumentó un 55,9%, mientras que sumando las actualizaciones de haberes por la movilidad en ese período (aplicadas en junio y septiembre) suman apenas 35,6%. Una variación 20 puntos por debajo del costo de vida.

Es así que la brecha entre lo que perciben jubilados y pensionados y los gastos elementales que deben solventar es cada vez más ancha. A tal punto sucede esto que, en septiembre, los casi cinco millones que cobraron el haber mínimo y recibieron el bono no llegaron siquiera a empatar la línea de indigencia de agosto.

La mencionada Defensoría calculó que en septiembre se necesitaron $151.000 para solventar los gastos básicos de un jubilado, pero la mínima es de $43.000 hasta diciembre. En ese mes se aplicará una nueva actualización con esta fórmula a la baja, y sobre haberes miserables ya que la práctica oficial es maquillar está confiscación con bonos que no se incorporan a la base sobre la que se aplica la movilidad.

Todo esto ocurre cuando es cada vez mayor la proporción de aquellos que cobran el haber mínimo (o una pensión aún menor), especialmente porque la desocupación y la precarización laboral hace que al día de hoy sean una minoría quienes cuentan con los aportes necesarios para retirarse, motivo por el cual un reciente informe del Indec especifica que el 56,3% de los varones y el 77,6% de las mujeres accedió a jubilación mediante moratoria.

Derrotar esta política fondomonetarista es otro desafío de los trabajadores, activos y pasivos.