Luego de varios amagues, la UOM finalmente lanzó un paro nacional, que tuvo un acatamiento masivo. Tras cuatro reuniones fallidas con las cámaras empresarias y en un cuadro de malestar de la base indisimulable y en aumento, el gremio que conduce el kirchnerista Abel Furlán decidió convocar este martes 18 de julio un cese total de actividades desde las 10:00 hasta las 21:00 horas. Hoy habrá una nueva reunión entre las partes en el Ministerio de Trabajo.

No se aguanta más

La realidad de los trabajadores metalúrgicos es dramática: son parte del gremio industrial que tiene el salario promedio más bajo de todo el país (un ingresante cobra $130.000 y la categoría Oficial actualmente ronda los $1.000 la hora), un enorme porcentaje está tercerizado con contratos a plazo fijo o subcontratados por empresas subsidiarias y las jornadas laborales son cada vez más largas (las horas extras se imponen como un recurso para mejorar los ingresos a expensas de la salud y la vida social de los trabajadores).

A la erosión constante de la inflación sobre los ingresos se suman los despidos, pese a la fuerte reactivación de algunas áreas.

El reclamo salarial del gremio contempla un 10% de aumento retroactivo correspondiente al último trimestre (en abril, mayo y junio se cobró un 18,8% en cuotas contra un 22% de inflación) más un incremento del 10% mensual y acumulativo para el próximo trimestre sumado a un bono por única vez de $60.000 por el Día del Metalúrgico. Las cámaras empresarias ofrecen un 14% para julio y un 8% para septiembre –del bono ni noticias.

Lo que “dictaminó” Furlán vs lo que necesitamos los metalúrgicos

El gremio se limitó a convocar asambleas informativas el viernes, sin ningún poder de decisión ni voto de la base metalúrgica. Furlán apareció en varios medios diciendo que “este paro es parte de un plan de lucha que discutió el Secretariado General del Gremio. Si no hay respuesta favorable, el jueves y viernes de esta semana paramos 48 horas y la semana que viene 72”.

Por “orden” del propio Furlán, este martes se convocó a una movilización hacia el Edificio Catalinas, en Retiro, donde tiene sus oficinas el Grupo Rocca. La UOM apunta a Rocca como símbolo de la “extraordinaria rentabilidad” de las patronales “a partir de la promoción del Estado sobre un recurso estratégico como el gas” (según un comunicado).

La convocatoria fue modesta, de aparato y sin ninguna preparación previa. El gremio ni siquiera garantizó la concurrencia masiva con micros.

Pese a todos estos límites, el paro fue una expresión de la bronca y la disposición a luchar de las bases. Impulsemos asambleas por turno en todos los lugares de trabajo para discutir nuestras demandas y un verdadero plan de lucha hasta conquistarlas. Por un salario igual al costo de la canasta básica (hoy en $350.000), con cláusula gatillo por inflación. Por el pase a planta permanente de todos los tercerizados. Por el rechazo a las suspensiones y despidos. Por el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario.

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