Universidad

22/4/2024

23 de abril: es Milei o la universidad 

Lucha educativa.

La marcha por la universidad y la educación pública de este martes 23 va a ser un evento político de primer orden. La convocatoria está en boca de todos, en primer lugar porque se espera que sea completamente masiva. El clima que se vive en las facultades recuerda a jornadas como las de la ola verde (2018), o el 2×1 (2017); prácticamente cualquiera a quien le preguntas te dice que va a la marcha, que al mismo tiempo será la primera de tantas otras.

La crisis abierta por el intento de congelamiento presupuestario de Milei, en un primer momento, se expresó “por arriba”, en el choque de las camarillas universitarias con el gobierno. Con las asambleas, clases públicas, ruidazos y banderazos se constata una irrupción de un movimiento educativo, que se volcará masivamente a las calles el martes. A esto se le suma un amplio apoyo del conjunto del pueblo trabajador a la marcha, comenzando en muchos a mostrar fisuras en su visión positiva del presidente “liberal”.

Cómo llegamos

Este primer choque educativo a gran escala contra el gobierno tiene muchos antecedentes. Si bien el llamado de las gremiales y autoridades a marchar juega un rol diferencial para la masividad de la movilización, no podemos sacarle mérito a las distintas instancias de deliberación, organización y concientización con que la comunidad universitaria llega al 23.

Empezando por el plenario convocado a principios del cuatrimestre por la AGD y centros combativos de la UBA y la UNA, al cual asistieron diferentes centros y corrientes, y que organizó las primeras actividades de conjunto en Houssay (CABA). Luego, los molinetazos impulsados por Filo y centros de la UNA, que tuvieron como consecuencia la judicialización de nuestra compañera Tatiana.

En las últimas semanas tuvimos las jornadas de clases públicas organizadas junto a lxs docentes en Filo, Sociales, Ciudad Universitaria, los CBCs, Derecho y las grandes movilizaciones en el interior del país. Finalmente, estuvieron las asambleas (varias masivas), que mientras en centros como Farmacia y Bioquimica, Veterinaria de la UBA, Visuales y Movimiento de la UNA o el JVG fueron convocadas por sus conducciones combativas y de izquierda, en muchos otros lugares tuvieron lugar por presiones desde abajo, como en Sociales o Psicología, que fueron convocadas luego de una gran campaña de nuestrxs compañerxs con pasadas por cursos y firmas.

El gobierno, las fake news y las negociaciones

Días atrás, el gobierno intentó desactivar la movilización difundiendo fake news sobre haber llegado a un acuerdo con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que agrupa a los rectores de las universidades nacionales. Se trataba de un miserable 70% para un presupuesto que quedó fuertemente rezagado, y encima solo para “gastos de funcionamiento” (que es menos del 10% del presupuesto de las universidades), sumado al 70% que anunciaron en marzo y que nunca apareció.

La explicación de esta maniobra, así como las amenazas represivas de ayer y las denuncias de adoctrinamiento, es que el gobierno tiene miedo por una jornada que va a ser histórica, y cuyos alcances son indefinidos.

De todos modos, vale la pena detenerse en la respuesta de los rectores. Rápidamente salieron a declarar que “valoran el diálogo con el gobierno” y que esperan su invitación a reunirse. Es decir que se preparan para negociar migajas de aumento. Alguien que se alegra por una propuesta que solo contempla la mitad de la inflación para el 8% del presupuesto es alguien que se prepara para aceptar migajas.

¿Por qué hacen esto las autoridades? Porque su interés en este choque con el gobierno no es el salario para trabajadores, las becas y boleto para estudiantes y la infraestructura para los edificios. Su interés en esta pelea es no perder sus negocios con las universidades, como la política de “recursos propios”, que le permite establecer acuerdos bilaterales y muchas veces secretos de financiamiento con empresas. Es el caso también del recorte y privatización de planes de estudio con los posgrados pagos.

A su vez, responden políticamente al radicalismo y peronismo que están negociando en el congreso el DNU y la nueva Ley Ómnibus, y la pulseada universitaria sin duda entra en esta rosca más general. Vale lo mismo para sus agrupaciones estudiantiles, empezando por la Franja Morada, La Cámpora y La Mella.

Debemos ser conscientes de esto: las autoridades se preparan para jugar el mismo rol que jugaron en 2016 y 2018, donde clausuraron la lucha una vez que arreglaron por lo suyo.

Cómo seguirla

La movilización del 23 tiene que ser el punto de partida de un plan de lucha nacional para derrotar el plan de Milei, porque la continuidad del mismo es incompatible con la de nuestras universidades ¿Podemos, por ejemplo, aceptar un presupuesto en donde las universidades no cierran pero si cierran comisiones, recortan salarios y obras sociales, no nos dan becas y boletos, o recortan servicios?

El golpe al gobierno puede ser muy grande pero seguirá decidido a aplicar la motosierra a la educación. La continuidad de esta lucha es, entonces, fundamental para hacer triunfar nuestros reclamos. Tenemos que ir a asambleas de balance en todos lados, y avanzar en una mayor coordinación de las instancias y luchas.

El paso siguiente debe ser preparar una asamblea interfacultades, incorporando al CBC a la lucha, porque solo con un movimiento coordinado vamos a reunir la fuerza que necesitamos.

La coordinación con docentes y no docentes es un arma fundamental que tenemos en nuestras manos.

Vamos todxs el 23 por la triplicación del presupuesto, por el aumento inmediato de cantidad y monto de becas incluyendo la beca Progresar, por el boleto educativo universal, por aumento de salarios para docentes, no docentes e investigadores, salario para ad-honorem, no a la privatización y la motosierra en la universidad, y por una huelga general para derrotar el plan Milei.

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