Universidad
15/12/2025
¿Qué pasó durante el 2025 en Agronomía-UBA?
Un movimiento obrero y estudiantil contenido, pero vivo.
El autor original del artículo, completado posteriormente, fue Dante.
Abriendo Caminos.
Pasado el proceso de movilizaciones, asambleas y tomas del año pasado en contra del ajuste de Milei, el sistema universitario en su conjunto aparentó estar normalizado. Este año estuvo marcado por la complicidad de las autoridades universitarias, la burocracia sindical y sus expresiones estudiantiles.
A continuación dejamos una caracterización y un balance sobre lo ocurrido en este año en la Facultad de Agronomía.
¿Por qué no continuó el proceso de lucha del año pasado? El rol de las autoridades
Para analizar el rol que jugaron las autoridades universitarias durante este año, es necesario hacer una recapitulación de las acciones que tomaron anteriormente. A lo largo del pasado año 2024, las autoridades, representadas por la decana Adriana Rodríguez y sus espacios políticos afines, habían buscado perfilarse falsamente como una oposición al ajuste del gobierno, impulsando iniciativas tales como convocatorias a reuniones interclaustro, charlas en el salón de actos para explicar la situación presupuestaria de la universidad o clases públicas de la decana en conjunto con el decano de la facultad de veterinaria, mostrando o aparentando que las autoridades no aceptarían pasivamente el ajuste del gobierno.
Esta escena montada por las autoridades solo les sirvió para avanzar en las negociaciones con el gobierno. Poco tiempo después de la primera marcha universitaria, que marcó el ápice de todas las iniciativas mencionadas, el rectorado de la UBA transó con el gobierno para recibir el presupuesto de funcionamiento, dejando fuera salarios, presupuesto para infraestructura y becas, entre otras cosas. Es a partir de ese punto que el decanato renuncia a todas las acciones de visibilización y se mantiene en un silencio total frente a la avanzada del ajuste, que en ese punto recayó casi exclusivamente en los trabajadores universitarios docentes, no docentes y becarios de las universidades públicas.
Sin embargo, es importante señalar que, a pesar del vaciamiento por parte del claustro de graduados y de las comisiones internas de Apuba y Feduba, las reuniones interclaustro de agronomía se sostuvieron y terminaron consolidándose como una asamblea interclaustro que mantuvo su actividad durante todo el año.
En contraposición a la experiencia del 2024, este año las autoridades universitarias se mantuvieron en la impostura absoluta, optando por no organizar clases públicas, ni charlas informativas, ni reuniones abiertas. Por el contrario, empezaron a naturalizar el ajuste presupuestario al punto de pedir donaciones de privados y particulares para sostener los gastos de la facultad, sin ninguna denuncia respecto a la situación en la que el gobierno pone a las universidades. Esto es un hecho inaudito que marca un precedente terrible para nuestra casa de estudios; recurrir a estos pedidos de limosna solo permitirá un mayor avance en la privatización encubierta de la facultad, por un lado porque implica eximir al Estado de la responsabilidad que le corresponde para financiar las universidades públicas, y por otro lado porque permite una mayor inserción de las empresas en las decisiones de la facultad, dado que solo los capitales privados pueden dar los aportes financieros suficientes para sostener toda una facultad, y no lo van a hacer sin esperar una contraprestación, como lo puede ser influir en los contenidos de los planes de estudio o en los proyectos de investigación desarrollados en las cátedras de Agronomía.
En el ámbito de los trabajadores de la universidad (docentes y no docentes) el ajuste del gobierno sobre los salarios siguió y se profundizó durante todo este cuatrimestre. Las bajas en los cargos docentes son un ejemplo de la política del gobierno: vaciar la universidad para facilitar su privatización.
Ante este ajuste, los trabajadores no docentes son los más afectados y el sindicato Apuba puso de relieve una gran complicidad con el gobierno al no llevar un plan de lucha a cabo.
En la facultad se dio un caso muy particular por parte del sector no docente, cuando uno de los delegados gremiales se fue del país sin comunicarlo previamente y dejando al resto de los trabajadores con un órgano gremial casi acéfalo. Esto desató la bronca de gran parte de los trabajadores, que ante esto se organizaron en asambleas autoconvocadas, revitalizando las asambleas interclaustro del año pasado. La asamblea de trabajadores llegó a ser una de las más grandes de toda la UBA y consiguió impulsar un proceso de lucha que incluyó acciones de visibilización en todos los pabellones exponiendo la crisis salarial y convocó dos grandes ruidazos en mayo y diciembre de este año. Ante esto, se pone de relieve que los trabajadores necesitamos direcciones de sindicatos y comisiones internas que se pongan al frente de la pelea por el salario y las condiciones laborales, al igual que hace la comisión interna combativa de la facultad de Sociales.
Las agrupaciones estudiantiles
El centro de estudiantes de Agronomía se mantuvo inactivo durante todo el año y solo convocó a una única comisión directiva en noviembre, cuando ya no había tiempo para organizar al estudiantado de la facultad. En esta comisión directiva se trató, por un lado, el posicionamiento del Ceaba frente a las maniobras antidemocráticas de la Franja Morada como presidencia de la Fuba en 2022 y el nuevo calendario electoral, donde todas las agrupaciones a excepción de Abriendo Caminos aceptaron que las elecciones de centro de estudiantes se realicen cada dos años, permitiendo que se consolide el fraude de la Fuba. Este hecho pone de manifiesto una vez más que tanto radicales como peronistas (La Cámpora, Movimiento Evita) están dispuestos a perjudicar la representatividad de los estudiantes en el Ceaba cuando les resulta conveniente, permitiendo que nuestro instrumento gremial adopte un funcionamiento cada vez más antidemocrático.
Por otro lado, también se votó una moción presentada por Abriendo Caminos para que el centro se encuentre en estado de alerta y movilización para convocar a cualquier instancia de lucha en defensa de la universidad. Pero a pesar de que la moción quedó aprobada por mayoría simple, el resto de agrupaciones incumplieron la resolución y no convocaron a ninguna de las iniciativas impulsadas por la asamblea interclaustro, vaciando las acciones de lucha y negándoles al resto de estudiantes un espacio en el que puedan organizarse a defender su propia facultad.
Está claro que la actual presidencia del centro de estudiantes, el LAI, no está a la altura de las circunstancias y de lo que la universidad pública necesita. Lejos de enfrentar el ajuste del gobierno, se oponen abiertamente a tomar acciones contra el mismo. Un ejemplo de esto es la postura que tomaron frente a la marcha del 3J, cuando a través de su cuenta de Instagram difundieron un comunicado en el que repudiaban que no se contabilizaran las faltas ese día para asistir a la marcha, argumentando que la movilización no tenía relación con lo académico. En reiteradas ocasiones han demostrado ser una expresión privatista de la Facultad, pues ante el ahogo presupuestario han planteado el arancelamiento de la misma.
El LAI es la representación de la mayor podredumbre de Agronomía. En sus camadas de militantes tuvieron lugar desde nazis que grafiteaban esvásticas por los espacios de la facultad hasta apologistas de la dictadura que tiraron agrotóxicos en el Bosque de la Memoria (un pequeño sector arbolado de la facultad que homenajea a los compañeros de la facultad desaparecidos); es la agrupación que defiende y justifica convenios con empresas contaminantes, la agrupación que organiza actividades espantosas como jineteadas en la Rural, y que ante la necesidad no tendrá problemas en ir al choque con los estudiantes de su propia casa de estudios. Frente a las tomas de la facultad que se dieron el año pasado en el marco del plan de lucha federal contra el gobierno, los militantes del LAI no se presentaron siquiera a plantear su rechazo a luchar contra el ajuste, a parte de atacar los espacios de organización estudiantil como la asamblea o plenarios. Agredieron por grupos de Whatsapp a estudiantes con mensajes reivindicativos de la dictadura o el nazismo. El LAI se encuentra en las antípodas de todo lo que representamos como corriente estudiantil; no solo son una terrible dirección para el centro de estudiantes, sino que también son el espacio estudiantil del Opus Dei, la Sociedad Rural, los nazis y los sionistas. Tienen que ser desplazados de su rol como dirección del Ceaba y de su representación dentro del consejo directivo de la facultad de Agronomía.
Del lado de las agrupaciones universitarias peronistas, La Cámpora (ATP) y el Movimiento Evita (Fana) evitaron agitar las aguas. Se ausentaron durante todo el año, le esquivaron a la organización estudiantil como un gran trauma del año pasado, que supo poner de pie a todos los estudiantes de la facultad. Tal es así que ante la avanzada del régimen represivo de Milei con el fallo proscriptivo contra Cristina Kirchner se limitaron a realizar un embellecimiento de los gobiernos kirchneristas; una orientación que quita la importancia política de este ataque contra las libertades democráticas.
Es importante destacar un punto diferencial del peronismo en la facultad de Agronomía, y es el siguiente: ni siquiera la condena de su principal figura política fue suficiente para romper el inmovilismo de las agrupaciones Fana-ATP, que en este caso no convocaron a ninguna asamblea ni impulsaron ninguna medida de visibilización. Hemos visto que el peronismo se vio mucho más movilizado por la condena de CFK que por la situación presupuestaria que el año pasado llevó a la toma de más de 50 facultades en todo el país, pero en este caso el peronismo se mostró mucho menos activo que aquella vez, cuando, impulsados por la presión estudiantil, tuvieron que formar parte de acciones de lucha impulsadas desde la asamblea estudiantil. Esto nos recuerda el valor de nuestra intervención en aquella oportunidad, ya que si hubiera sido por Fana-ATP, aquel proceso estudiantil habría sido vaciado e infructuoso.
Fue recién durante el segundo cuatrimestre, en el marco del segundo veto a la ley de financiamiento universitario y por una fuerte presión de los estudiantes, que Fana-ATP cedieron a acompañar la convocatoria a una asamblea de estudiantes, apenas unos días antes del tratamiento del veto en la cámara de diputados. Esta asamblea, si bien sirvió para armar una columna estudiantil de Agronomía para el día de la movilización, no se comparó a las masivas asambleas del año pasado que hicieron posible ocupar la facultad, realizar pegatinas al interior de la misma y organizar charlas debate con figuras destacadas del ámbito académico para explicar y debatir el RIGI. Esta baja de participación se debe a la parálisis política a la que sumergieron al estudiantado tanto las autoridades como la mayoría de las representaciones estudiantiles del centro de estudiantes a lo largo de todo el primer cuatrimestre, haciendo imposible que los trabajadores universitarios y estudiantes estemos preparados para hacer frente a la ofensiva de Milei. En este punto no hay diferenciación alguna entre Fana-ATP y el LAI; ninguna de las mencionadas tomó acción ni alzó ninguna consigna política que defendiera la educación y se opusiera frontalmente a la agenda del gobierno, que claramente es antitética a la permanencia del sistema educativo.
Reforcemos una orientación independiente de las autoridades y del gobierno
Este año se acaba en unas semanas y nos espera un 2026 cargado de desafíos políticos, con un crecimiento de la derecha y la influencia imperialista en la región como telón de fondo, y con un gobierno antiobrero fortalecido y buscando pasar una serie de reformas que supondrían un golpe terrible a toda la clase trabajadora. Es preciso entonces terminar de metabolizar todas las experiencias atravesadas hasta este punto e interiorizar y potenciar los métodos que funcionaron para elevar nuestros reclamos y reivindicaciones.
Mientras las autoridades, junto a agrupaciones y sindicatos afines, se limitaban a las declaraciones de emergencia, a solicitar al gobierno mayor consideración con las instituciones educativas e incluso a acelerar el proceso de privatización encubierta de la facultad habilitando donaciones de particulares, desde el Partido Obrero propusimos, convocamos y participamos de diversidad de acciones para proteger nuestras condiciones de cursada, desde asambleas estudiantiles hasta asambleas interclaustros, cartelazos, clases públicas y ruidazos, codo a codo con docentes y no docentes de nuestra facultad. Como nos enseñó la experiencia del Garrahan, solo luchando podemos vencer, y esa es la conclusión que tenemos que trasladar a cada estudiante, becario y trabajador de nuestra facultad para erguir una resistencia que pueda poner un freno a la ofensiva del gobierno libertario.
Esa es la tarea a la que debemos abocarnos desde la UJS en Agronomía: para proteger una educación pública de calidad, para poner la ciencia al servicio de las necesidades sociales y para mantener en alto el legado de lucha de nuestro compañero Dante Martínez.




