Alemania: ataque a migrantes y movilizaciones masivas contra la ultraderecha

Por una intervención política independiente de los trabajadores.

Lucha callejera en defensa de los migrantes.

Tras una intensa sesión en el Bundestag alemán, que tuvo lugar el viernes 31 de enero, una ley antimigrantes impulsada por los conservadores (Unión Demócrata Cristiana-Unión Social Cristiana de Baviera) y apoyada por Alternativa para Alemania (AfD) no consiguió obtener mayoría. Entretanto, este fin de semana cientos de miles de manifestantes inundaron las calles de varias ciudades en defensa de los migrantes y contra las organizaciones políticas promotoras del proyecto. 

El acuerdo entre la CDU y los fachos de AfD en el parlamento constituye un hito político, ya que rompe el tabú de la colaboración política de los partidos “democráticos” con la ultraderecha. 

Sesión

Antes de la sesión, el parlamento germano adoptó, con los votos de los ultraderechistas, una moción no vinculante para restringir el derecho al asilo. La ley que días después llegó al Bundestag estipulaba la restricción de la entrada de migrantes, un reforzamiento de las atribuciones represivas de la policía y la limitación de la reagrupación familiar para los refugiados que perciben subsidios.

La ley recogió 338 votos a favor y 349 en contra. La Unión Demócrata Cristiana (CDU), liderada por Merz, se dividió; 12 de sus diputados se ausentaron o no emitieron su voto. Además, 23 legisladores de sus aliados liberales se abstuvieron o votaron en contra. Junto con los conservadores sufragaron positivamente AfD, un sector de los liberales y el partido de “izquierda” comandado por Sahra Wagenknecht. Angela Merkel, otrora presidenta de la CDU, criticó duramente a Merz por coquetear con los filonazis, lo que dio cuenta de la crisis en la que están sumidos los democristianos. Por su parte, la socialdemocracia (SPD), los Verdes y Die Linke rechazaron la propuesta legislativa.

En el marco de este reaccionario espectáculo político, por otro lado, se puso en evidencia el carácter demagógico de la intervención de la socialdemocracia y sus aliados. Olaf Scholz, canciller alemán y dirigente del SPD, criticó el proyecto señalando que “no es necesario impulsar más leyes” sino “aplicar las normas existentes”, y procedió a enumerar las medidas con las que su gobierno reforzó la persecución, la represión y la deportación de migrantes. Los conservadores creían justamente que los socialdemócratas y los Verdes iban a acompañar su iniciativa –actualmente, ambos partidos forman parte de la coalición gubernamental. Pero estos no quisieron acompañar un texto que no era de su autoría ni darle fuerza a Merz, que según los sondeos se perfila como ganador de las próximas elecciones.

Los partidos capitalistas alemanes buscan utilizar como chivo expiatorio a los migrantes, culpándolos de la crisis, para dividir a la clase obrera alemana. Pero el país fue llevado a esa situación por la burguesía. Los capitalistas y su gobierno han venido impulsando una ofensiva antiobrera que incluye ajustes, reducción de salarios y despidos. Y van por más. Mientras se discutía la ley, los presidentes de las cuatro principales asociaciones empresariales de Alemania publicaron un documento en el que reclaman profundizar este rumbo y 1.000 propietarios de pequeñas empresas hicieron manifestaciones en algunas ciudades del país (WSWS, 30/1).

Alemania está sufriendo los embates de una severa crisis económica, que llevó a que se convocaran elecciones anticipadas. Los conservadores advirtieron que si llegan al poder impulsarán un recorte de las prestaciones sociales y un reforzamiento del presupuesto militar para secundar a Ucrania en su guerra contra Rusia –lo que implicará un fortalecimiento de la represión interna. Los socialdemócratas y verdes ya llevan a cabo esta orientación desde el poder.

Reacción popular

El intento del régimen de avanzar en una mayor persecución y represión contra los migrantes desató una reacción popular. Este domingo, más de 250.000 personas irrumpieron en las calles de Berlín para rechazar el proyecto de ley e impugnar a los partidos que se unieron para impulsar la movida xenófoba (France 24, 2/2). El sábado, miles se movilizaron en distintas ciudades con el mismo objetivo. En algunas como Fráncfort se colaron reclamos sociales y democráticos (Infobae, 2/2). 

La semana pasada hubo marchas en 60 ciudades contra la ultraderechista AfD, convocadas por Fridays for Future, Padres contra la Derecha y Compact, y de las que participaron trabajadores, estudiantes, militantes defensores de los derechos humanos y activistas ambientales. “Fuera los Nazis” y “La AfD no es una alternativa” fueron algunas de las consignas. En Berlín se movilizaron 35.000 personas y en Colonia 20.000, según la policía; pero los organizadores estimaron en 100.000 la cantidad de manifestantes que participaron de la movida que tuvo lugar en la capital germana. En las movilizaciones también se repudió a Donald Trump, el fascista que acaba de regresar a la Casa Blanca, y a las formaciones ultraderechistas europeas. Elon Musk, asesor estrella de Trump, es uno de los promotores de la AfD.

La socialdemocracia intenta conducir este movimiento popular hacia una votación a su partido en las elecciones, para después ensayar negociaciones de gobierno con la misma CDU que acuerda con los fachos. Por eso, es preciso desenvolver una orientación política independiente de los partidos del régimen.

Unión Antimigrantes

Los gobiernos capitalistas de Europa vienen avanzando desde hace mucho tiempo en políticas contra los migrantes, que escapan de países carcomidos por las guerras y las crisis producidas por el régimen social vigente. Los muros, los controles en las fronteras interiores y los centros de deportación son parte integral del paisaje político y social del Viejo Continente. La primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, se encuentra deportando migrantes a un campo de expulsión ubicado en Albania. Polonia y Lituania vienen de construir una gran valla fronteriza para blindarse de los refugiados que escapan de Bielorrusia y Rusia. La Unión Europea (UE) está discutiendo cómo adoptar para sí misma el modelo de Meloni en Albania y preparando una reforma para acelerar las expulsiones y deportaciones.

La tendencia de los gobiernos europeos a reforzar el aparato represivo estatal, promover una mayor persecución contra los migrantes y a aplicar medidas draconianas contra las masas es una expresión de la tendencia del capital a descargar, cada vez con más fuerza, su bancarrota histórica sobre las espaldas de los explotados y oprimidos del mundo. El facho Trump, que está deportando migrantes a mansalva e incluso quiere enviar a miles a Guantánamo, se halla a la vanguardia de esta política.

El frente único en las calles contra la ultraderecha no debe ser confundido con un acuerdo político con un ala de la burguesía (frente popular), que terminaría por conducir al movimiento a un callejón sin salida. La clase trabajadora y las masas en lucha necesitan desarrollar una perspectiva política independiente.

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