Crece la conflictividad obrera en Europa

Huelgas en Alemania, Reino Unido, Francia y Portugal.

"Streik" (huelga), dicen los carteles.

A fines de marzo, se produjo en Alemania la mayor huelga de los últimos treinta años, protagonizada por los trabajadores del transporte. Los ferrocarriles, puertos, aeropuertos y peajes se paralizaron en reclamo de un aumento salarial, en una medida convocada por los sindicatos Ver.di y EVG.

En el Reino Unido, abril comenzó con el lanzamiento de una huelga de cinco semanas por parte de los trabajadores de la oficina de pasaportes. Los agentes de seguridad del aeropuerto Heathrow, de Londres, pararon por diez días. Los médicos inician un cese de labores de 96 horas el martes 11, debido a que el salario real se deterioró más del 26% en los últimos quince años, según la Asociación Médica Británica (Infobae, 9/4).

En Francia, los trabajadores sostienen desde diciembre su pulso contra el gobierno de Emmanuel Macron, que busca imponer una elevación de la edad jubilatoria de 62 a 64 años.

Son señales de una conflictividad obrera creciente en las principales potencias capitalistas de Europa, la cual está acicateada por la inflación, que golpea el poder adquisitivo del salario, pero también por reformas reaccionarias como la del mandatario galo.

Tanto en Alemania como en el Reino Unido, las últimas medidas de fuerza vienen precedidas de otras acciones. En el primer caso, hubo varios paros de advertencia (parciales) en el transporte este año, así como también en colegios, hospitales, guarderías y servicios de limpieza. Tras el paro histórico del 27 de marzo, fracasó la tercera ronda de negociaciones entre el gobierno y Ver.di. Mientras que el sindicato reclama un alza salarial del 10,5% y una suma de 500 euros el primer mes del acuerdo, la patronal estatal ofrece aproximadamente la mitad, pese a que la inflación marcó un 8,7% de incremento interanual en febrero. Ahora se ingresó en un período de conciliación que vence el 13 de abril, tras el cual los sindicatos quedan liberados para lanzar medidas por tiempo indeterminado.

La ministra del interior alemana, Nancy Faeser, pidió “responsabilidad” a los trabajadores. Mientras carga las tintas sobre los huelguistas, en los consejos de administración de las empresas se gana –si se incluye las bonificaciones- hasta ochenta o cien veces más de lo que ganan los empleados, según los sindicatos (Sin Permiso, 8/4).

A la par que aspira a que los trabajadores se resignen a perder ingresos frente a la inflación, el gobierno alemán (una coalición de socialdemócratas, liberales y verdes) estudia también un incremento del presupuesto militar para 2024, y ya se viene endeudando por cifras multimillonarias para reforzar las fuerzas armadas, como parte de las tensiones del imperialismo con Rusia.

En el Reino Unido, uno de los principales conflictos, el de los ferroviarios, que lleva meses, parece entrar en un momento de definiciones. El sindicato RMT ya llegó a un acuerdo con la compañía Network Rail (del 14,4% de aumento para la categoría más baja, y del 9,2% para la más alta) y puso en suspenso un paro de 48 horas en Rail Delivery Group (RDG), que representa a una docena de operadoras, ante una nueva oferta empresaria. Pero está en pleno desarrollo la puja en el sector salud, reparticiones públicas, librerías y museos.

En dos eslabones débiles de Europa, como Portugal y Grecia, también se han desenvuelto importantes medidas en las últimas semanas. A las masivas movilizaciones de profesores en el primero de los países mencionados, se suman ahora las huelgas de los ferroviarios, que se extenderán durante todo el mes de abril.

En las tierras de Hesíodo y Homero, en tanto, el choque de dos trenes, que puso en debate el vaciamiento ferroviario, desencadenó una huelga en el sector y dos paros generales. El Estado Español, por su parte, se ha visto recorrido por importantes huelgas y movilizaciones en el área de salud.

Un obstáculo en la mayoría de estos procesos son las propias conducciones sindicales. En Francia, por ejemplo, la CFDT -con mayor número de afiliados- abrió una negociación con Macron, pese a que este se mantiene impertérrito en su intentona reformista. En Alemania, los máximos dirigentes de los sindicatos en huelga pertenecen a la socialdemocracia, que está en el gobierno y es uno de los pilares del régimen. Estos sectores juegan un rol de contención y no de liberación de las energías del proletariado. No obstante, tienen dificultades para manejar los conflictos, dada la profundidad de la crisis y de los ataques, y la disposición a luchar entre los trabajadores.