Mujer

8/6/2021

Las resoluciones de lucha del II Congreso del Plenario de Trabajadoras

Conclusiones y campañas del II Congreso Nacional del Plenario de Trabajadoras.

Fede Imas/Ojo Obrero Fotografía

El II Congreso de la organización de mujeres Plenario de Trabajadoras, convocado bajo la consigna de “Basta de hambre y femicidios” fue masivo y sus resoluciones están arraigadas en la experiencia de vida de la mayoría de mujeres empobrecidas de nuestro país.

El Congreso contó con más de 8.600 inscriptas, 4.500 participantes activas en las comisiones de trabajo, y otro tanto de participantes en la jornada de cierre, con 200 asambleas preparatorias y con la elección de 800 delegadas de todo el país. Esta instancia nacional representó un punto de avance en la organización clasista de las mujeres trabajadoras y un aporte masivo a una estrategia socialista de independencia del movimiento de mujeres de los gobiernos y las iglesias.

En esta nota compartimos el documento y resoluciones votadas en estas comisiones.

Comisión de femicidios: un reagrupamiento extraordinario que refuerza la lucha de familiares y víctimas contra la violencia del Estado

Bajo la pandemia el gobierno con su eje puesto en el ajuste, no hizo más que recrudecer las distintas formas de discriminación, opresión y violencia que sufrimos las mujeres y diversidades. Detrás de cada femicidio, así como sucede con los trans-travesticidios y crímenes de odio, hay una larga cadena de agravios que sufrimos por nuestra condición de género: lxs más afectadas por el ajuste, mayoría entre lxs pobres, desamparadxs y revictimizadxs por el sistema judicial y por todos los poderes del Estado.

La reforma judicial feminista proclamada por el gobierno no existe, sólo es un discurso para ocultar que al gobierno lo único que le preocupa a nivel judicial es cubrir las espaldas de sus funcionarios. Las madres protectoras, las mujeres que luchan contra el paco, las que pelean contra las agresiones a la juventud por parte del Estado, las que pelean contra causas armadas o contra las desapariciones de las policías, como ocurre con la mamá de Facundo Castro, ninguna de ellas sabe nada de ninguna reforma judicial en favor de las más pobres. El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades no es más que un cuerpo de funcionarias comprometidas en la defensa de una política fondomonetarista y anti-obrera, sin capacidad de dar respuestas frente al flagelo de la violencia.

Enorme y conmovedor debate en la comisión de trabajo precario

Las mujeres ocupamos los puestos laborales más precarizados y peor pagos y el gobierno tiene como plan aprovechar la pandemia para rebajar aún más los “costos laborales”. Empezando por el más precarizado de todos, el de atender a 11 millones de personas en comedores, una asistencia a la que han renunciado los gobiernos. Trabajos sin acceso a derechos laborales básicos como jubilaciones, vacaciones, aguinaldo, protección contra el abuso patronal de todo tipo y los despidos, solo por mencionar algunos. Se destacan entre estos las trabajadoras de casas particulares, cuidadoras, feriantes, trabajadoras estatales, tercerizadas de limpieza, trabajadoras de rubros como el pescado, la industria textil y la alimentación, las cosecheras y tareferas.

El avance de la miseria entre las mujeres y niñes (que llega al 60% promedio en todo el país) obliga a las mujeres a aceptar trabajos en estas condiciones. El 62% de mujeres que trabaja lo hace en trabajos precarios. Además, las mujeres trabajadoras realizamos mayoritariamente una doble jornada laboral, al ser las responsables de sostener las tareas productivas no remuneradas en el ámbito del hogar. La burocracia sindical y la burocracia piquetera “San Cayetano” se encargan de bloquear la lucha por terminar con estas condiciones de precarización y evitar la unidad con el resto de las trabajadoras.

“Vamos por un sindicato de Trabajadoras de Casas Particulares que realmente nos represente”

Las trabajadoras de casas particulares (TCP) somos 1 millón y medio de mujeres en todo el país y representamos antes de la pandemia, el 17% del mercado laboral. Las tareas domésticas y de cuidado que realizamos son de gran importancia para el funcionamiento de los hogares, sin embargo, nos encontramos totalmente precarizadas (casi el 70% trabaja sin estar registrada ni tener derechos laborales) con sueldos por debajo de la línea de indigencia, condiciones de trabajo que nos impone el gobierno a través del “régimen especial de trabajadoras de casas particulares”.

Nuestra unidad y la extensión de la organización de la Agrupación Trabajadoras de Casas Particulares en Lucha en todo el país, deben servir para poner en pie un sindicato que defienda efectivamente nuestros derechos laborales y nuestra atención en salud, hoy totalmente abandonados por los gremios existentes.

Mujer y Sindicatos, 4 comisiones a pleno debate

Las mujeres del Plenario de Trabajadoras que intervenimos en los sindicatos, construimos la Coordinadora Sindical Clasista que lucha por la expulsión de la burocracia sindical y por una nueva dirección del movimiento obrero, condición imprescindible para llevar a la victoria nuestras reivindicaciones.

Sobre esos principios intervenimos en todas las centrales y sindicatos organizándonos en nuestras agrupaciones al igual que desde las mismas, con la política de frente único de clase, somos impulsores del Plenario del Sindicalismo Combativo. Apoyadas en el concepto de unidad de clase enfrentamos la opresión laboral y enfrentamos el ajuste de las patronales y los gobiernos. Y con ese mismo método luchamos por vencer a la ideología oficial del régimen que nos forma en la misoginia y la violencia reinantes, la discriminación y la subordinación entre pares, condiciones fundamentales del régimen para mantener dividida a una clase social con intereses comunes.

Vamos por la separación de la Iglesia del Estado y la aplicación efectiva de la ESI

El Estado argentino le otorgó y le otorga enormes recursos a la Iglesia Católica para que cumpla su función de ser la defensora de los ajustes gubernamentales, así como también lo hace con las iglesias evangelistas. Esta “ideología oficial del Estado” recomienda a las mujeres soportar la violencia, oponerse al aborto legal, proteger abusos dentro de la iglesia y en las familias, discriminar y condenar a las diversidades y aguantar con resignación la pobreza. La relación Iglesia-Estado le permitió al clero cometer todo tipo de delitos y gozar de todo tipo de protecciones, como ocurre  con los numerosos curas abusadores y los encubridores.

Esta relación explica que a 15 años de la sanción de la ley de ESI, su aplicación prácticamente nunca se haya llevado adelante. Los mismos que en ese entonces armaron una ley consensuada con la Iglesia Católica, que presentaron como un avance, hoy gobiernan bloqueando su aplicación. La lucha por la separación de las iglesias del estado resulta central para demoler pilares del régimen social que somete y maltrata a las mujeres y a lxs niñxs.