Editorial
Pandemia y crisis social al rojo vivo
Las tareas de la clase obrera y la izquierda.
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La huelga general y la rebelión popular en Colombia erizan la piel de la burguesía en América Latina y hacen muy atenta la mirada del imperialismo y aún del FMI. En otro plano, la sorpresiva polarización electoral en Perú con el “maestro izquierdista” Pedro Castillo les preocupa y mucho, pero tal vez la alarma política mayor la presente el resultado de la Constituyente chilena, ganada por goleada por los “independientes”, un conglomerado que dejó en la lona a los partidos que gobernaron Chile desde el pinochetismo hasta acá. Y aún la buena elección del Partido Comunista, que ganó la intendencia de Santiago de Chile, pagó su paso por el gobierno de la Concertación quedando lejos de las expectativas.
Muy lejos de América Latina, pero conmocionando al mundo, las nuevas masacres del Estado de Israel contra el pueblo palestino en Gaza y en la propia Israel han desatado movilizaciones mundiales de importancia, pero el dato impactante de la últimas horas es la huelga conjunta de obreros palestinos y árabes israelíes en Jerusalén Este, contra los bombardeos y las matanzas del agente sionista del imperialismo en Medio Oriente. Mientras las burguesías árabes abandonan de distintas formas a su suerte a la resistencia palestina, la clase obrera cobra protagonismo. Algo que se vio también en un puerto de Italia, donde los obreros se negaron a cargar un barco con armas hacia Medio Oriente.
En medio de un agravamiento inusitado de la segunda ola de la pandemia en la Argentina, y con el gobierno enfocado en el ajuste y la salida fondomonetarista, los trabajadores y la izquierda revolucionaria tenemos que trazarnos claramente los ejes y tareas que nos proyecten en cada terreno de la lucha de clases.
Ajuste y deuda
Resulta peculiar la circunstancia de que los economistas de la derecha ocultan el ajuste fiscal contra las masas en marcha porque prefieren batir el parche del “despilfarro de las cuentas públicas”, como loros. Y los de la coalición pejotista gobernante lo ocultan también porque se les caería el verso nacional y popular.
Lo cierto es que los salarios estatales en abril cayeron 12,9% en términos reales, las jubilaciones un 13,4% y el gasto Covid fue diez veces menor que en abril 2020: 25.600 millones contra 230.000 millones de pesos. De igual manera, el déficit fiscal del cuatrimestre es muy menor que el del año pasado y aún menor que el de 2019, en pleno ajuste macrista.
Al pan, pan y al vino, vino, esta es la realidad que se traduce en que la pobreza del último trimestre 2020 fue del 45,3% y que en el último día del año habría sido del 47,5%, según la Oficina de Seguimiento del Presupuesto del Congreso. Es que la mayoría de los salarios está por debajo de la línea de pobreza, hoy en 63.000 pesos, y la abrumadora mayoría de las jubilaciones por debajo de la línea de indigencia ya en 26.667 pesos. Estos son los “logros” llevados en bandeja de plata por Fernández y Guzmán a Europa en la reciente gira, ante algunos presidentes, ante el Papa, y sobre todo ante Kristalina Gerogieva, la titular del FMI.
El verso kirchnerista es que ellos son “desendeudadores”, pero al mismo tiempo del ajuste, la deuda en pesos crece a niveles siderales porque las renovaciones (esta semana 300 mil millones de pesos) se hacen crecientemente mediante en bonos indexados o atados al dólar y las Leliqs, las letras del Banco Central han escalado a la cifra demencial de 3,6 billones de pesos. Es que a la par del ajuste fiscal contra los trabajadores se aplica una contracción monetaria, otra clásica receta fondomonetarista con la que fracasan en la misma ruta que Macri para contener la inflación. Eso lo hacen mediante endeudamiento. Contradicción política explosiva a mediano plazo.
Con las reservas no les va mucho mejor, porque los dólares provenientes de los astronómicos precios internacionales de la soja, de otros cereales o la carne, se han ido mayoritariamente en maniobras para contener el precio de los dólares alternativos. Atrasan el dólar (el último mes al ritmo de 1% mensual contra el 4,1% de inflación). Otra política explosiva para después de las elecciones, tras las cuales se acumularán presiones devaluatorias, si no estallan antes como resultado de un freno en las liquidaciones de exportaciones del capital agrario en la segunda mitad del año.
Somos Colombia porque la huelga y la rebelión popular estallaron en aquel país porque tiene un 43% de pobreza, una deuda que consume el 35% del presupuesto estatal y porque aplican un ajuste y pretendieron un impuestazo contra las masas para afrontar la quiebra, todo en un marco sanitario similar al nuestro, en contagios y muertes. La burguesía y el imperialismo valoran, y así lo han hecho en Europa según trasciende, el rol estabilizador del gobierno de contención en la Argentina y para toda América Latina. No obstante, el acuerdo con el FMI y el Club de París están en borradores y requerirá del desembarco más temprano que tarde las “misiones” de control del nefasto “Artículo IV” del Fondo. Las potencias y el FMI no quieren estallido en Argentina en el marco de la crisis mundial, pero el rescate de su propia deuda será en sus propios términos, con sudor y lágrimas para los trabajadores.
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Pagamos con muertes la completa parálisis ante la pandemia
Habríamos empezado por acá, pero lo anterior explica parte de la completa parálisis del gobierno nacional y de todos los gobiernos provinciales, sin excepción, ante la escalada de la pandemia que en el último día ha batido todos los récords con 35.000 contagios y 745 víctimas fatales. Gastan centavos en gasto Covid y por eso las “restricciones” son ficcionales, y además no se cumplen, como ocurre con la atención al aire libre en bares y restaurantes. No disponen recursos ni tienen voluntad política para que las patronales y el Estado banquen la totalidad de los salarios de las actividades que deben ser restringidas, incluidas las clases presenciales.
Al contrario, son agentes de la presión patronal para no detener el movimiento económico y miran para otro lado ante los masivos incumplimientos de protocolos sanitarios y aún ante la criminal convocatoria de mayores de 60 años y vulnerables a trabajar, como el no aislamiento de casos estrechos. Sólo la acción de la clase obrera opera para salvar nuestra propia salud como se vio en estos días en el paro de la sección ajustes en Siderca para imponer los hisopados y el aislamiento, al igual que antes en Bridgestone.
No hay testeos masivos como lo demuestra que la positividad supera 30%. El resultado es la desesperante escalada de camas UTI con ocupación total, como en la Santa Fe del peronista Omar Perotti. Buscan calmar ánimos con los anuncios de los 5 millones de vacunas que vendrían en lo que queda de mayo. Pero esas vacunas tienen que llegar, aplicarse y pasar los días para que empiece la inmunidad que da una dosis. Eso requiere muchas semanas, muchas muertes más y el riesgo de que mueran cada día más personas que no tienen un respirador disponible y que por añadidura son más jóvenes.
La vigencia del programa del Frente de Izquierda se hace de vida o muerte. Centralizar el sistema de salud, intervenir los laboratorios, incautar la producción de mAbxience, ampliarla, envasar las dosis en la capacidad instalada y vacunar masivamente, pasando por arriba de la nefasta ley de patentes y los criminales contratos privados que dejan a nuestro país y a la humanidad sin vacunas. En este plano, los autoconvocados de UTA reclaman su masiva vacunación, como la Unidad Piquetera para los responsables de comedores, y ahora los gremios de mar y río paran 48 horas reclamando la vacunación del personal embarcado, entre otros muchos sectores. La cuestión de la vacunación masiva está lejos de resolverse. Hay que observar países que con más del 50% de población vacunada no han evitado la tercera ola y aún el colapso de camas. La guerra comercial de las vacunas es la disputa de la burguesía y el imperialismo, la batalla para quebrarla y lograr la vacunación masiva es la gran tarea de la clase obrera y a ella debemos contribuir desde la izquierda obrera y socialista. Al igual que por los protocolos obreros y su aplicación bajo control de los propios trabajadores.
La ley presentada al Congreso por los Fernández es un saludo a la bandera. Porque su semáforo epidemiológico está alterado y porque los gobernadores ya ignoraron el DNU que tiene la misma fuerza de ley. Pero, además, de acuerdo a su mal semáforo no hay ninguna provincia del país en verde y la mayoría de las grandes ciudades están en el superrojo de “alto riesgo”. Somos los trabajadores en la acción directa, como los sindicatos docentes combativos en el AMBA o los trabajadores de la salud en Neuquén los que tenemos que imponer la defensa de nuestra propia salud y nuestras vidas. Y contribuir a quebrar el maridaje de toda la burocracia sindical para intervenir de conjunto contra la política de Fernández y los gobernadores.
La crisis política
Los enfrentamientos internos del gobierno y con la oposición macrista escalan como resultado, precisamente, del fracaso en todos los frentes sanitarios, económicos y sociales. Y su disputa es por derecha. Al punto que se está imponiendo en el Congreso la ley de biocombustibles de Máximo Kirchner, que reduce lo reclamado por el lobby del sector, solo que en favor de los monopolios petroleros. La gran pelea del kirchnerismo, sin resultado cierto, es por la ley del Ministerio Público Fiscal, que apunta exclusivamente a disputar el control de áreas de la Justicia contra el control de la oposición macrista. ¿Para qué? Aunque sea de manera indirecta, para reforzar la impunidad de la camarilla kirchnerista cuyas causas siguen por ahora su curso hacia el juicio oral, aunque a paso de tortuga, por supuesto. Por otro lado, como garantía para tantos aspectos de la judicialización de las decisiones políticas que está planteando la crisis y las disputas entre distintos sectores capitalistas.
El paro del capital agrario de comercialización de carnes por una semana agitará seguramente nuevos “banderazos republicanos”, pero difícilmente la sangre llegue al río de la desestabilización del gobierno peronista, la gran carta de cooptación de las organizaciones sindicales, sociales y populares para contener las tendencias a la rebelión popular que recorren América Latina. La ley de postergación de las Paso parece tener asegurado su paso por el Congreso, porque a unos y otros sirve para encarrilar las fracturas internas y apostar a la polarización política electoral.
Carne, precios, salario y paritarias
La suspensión por 30 días de las exportaciones de carnes para enfrentar una inflación del 45/50% anual, ampliamente superada en todos los alimentos y no solo en la carne, será completamente inútil. Es apenas una maniobra para huir hacia adelante. La medida, aplicada durante años por Néstor y Cristina en la presidencia, fracasó en el pasado. Su precio nunca bajó en el mercado interno. Eso sí, se liquidaron 11 millones de cabezas de ganado para pasar esos campos a la soja. Hoy, estamos en el consumo más bajo en cien años, por su alto precio internacional e interno y porque los salarios son de hambre en relación a toda la inflación general y de alimentos. No solo de carne. El gobierno que retrocedió en chancletas con Vicentin, difícilmente se enfrente como en 2008 con el capital agrario, que igual ganó aquella batalla. Se trata de una coalición debilitada por dentro: los peronistas Perotti y Juan Schiaretti salieron de inmediato en contra. Apuntemos el fracaso de tibias medidas anteriores como los acuerdos para cortes populares o la reciente separación de la media res. Hoy, todo es transable en el mercado internacional y no hay asado barato, como en el pasado.
En el tema de la carne, como con otros commodities, en el tema del dólar y las reservas, como en el tema de la subfacturación de exportaciones (muy común en la carne) y la sobrefacturación de importaciones, como ante la fuga de capitales, como en el tema petrolero y minero, el monopolio del comercio exterior es la herramienta clave. Claro, que está muy lejos de los gobiernos tipo Grupo Puebla; es una medida que llevaríamos adelante los trabajadores en el poder.
La inflación hoy, junto a los contagios y muertes, es la principal preocupación de la mayoría trabajadora argentina. Hay que hacer volar por los aires las paritarias truchas que firmó toda la burocracia sindical. Los últimos desplazamientos en algunos puntitos, sea en la UOM o en la UTA, en cuotas y bonos para disimular, no evitan que todos los salarios pierdan frente a la inflación galopante del 4% mensual y que millones y millones queden en sus básicos por debajo de los 63.000 pesos de pobreza en los iniciales de gremios como construcción, comercio o metalúrgicos. Los piquetes de base antiburocráticos de la UTA que piden 100 mil pesos de bolsillo marcan el humor de la clase obrera, como ayer la huelga autoconvocada de salud de Neuquén o los vitivinícolas.
La burocracia sindical evita una acción de conjunto para quebrar los topes. Pero también regala la capacidad obrera en las actividades activadas como acero, plásticos, construcción y otras. Solo el Sutna ha explotado esa coyuntura con su revisión por encima de la inflación real (54% de julio 2020 a junio 2021). Nuestra tarea es organizar esas tendencias de lucha, por fábricas y por gremio.
A no engañarse. Funes de Rioja, el flamante presidente de la UIA y antiguo pope antiobrero de las patronales industriales ha dicho “tenemos una relación madura con el gobierno”. Disputan desde adentro, es su gobierno en las actuales circunstancias de la crisis y la quiebra política del macrismo. Nuestra tarea es darle a los trabajadores la perspectiva de una salida a la crisis en sus propios términos, mediante una alternativa política contra los bloques que nos gobiernan alternativamente, el peronismo y el macrismo. Todos agentes del FMI. Para ello, nuestros diez puntos frente a la pandemia y la crisis capitalista, para ello el Congreso del FIT-Unidad que promovemos. Para que intervengamos con todo en la lucha de clases en este período preelectoral y a término con una potente alternativa política preparando las luchas futuras. La reciente inscripción en Salta, las listas del Frente de Izquierda en Jujuy y del Partido Obrero en Misiones comienzan ese camino.