Políticas
12/9/2025
Denunciar un genocidio no es sancionable: abajo el sumario contra Federico Puy

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Docente y miembro de Judíes x Palestina
Federico.
El miércoles 10 de septiembre, en un acto escolar por el Día del Maestro, el docente Federico Puy hizo un homenaje a las maestras y maestros de Gaza y a las infancias de Palestina que están sufriendo una masacre por parte del Estado de Israel. No fueron más que 30 segundos donde señaló esta cruda realidad y desplegó una bandera palestina. Pero esos 30 segundos bastaron para activar la maquinaria sionista y desatar una persecución estatal contra Federico, quien hoy es secretario de Prensa del sindicato Ademys. Esto está en sintonía con la persecución judicial contra Vanina Biasi y Alejandro Bodart a pedido de la Daia, la cual ahora cargó públicamente pidiendo sanciones por "judeofobia".
La ministra de Educación, Mercedes Miguel, instruyó un sumario administrativo; y el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, aseguró que “será sancionado con todo el peso de la normativa vigente”. Ahora bien, ¿cuál es la normativa con la que pretenden sancionar a Federico?
En su tuit, la ministra cita el artículo 6º del Estatuto Docente, que señala como un deber del docente “educar a los alumnos en los principios democráticos (...) con absoluta prescindencia partidaria y religiosa (…), inculcándoles el respeto por los derechos humanos y el sentido de la justicia”.
¿A qué parte de estos deberes faltó Federico Puy? Al contrario, lo que hizo el maestro fue cumplir a rajatabla cada una de estas palabras. ¿O acaso existe algún principio más democrático que reconocer la existencia de otro pueblo? ¿O se puede educar a nuestros alumnos en el respeto por los derechos humanos sin advertir sobre la mayor violación de los derechos humanos de este siglo? ¿Y qué decir de la “prescindencia partidaria y religiosa”? La denuncia de un genocidio no es un acto partidario ni religioso. En todo caso, son los defensores del “Estado Judío” los que desde una pretendida superioridad moral justifican el exterminio de un pueblo.
La otra normativa que cita Miguel es el Reglamento Escolar. Recordemos que, a principios de este año, el Gobierno de la Ciudad intentó imponer un reglamento ultrarregimentador que prohibía a los docentes “expresar opiniones o adoptar conductas de manera intencionada que pudieran influir, confundir y/o afectar a los menores en temas relacionados con religión, sexualidad, género, etnia, política partidaria u otros de similar relevancia".
El rechazo de la docencia y la comunidad educativa obligó al gobierno a modificar ese punto, que ahora dice que está prohibido “imponer opiniones personales en temas de religión, sexualidad, género, etnia, política partidaria u otros de similar índole”.
Ante un hecho así se ve la importancia de haber peleado contra ese reglamento medieval. El gobierno quiere aplicar el reglamento en el sentido original que no pudo imponer. Quieren sancionar al secretario de Prensa de Ademys por expresar una opinión que les molesta, pero la comunidad educativa ya dejó en claro que no acepta el delito de opinión en las escuelas.
La idea de que Federico “impuso” una opinión personal no tiene sustento, cada estudiante que participó del acto del Día del Maestro es libre de seguir pensando lo que quiera sobre Palestina sin ningún perjuicio. Quien sí busca imponer una opinión personal sobre un tema de religión, etnia y política es Mercedes Miguel al decir que no está permitido hablar de Palestina en la escuela. A ella hay que abrirle el sumario por atentar contra los principios democráticos de la escuela.
La persecución contra Federico Puy vuelve a ilustrar la estafa del discurso del “adoctrinamiento”. La escuela pública siempre adoctrinó en los valores del Estado. Esto vale en particular para los actos escolares: la bandera, el himno y los próceres tienen ese significado. De hecho, el artículo del Estatuto Docente que cita Mercedes Miguel dice que es un deber docente “respetar y hacer respetar los símbolos nacionales y desarrollar en los alumnos un acendrado amor a la Patria” antes de referirse a los derechos humanos. Cuando hablan contra el adoctrinamiento, los liberales y libertarios muestran la hilacha: lo que pretenden es tener el monopolio estatal del adoctrinamiento. Y si a algún docente se le ocurre salirse del molde lo persiguen con el poder del Estado.
Abajo el sumario a Federico Puy. Palestina Libre.

