Políticas
18/6/2025
El gobierno del gatillo fácil flexibiliza la venta de armas semiautomáticas
Milei promueve los negocios de empresas como Bersa.

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Armas semiautomáticas.
El gobierno de Milei decretó la flexibilización del acceso, por parte de civiles, a armas semiautomáticas con cargadores desmontables de tipo militar. Se trata de una medida que promueve el negocio de la venta de armas y el gatillo fácil en momentos en los que refuerza sus rasgos autoritarios y represivos.
El oficialismo modificó una reglamentación de 1995 que prohibía a los usuarios civiles adquirir y poseer estas armas de guerra –reservadas hasta ahora a las fuerzas represivas. A partir de este cambio, la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac) estará a cargo de las nuevas autorizaciones.
El decreto también contempla la posibilidad de que se usen en actividades deportivas. Los libertarios vienen flexibilizando el acceso a armas para los ciudadanos comunes: en diciembre pasado, redujeron de 21 a 18 años la edad mínima para portarlas, y, más tarde, facilitaron –a través de la Anmac– la compra y tenencia de armas así como también la adquisición de municiones.
En Argentina hay poco más de 1,7 millones de armas registradas, aunque se estima que las no registradas duplican esa cifra.
El gobierno, además, modificó la Ley de Armas y Explosivos, otorgando potestad a las autoridades de las distintas fuerzas represivas (FF.AA., fuerzas de seguridad y servicios penitenciarios) para autorizar la tenencia y portación de armas de su personal –tanto en actividad como en retiro.
Esto, después de haber ampliado las atribuciones represivas de la Policía Federal –luz verde al espionaje, las razzias y las detenciones arbitrarias– y en un contexto donde los casos de gatillo fácil no cesan. También, tras permitir que los militares repriman la protesta social.
Las medidas del gobierno benefician a las empresas vendedoras de armas, entre ellas Bersa, que mantiene buenos lazos con el mileísmo. Bersa produce decenas de miles de pertrechos al año, y buena parte de ellos se destina al mercado mundial, principalmente al de Estados Unidos, abasteciendo a policías y ejércitos.
Milei y Bullrich argumentan que, armando a la población, la inseguridad disminuirá. Sin embargo, esta es un producto de la descomposición del régimen capitalista, con un Estado que garantiza que empresarios mafiosos hagan negocios lucrativos involucrándose en actividades como el narcotráfico o las redes de trata. Ahora, las bandas narco, que ya han sido beneficiadas con el blanqueo de capitales, tendrán más facilidades para adquirir armas.
En Estados Unidos, donde incluso se venden municiones en máquinas expendedoras, la inseguridad está en aumento y los niveles de violencia armada son inauditos, como lo demuestran los tiroteos masivos en escuelas. En Argentina ya vivimos un incremento de femicidios –en un contexto donde el gobierno promueve crímenes de odio– y asesinatos en general, especialmente aquellos perpetrados por uniformados. Nos gobiernan unos criminales.
