Políticas
13/5/2025
El sionismo, desesperado por bajar a Vanina Biasi
Romina Manguel y la publicidad electoral ilícita, a pocos días de las elecciones. Busca restarle votos al Frente de Izquierda.

Seguir
Integrante de Judíes x Palestina
Revista Quorum
“Romina Manguel analiza el fallo contra la diputada Biasi. Ser antisemita tiene consecuencias”. Con esta locución, el sionismo busca meterse una vez más en la campaña electoral, luego de haber manipulado los tiempos judiciales para hacer coincidir un procesamiento sin fundamento por supuesto antisemitismo en los tiempos de las elecciones porteñas. El entramado detrás de este ataque a la candidata del Frente de Izquierda es muy ilustrativo, ya que involucra a empresarios, operadores mediáticos y actores políticos del sionismo, algunos con fuertes vínculos con el gobierno nacional y con la DAIA.
La publicidad es de la Revista Quorum, dedicada a temas jurídicos, cuyo director editorial es Ariel Said, que a su vez se desempeña actualmente como director de Contenidos en Radio Con Vos. Said desembarcó allí luego de que el empresario Gabriel Hochbaum comprara el 70% de la FM a fines de 2024. Previamente había trabajado casi 4 años como director periodístico de El Observador, radio uruguaya que también pertenece al mismo empresario desde 2022, cuando la adquirió en conjunto con Gerardo Werthein. El portal Totalmedios (30/12/2024) informa que Werthein “se retiró de la sociedad cuando asumió como embajador en Estados Unidos del gobierno de Milei y luego fue designado a principios de noviembre como ministro de Relaciones Exteriores y Culto”. Hochbaum también es dueño de FM El Observador de Argentina, y en este negocio es socio de Luis Majul.
El contenido de la nota de Romina Manguel, igual que sus reiteradas intervenciones en redes sociales y en su programa en Radio Con Vos donde intercala el agravio “antisemita” con insultos como “hija de puta”, apunta siempre en el mismo sentido: buscar un linchamiento mediático-social a partir de presentar el procesamiento como una condena anticipada. Lo hizo durante toda la campaña electoral. Ya hemos detallado anteriormente en Prensa Obrera por qué el fallo de Rafecas es una aberración que reproduce punto por punto el discurso elaborado por la DAIA, que busca igualar el antisionismo con el antisemitismo, presentando toda crítica al Estado de Israel como un discurso de odio hacia las y los judíos del mundo, buscando blindar al movimiento político que hoy lleva adelante un genocidio en Gaza.
En su artículo, Manguel festeja todos los vicios del fallo de Rafecas: la utilización arbitraria e inconstitucional de la definición de antisemitismo de la IHRA (Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto), la tergiversación del Plan de Acción de RABAT para la censura, e incluso la consideración de que la condición de diputada nacional y dirigente opositora es un agravante para analizar sus expresiones (como si el respeto a la libertad de expresión no fuera especialmente necesario para quienes alzan voces disidentes a las oficiales).
El colmo llega cuando la operadora mediática destaca uno de los puntos del fallo más distantes de la realidad: la “probabilidad de que se produzca violencia, discriminación u hostilidad” hacia la comunidad judía por las críticas de Vanina Biasi al gobierno genocida de Netanyahu y al movimiento político que lo apoya. En este año y medio que transcurrió no solamente no hubo acto violento alguno contra la comunidad derivado de los tuits de Vanina, sino todo lo contrario, fue ella quien recibió amenazas de muerte y hostigamiento en redes sociales. El periodista Sebastián Lacunza lo refleja en ElDiarioAr y revela que incluso hubo causas judiciales que derivaron en probations, con cursos obligatorios y multas para los agresores.
La nota culmina con la frase “No Biasi, no es antisionismo lo suyo”. Más allá de la pretensión ridícula del sionismo de definir qué es antisionismo y qué no lo es, qué es una “crítica desmedida” y qué está permitido en el debate (cuales dueños de la pelota), la realidad es que hay un movimiento mundial de solidaridad con Palestina que trasciende fronteras y que une a activistas y organizaciones palestinas, árabes, de derechos humanos, políticas y sociales, así como también agrupaciones judías antisionistas que llevan como lema “No en nuestro nombre”. Ese movimiento no se va a callar, como tampoco lo va a hacer Vanina Biasi. Esta causa trucha se transformó en un búmeran en la cara de Manguel y la DAIA, que vieron cómo se rompía su propio cerco mediático en torno a la cuestión de Gaza: Vanina aprovechó decenas de micrófonos en los más diversos espacios para denunciar con mayor fuerza los crímenes del Estado de Israel. Quienes defendemos los derechos humanos y nos solidarizamos con el pueblo palestino sabemos muy bien la diferencia entre antisionismo y antisemitismo, y esperamos con ansias que Vanina Biasi pueda jurar una vez más, esta vez en la Legislatura porteña, por el pueblo palestino y su resistencia inquebrantable.

