El presidente argentino Javier Milei visitará Israel a comienzos de febrero, según una información difundida en los últimos días por Infobae y La Nación. El viaje, que se inscribe dentro de la proclamada política de alineamiento con Tel Aviv y la Casa Blanca, había sido suspendido en noviembre por motivos de seguridad.

Milei estará acompañado por la canciller Diana Mondino y se barajan encuentros tanto con el presidente israelí Isaac Herzog como con el primer ministro Benjamin Netanyahu, que encabeza la ofensiva genocida sobre la Franja de Gaza que ya dejó 25 mil muertos y el 80% de sus habitantes desplazados, además de un bloqueo que colocó la región al borde de la hambruna y produjo un colapso sanitario. Netanyahu calificó a Milei como un “amigo sincero” en una comunicación telefónica de diciembre, en tanto que el canciller Eli Cohen participó de la asunción presidencial del referente “libertario” y lo invitó públicamente a Israel, recordando su promesa de campaña de trasladar la embajada argentina desde Tel Aviv a Jerusalén, en sintonía con lo que hiciera Donald Trump en 2018.

Las buenas migas entre la Casa Rosada y Milei ya tuvieron algunas consecuencias prácticas: Argentina se abstuvo en una votación de la asamblea general de Naciones Unidas de diciembre que pedía un alto al fuego, que contó con 153 votos favorables, 10 negativos y 23 abstenciones. Un próximo paso podría ser la declaración de Hamas como organización terrorista.

El viaje a Israel será parte de una gira que llevará también a Milei a Europa, donde se entrevistaría con la primer ministro Giorgia Meloni (de la filofascista Hermanos de Italia) y participaría de la canonización de la santiagueña María Antonia de San José. La Rosada habría solicitado una audiencia con el Papa Francisco, como parte de una aproximación entre las partes que incluye un posible viaje del pontífice a la Argentina este año.

El alineamiento con Israel por parte de Milei es congruente con una política represiva y de cercenamiento de las libertades democráticas. Patricia Bullrich, una de las estrellas de su gabinete, también cultiva lazos políticos con el sionismo y durante su gestión anterior como ministra de seguridad compró cuatro lanchas de patrullaje fluvial a Tel Aviv por unos 50 millones de dólares.

En contra de este maridaje, planteamos la ruptura de relaciones con el Estado de Israel, reclamamos el cese del genocidio contra Gaza y defendemos la perspectiva de una Palestina única, laica y socialista, como parte de una federación socialista de pueblos de Medio Oriente.

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