Políticas
18/7/2024
BUENOS AIRES
Kicillof, defendiendo al capital
¿Qué hay detrás del Rigi bonaerense?
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El gobernador.
La arremetida del gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, para quedarse con la construcción de la Planta de Gas Natural Licuado (GNL) está golpeando a Kicillof, quien había anunciado su radicación en Bahía Blanca en el 2022. En disputa hay un negocio millonario que asocia a YPF con la petrolera malaya Petronas, una inversión que rondaría los 40 mil millones de dólares en seis años, con una capacidad productora de 30 mil millones de toneladas anuales para la exportación.
Club del Petróleo
Esta semana, y horas después de que Kicillof anunciara el envío de la ley de Fomento a las Inversiones Estratégicas a la Legislatura, el gobernador patagónico fue el expositor e invitado estrella del Club del Petróleo para “disertar” sobre las ventajas competitivas que podría ofrecer Río Negro para instalar la planta de licuefacción en Punta Colorada (el golfo de San Matías tiene una profundidad y calado mayor que el puerto de Ingeniero White en Bahía Blanca). El “patagónico” se explayó sobre otros negocios conexos que podrían hacerse con Pan American Energy. De la convocatoria del Club del Petróleo participaron el CEO de YPF, Marín, y representantes de distintas petroleras. Indudablemente, Kicillof tomó nota de que la cosa va en serio.
Weretilneck hizo eje en la adhesión de su provincia a la Ley Bases y al régimen de incentivo a las grandes inversiones (Rigi) como garantía jurídica. Para poner en contexto, la llamada “estabilidad fiscal” (exención de impuestos nacionales y otros beneficios impositivos) le permitiría a la asociación YPF-Petronas optar por no liquidar exportaciones a partir del tercer año, fugando y comprometiendo las reservas de gas. Alberto Weretilneck aprovechó el escenario para pegarle a Kicillof a cuenta de Marín y de Milei.
Negocios y crisis política
De prosperar esta variante, Kicillof tendría que cargar con una dura derrota política en sus pretensiones de liderar al peronismo. Es significativo el silencio de Cristina, Máximo y La Cámpora, que tampoco quieren regalarle la iniciativa política al gobernador bonaerense. Entre quienes presionan para que la provincia adhiera al Rigi está el intendente camporista de Bahía Blanca, Federico Susbielles, alineado en la interna con Máximo contra Axel. Susbielles se reunió con el Ceo de YPF para ofrecer como alternativa que la provincia de Buenos Aires adhiera al Rigi de Milei y Sturzenegger una vez que YPF confirme que la planta de tratamiento del gas natural licuado vaya a construirse en su distrito. Kicillof no desmintió a Susbielles, señal que convalida.
Ni Kicillof ni Susbielles quieren que Milei los madrugue firmando un cheque en blanco por anticipado. Lo que está claro es que Milei va hacerle sudar la gota gorda al gobernador bonaerense. El Rigi bonaerense es un capítulo de una crisis que conocerá nuevos choques.
Astilla del mismo palo
El Rigi de Kicillof -a la medida de la Ley Bases y del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones- es una respuesta convergente y de adaptación al gobierno “libertario” y a las presiones capitalistas. Por eso mismo, lo que está en juego es mucho más que una maniobra para gambetear la firma de una adhesión formal al Rigi de Milei. Al trasladar una definición a la Legislatura, Axel Kicillof entra en un terreno fangoso teniendo en cuenta las presiones de los opositores de derecha y del propio peronismo para que adhiera al mismo Régimen de Incentivos, que hasta poco calificaba de desastroso para el país.
Nada más falso que presentar a la ley de Fomento a las Inversiones Estratégicos de Kicillof como un acto de resistencia a Milei, como lo hizo el ministro de Trabajo Walter Correa cuando alardeó con que Kicillof jamás adherirá al Rigi. Veremos cómo termina, no solo por aquello de que el pez por la boca muere sino fundamentalmente porque “el Kici” es un hombre del capital y la Legislatura un registro de las presiones capitalistas sobre el peronismo y todos los partidos patronales. A la fecha no se conoce el texto de la ley provincial de ” Fomento” ni tampoco ingresó el proyecto a la Legislatura bonaerense. En la conferencia de prensa, Axel Kicillof dejó en claro que su Rigi mantendrá la “estabilidad tributaria” si la planta de GNL se instala en Bahía Blanca, es decir que no habrá mayores cargas impositivas.
Fue el propio ministro de gobierno de Kicillof, Carlos Bianco, quién aludió a esta ley de “Rigi bonaerense”, una denominación que hasta en las formas se mimetiza con la del gobierno liberfacho. Confesando que la pretendida resistencia es puro verso, Bianco -vocero de Kicillof- aclaró en un reportaje que no se trata de “Rigi sí o Rigi no”, porque una vez reglamentado el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones será de aplicación nacional. El “Rigi ya está” de Bianco delata la hipocresía de la ley provincial, que es un pérfido operativo de disimulo. Para despejar dudas, el jefe de ministros le bajó el tono a la posibilidad de que la provincia de Buenos Aires aplique impuestos provinciales propios, a pesar de que la recaudación tributaria se desplomó y de que pesan los vencimientos de la deuda externa provincial.
La clave de este arrugue la dio Kicillof cuando, corrido por la exigencia de Marín, declaró que estaba dispuesto a los “mayores sacrificios”. Mientras le da garantías a Petronas, el ajuste recae sobre los salarios y jubilaciones. La “gambeta” de Kicillof tiene un futuro incierto porque en lugar de aplacar a los legisladores e intendentes del PRO, radicales y liberfachos, les da un nuevo impulso para que presionen por la adhesión a la ley nacional acusando a Kicillof de poner en peligro la obra más importante en territorio bonaerense.
No puede descartarse que sea el propio gobierno de Unión por la Patria el que mande al muere el Rigi bonaerense en la Legislatura para presentar la adhesión al Rigi de Milei y Sturzenegger como un hecho consumado. Las últimas votaciones en la Legislatura fueron un fiasco para el gobierno peronista como lo fue la fallida ley de actualización de las indemnizaciones por despidos -bajada por Kicillof y Magario- para no malquistarse con los capitalistas. Incluso la ley de emergencias médicas -con media sanción en Diputados- pende de un hilo porque no pasaría en el Senado bonaerense. Un dato no menor es que Kicillof tampoco contaría cien por ciento con los “libertarios disidentes” que vienen votando con el oficialismo en la Legislatura. Si bien saludaron al Rigi de Kicillof se apuraron a aclarar que están a favor de que la provincia de Buenos Aires adhiera, como lo hizo Río Negro, a la Ley Bases y al Rigi nacional.
Tirando la toalla
Todo converge a que seguirán las concesiones. Kicillof le respondió por escrito al presidente de YPF que hay decisiones sobre el Rigi que escapan al Ejecutivo provincial y que dependen de la Legislatura y del Concejo Deliberante de Bahía Blanca. Como se señala en Prensa Obrera, el Rigi de Kicillof es un complemento del de Milei que otorga exenciones impositivas por 30 años a quienes se acojan al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones. En este régimen entra la planta de tratamiento del gas natural licuado. Sea cual fuere el destino final (Buenos Aires o Río Negro), esta crisis expone a los nacionales y populares de Kicillof y del kirchnerismo como sostenedores de un régimen entreguista.
Nacional, bonaerense o un mix de ambos, los Rigi son una versión 2024 de los pactos infames que atan a la Argentina al imperialismo y al gran capital. Esta lección política sobre la cobardía cómplice del nacionalismo burgués -que dejó pasar la Ley Bases y ahora se prepara para tirar la toalla en la provincia de Buenos Aires- debe servir para armar al activismo y a los luchadores con un programa y una política de independencia frente al peronismo. A los Rigi de la entrega nacional le oponemos la lucha por la nacionalización de toda la industria petrolera, gasífera y eléctrica bajo control de los trabajadores.
