Políticas

13/12/2021

La agenda del FMI es hiperinflacionaria

Sobre las recomendaciones del organismo para "bajar la inflación" en Argentina.

Imagen extraída de La Voz de Córdoba.

El FMI, tras concluir las reuniones técnicas con representantes locales en el marco de las negociaciones para arribar a un acuerdo, emitió una declaración sobre Argentina. En relación a la inflación, el texto recomienda abordarla desde “un enfoque múltiple que implique una reducción del financiamiento monetario del déficit fiscal, una política monetaria adecuada con tasas de interés reales positivas y una coordinación de precios y salarios”. En criollo: mayor ajuste sobre las partidas sociales, intereses más usurarios aún para los instrumentos nominados en pesos y topes salariales. Allí se pretende ocultar que el programa del FMI, lejos de mitigar la inflación, no hará más que acelerarla a partir de la devaluación de la moneda y el aumento de tarifas.

En primer lugar, el FMI y la clase capitalista buscan dejar de financiar el déficit fiscal con emisión monetaria apelando a un recorte en el gasto público. Esto implica ajustar las partidas destinadas a educación, salud, vivienda, asistencia social, jubilaciones y subsidios energéticos. No obstante, pretenden reducir estos últimos descargando mayores tarifazos sobre los usuarios, es decir, sin afectar los intereses de las petroleras y las empresas de energía. En ese sentido, debemos recordar que los principales destinatarios de la emisión monetaria no son las partidas sociales, las cuales pierden constantemente contra la inflación, sino los subsidios patronales y los intereses derivados de los pases y Leliqs del Banco Central, que crecen mes a mes en términos reales.

A su turno, el Fondo planteó reforzar el mecanismo mediante el cual el Banco Central esteriliza los pesos circulantes a través de la emisión de Leliqs y pases. En ese sentido, propuso subir la tasa de interés que la entidad paga por dichos instrumentos, lo cual generaría consecuencias explosivas considerando que “el monto de los pasivos remunerables alcanza a $4,3 billones: por cada punto de aumento de la tasa hay que pagar $43.000 millones” (Infobae, 13/12). A su vez, un incremento de la tasa de interés traería efectos profundamente recesivos, acentuando una tendencia que existe en la actualidad, donde los bancos destinan el grueso de su cartera en la compra de instrumentos del BCRA, mientras se encarecen los créditos a la producción. Sin dudas, con esto el FMI también busca hacer más atractivas las inversiones financieras nominadas en pesos para desalentar una corrida hacia el dólar, en pos de que el país cuente con las divisas suficientes a la hora de hacer frente a los vencimientos de deuda con el organismo.

Por otro parte, ya conocemos los resultados de la mentada “coordinación de precios y salarios” a la cual hace referencia el FMI en su comunicado. Se trata únicamente de mantener a raya los ingresos de los trabajadores, mientras que los empresarios no hacen más que aumentar sus precios. Sin ir más lejos, todas las medidas de control que ha montado el gobierno desde la oficina de Comercio Interior fueron sencillamente una cobertura para anclar paritarias y ocultar su propia responsabilidad en el ascenso inflacionario.

Como si fuera poco, el oficialismo se dispone a reemplazar estas medidas ineficaces por otras más devaluadas. Por ejemplo, en enero 2022 se desarmará la canasta de productos congelados para pasar a los “precios consensuados”. En esa línea, vemos cómo se van desmantelando las restricciones a la exportación de carne a pedido del capital agrario, mientras la única medida gubernamental frente a la disparada en los precios es ofrecer cinco cortes con descuento en las semanas de las fiestas.

Así las cosas, los alimentos no paran de subir mientras los ingresos de las familias se desintegran, dando lugar a un escenario donde, según un informe de Naciones Unidas, 16 millones de argentinos padecen inseguridad alimentaria, es decir, “que se saltean a diario e involuntariamente algunas de las comidas recomendadas para una dieta mínima o pasan más de un día en ayunas varias veces al año” (Página 12, 13/12). Este cuadro desesperante en un país productor de alimentos es obra de los sucesivos gobiernos, que han hambreado al pueblo para complacer a los capitalistas.

Con todo, la receta del FMI para supuestamente bajar la inflación es una sumatoria de ataques a la población trabajadora. A su vez, el documento omite que precisamente las políticas fondomonetaristas son las que nos llevarán a un escenario de hiperinflación en Argentina. Por un lado, el organismo es partidario de cerrar la brecha cambiaria por la vía devaluatoria, en función de que el gobierno deje utilizar dólares de las reservas para contener la cotización de los tipos de cambio paralelos y los conserve para el pago de la deuda. De este modo, se encarecerán los insumos importados trasladándose al precio final.

Asimismo, el acuerdo con el Fondo implicará un mayor drenaje de divisas. Se profundizará la fuga de capitales a través del pago de vencimientos de deuda y por medio de los regímenes especiales mediante los cuales se flexibiliza el cepo para algunas ramas de exportación, a fin de que las multinacionales involucradas puedan girar sus ganancias al exterior con mayor facilidad. Cabe destacar que el FMI ha sido cómplice de la fuga bajo el mandato de Macri y que son esos mecanismos los causantes de la bancarrota nacional a la que asistimos, la cual está en la base de la depreciación de la moneda y la brecha cambiaria actual y del desmadre inflacionario que esto trae aparejado. Por lo tanto, podemos afirmar que el acuerdo con el FMI acentuará el saqueo nacional y de ningún modo servirá para revertir la huelga de inversiones en la que está inmersa la clase capitalista, que constituye otro factor inflacionario en la medida que los pesos circulantes, en lugar de dirigirse a al desarrollo productivo del país, se vuelcan al dólar acicateando una corrida.

Por otro lado, los tarifazos en los servicios públicos que forman parte constitutiva de la agenda del FMI sin lugar a dudas echarán leña al fuego de la inflación en ascenso. Esto, sin mencionar que la situación de las tarifas se agravará si prospera una devaluación, ya que el insumo base de toda la industria energética -el gas en boca de pozo- se encuentra dolarizado, y, a su vez, parte de la energía se importa.

Como vemos, el pacto con el FMI, que cuenta con el apoyo del gobierno y la oposición derechista, vendrá acompañado de nuevos golpes al bolsillo popular. La masiva movilización a Plaza de Mayo el día sábado mostró la disposición que anida en amplios sectores para enfrentarlo. Desde la izquierda nos jugamos a fondo en esa perspectiva.