La gira de Massa por Estados Unidos, armada por Rubinstein
El viceministro partidario de la devaluación. mayor ajuste y nuevos tarifazos.
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Partirá días antes para adelantar gestiones con el FMI.
Gabriel Rubinstein actúa como el armador de la gira que el ministro Sergio Massa realizará por Estados Unidos la semana próxima, donde se reunirá con el directorio del FMI, funcionarios de Biden, de organismos de crédito como el Banco Mundial y ejecutivos de grandes petroleras y mineras yanquis. El flamante viceministro, promotor abierto desde antes de su designación de un fuerte ajuste fiscal y una devaluación, tendrá a su cargo las gestiones cara a cara con el Fondo que determinarán luego la redacción del Presupuesto 2023. Para eso, se subirá al avión rumbo a Washington días antes que el resto de la comitiva.
El nombramiento de Rubinstein, luego de haber sido pausado por sus previos posicionamientos públicos críticos del gobierno y exigiendo un rumbo a fondo de recortes del gasto público y depreciación del peso, es todo un gesto de alineamiento del Frente de Todos con este plan de Massa. El fin de semana debió salir a desmentir su autoría en un paper que plantea un plan de nuevos tarifazos, una depreciación de la moneda nacional del 50% y un desdoblamiento cambiario, aunque lo hizo de forma notable: aseguró que “no va a haber devaluación, por lo menos no este jueves”. En criollo, esa es la intención del nuevo elenco de Economía, pero todavía no tiene las condiciones para hacerlo sin detonar una corrida y una hiperinflación.
Esa es la guía de la política económica que se pactará con el Fondo para lo que queda de mandato de este gobierno. Tanto es así que en la comitiva “técnica”, que se adelantará al viaje de Massa, el viceministro irá acompañado del secretario de Hacienda, Raúl Rigo, encargado de redactar a su vuelta el Presupuesto 2023 (y quien fuera mano derecha de Guzmán al firmar este acuerdo con el FMI que nos trajo a la situación actual).
También se comprometerán a redoblar el ajuste en lo que resta del año para cumplir con la meta fiscal que exige el programa, lo cual implica recortes extra por 600.000 millones de pesos. Por este motivo antes de preparar las valijas ya se puso en marcha la segmentación que redundó en un tarifazo de alcance masivo; se podaron 210.000 millones de pesos en educación salud, obra pública y vivienda; y se fijó una actualización del salario mínimo 20 puntos por debajo de las proyecciones de inflación anual.
Es más que indicativo que, para despejar suspicacias sobre la implementación de esta hoja de ruta, el “Cuervo” Larroque se haya encargado de destacar el respaldo de La Cámpora al plan de Massa y Rubinstein. Se van así con “plenos poderes”, apurando los anuncios de ventajas cambiarias para los pulpos petroleros, mineros, del agro y de las tecnológicas. La flexibilización del cepo a grandes multinacionales y el reconocimiento de tipos de cambio especiales -mientras se restringe a la población del país la posibilidad de comprar dólares-, es una suerte de devaluación en cuotas, que seguirá recalentando los precios de los alimentos y combustibles, e incentivando la inflación en general.
Si todavía (o “al menos este jueves”) no se procede a un salto brusco en el tipo de cambio es porque el Banco Central sigue con las reservas netas en rojo y no podría responder a otra corrida. Además se dispararían los costos por los contratos de dólar futuro que el BCRA firmó a mansalva las últimas semanas, y también los intereses del Tesoro por el bono dual (indexado al dólar y la inflación) que acaba de emitir para canjear la deuda en pesos -y que ya ofrecieron desde entonces ganancias del 9% a los especuladores.
A diferencia de este blindaje financiero de la banca, una devaluación terminaría por hundir los salarios de los trabajadores. Es el atractivo principal que Massa y compañía ofrecerán por Washington, Houston y Nueva York. Sin embargo, son mayores las garantías que exige el FMI, al igual el resto de los organismos multilaterales de crédito para aflojar desembolsos de préstamos ya acordados, y por supuesto los grandes capitales antes de invertir un dólar en Argentina. Este rumbo de entrega y ajuste debe ser denunciado, de la mano de un llamado a los trabajadores a ganar la calle contra este gobierno peronista al servicio de la Casa Blanca y Wall Street.
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