Políticas
23/2/2024
La “liberalización” del mercado de alquileres: dolarización y aumentos por encima de la inflación
Para los trabajadores, que además están sufriendo los coletazos del plan motosierra de Milei, se está tornando muy difícil tener una vivienda.
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Alquileres.
Los libertarios dijeron durante mucho tiempo que, al derogarse la Ley de Alquileres, la oferta de inmuebles iba a subir al compás de una disminución de los precios. Milei avanzó en esa dirección, pero terminó ocurriendo todo lo contrario. La disponibilidad de alquileres subió un 60% en los últimos dos meses y los precios aumentaron un 21% solo en enero –por encima del IPC de ese mes. Para los trabajadores, que además están sufriendo los coletazos del plan motosierra de Milei, se está tornando muy difícil tener una vivienda.
Al día de hoy, de acuerdo a un informe del portal inmobiliario Properati, se necesitan 2,7 salarios mínimos para pagar el alquiler, cuando en febrero del año pasado se necesitaban 1,4. Esto da cuenta, por un lado, del derrumbe sin precedentes del salario mínimo –alimentado durante 4 años por el gobierno anterior y ahora por el gobierno libertario–, y, por el otro, de una suba espectacular de los precios de los alquileres.
Las inmobiliarias, según Zonaprop, mantienen dolarizada más de la mitad de la oferta de alquileres en CABA, cuando hace 7 años solo el 10% de ella estaba en moneda extranjera. Ahora ya no están dolarizados únicamente los inmuebles de mayor valor, a los cuales pueden acceder los sectores sociales más pudientes. La “dolarización” se expandió y abarca inmuebles sin distinción de metros cuadrados. Es que el DNU lanzado por el gobierno nacional habilitó a que se puedan pactar contratos tanto en pesos como en dólares.
El alquiler promedio de un departamento de dos ambientes en CABA tiene un costo mensual de $405.000. En diciembre, por la misma unidad, se pedían $344.888 (La Nación, 23/2). El costo de alquiler de los monoambientes, por su parte, asciende a $327.295.
Este fenómeno se replica en otras partes del país. En La Plata, el alquiler de un dos ambientes puede llegar a costar $230.000. En Córdoba Capital, a pesar de que la oferta se duplicó, los precios se dispararon, y en la zona más demandada, Nueva Córdoba, “el alquiler promedio, considerando distintos tipos de viviendas, es de $300.000 mensuales” (Infobae, 16/2).
En el conurbano bonaerense, los precios también escalaron significativamente. En Lomas de Zamora, según el portal Info Región (14/2), el valor promedio de un alquiler asciende a $234.581; un aumento de casi el 14% con respecto al mes de enero. Subas de estas características se reproducen en toda la zona sur de la provincia de Buenos Aires.
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La política devaluatoria de Milei y Caputo es un factor de suba de los precios de los alquileres. Y, como al mismo tiempo opera como una licuadora de ingresos, el salario de los trabajadores va quedando cada vez más lejos de la canasta de ingresos que necesitan para satisfacer sus necesidades mínimas, cifrada por la Junta Interna de ATE Indec en casi un millón de pesos.
Más en general, todos los gobiernos son responsables de que muchísimos trabajadores deban mudarse a la periferia o quedar directamente en la calle, o de que los jóvenes no puedan emanciparse de la convivencia con sus padres. Tanto desde Nación como desde las provincias y los municipios se viene impulsando una política proinmobiliarias, que consiste fundamentalmente en darle rienda suelta a la construcción de torres de lujo y de emprendimientos inmobiliarios de alto valor –lo que es un factor de suba del valor de la tierra y por lo tanto del conjunto de las propiedades.
Los trabajadores debemos luchar por nuestro derecho a la vivienda. El Partido Obrero propone un plan de creación de viviendas populares, con créditos accesibles y a tasas subsidiadas; la implementación de un impuesto progresivo a la vivienda ociosa para desalentar la especulación y volcar viviendas al mercado; crear un banco de tierras públicas para destinar terrenos y edificios fiscales a la construcción de viviendas populares; la colocación de impuestos progresivos a los grupos inmobiliarios; y la urbanización de todas las villas y todos los asentamientos.
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