Las patronales textiles el país se reunieron en Pro Textil 2023 desde donde lanzaron un mensaje de respaldo a la candidatura de Sergio Massa ante el próximo balotaje. Se trata del sector que lidera la inflación y la suba de precios en los últimos años, desde donde reclamaron más acceso al dólar “subsidiado” del gobierno nacional y achacaron las subas y caída de la actividad a maniobras con las importaciones.

Una de las voces que resaltó en el encuentro fue la del presidente de ProTejer, Luciano Galfione, quien entre algunas críticas al gobierno nacional enfatizó su rechazo a la orientación aperturista que proclama Javier Milei y la amenaza que esto supone sobre un sector fuertemente dependiente de un mercado interno cautivo. Esto coloca a los trabajadores ante una extorsión de aceptar la inflación y las condiciones precarias “nacionales” o la apertura y dolarización internacionales.

Las patronales textiles fueron de los sectores menores regulados durante el gobierno del Frente de Todos, con aumentos que se estiman en los 994,4% contra 712,9% del promedio del IPC para los últimos cuatro años, allanándose a algunos “acuerdos de precios” en el último periodo.

Esta situación ventajosa, en el cuadro de un mercado interno “protegido” por las restricciones a las importaciones debido al cepo cambiario y el encarecimiento del dólar, sumadas las medidas y beneficios impositivos y financieros otorgados por Massa y el gobierno al sector explican el apoyo al oficialismo en la contienda electoral.

Además, las patronales textiles gozan de un régimen de explotación laboral que suma talleres textiles en la clandestinidad y condiciones laborales de ultraprecarización, con salarios totalmente depreciados en dólares, que no tienen nada que envidiarle a las grandes manufactureras internacionales.

El apoyo a Massa no vino sin el reclamo por mayores beneficios para el sector, partiendo de la liberación de un mayor caudal de dólares oficiales para la importación de insumos textiles y el pago de deudas con los proveedores internacionales.

Desde el sector, también denuncian el crecimiento de las importaciones textiles asociadas a maniobras de las principales cadenas de bienes de consumo masivo, las cuales liberan parte del cupo de divisas oficiales para dicho propósito.

Mientras que las importaciones de insumos cayeron en términos interanuales, lo que ha subido fuertemente son las importaciones del rubro prendas de vestir, con incrementos superiores al 40%, por un valor total de 16.469 millones de dólares.

La “apertura de las importaciones” fue una amenaza solapada del gobierno para controlar los precios de los textiles, sin embargo Galfione señala que las grandes comercializadoras “importan al oficial y venden al blue”, manteniendo los precios altos y sacando una mayor tajada.

Las patronales del sector, envalentonadas por los precios excepcionales, dicen haber invertido unos 700 millones de dólares en bienes de capital que actualmente no pueden realizar con un uso reducido al 55,6% de la capacidad industrial instalada.

Como el conjunto de la burguesía nacional y explotadora, reclaman garantías excepcionales para sus negocios, no solo asociadas al control de la competencia externa y la liberación de precios internos, sino en materia de flexibilidad y reformas laborales antiobreras.

Las patronales textiles se alienan con Massa porque Massa es el mejor candidato de los capitalistas de la industria, y no porque sea el mejor exponente del desarrollo industrial. Algo que se nota en la priorización de los negocios privados por sobre el empleo, las condiciones laborales y los salarios. La defensa de los puestos de trabajo y la industria solo puede venir de la organización independiente de los trabajadores por sus condiciones inmediatas y por un plan económico e industrial sobre nuevas bases sociales.

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