Políticas
18/8/2025
Milei y Bullrich dan otro paso en meter a los milicos en la represión interna
Refuerzan la militarización de las fronteras con una mesa común del Ministerio de Seguridad con Defensa.

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Militares argentinos.
El gobierno nacional reforzó la militarización de las fronteras, avanzando en una mayor cooperación en la actividad que llevan adelante las Fuerzas Armadas y las fuerzas federales. En nombre de la “lucha” contra actividades ilícitas como el narcotráfico, el lavado de dinero y las redes de trata, y de “garantizar” la “soberanía y la independencia”, Milei da otra vuelta de tuerca en la introducción de los militares en tareas de represión interna.
Como parte de esta iniciativa, se creará una mesa de coordinación en la que participarán los ministerios de Defensa y Seguridad, las secretarías de Estrategia y Asuntos Militares, el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y las jefaturas de las distintas fuerzas de seguridad federales. La Gendarmería es la fuerza federal que tendrá mayor protagonismo en la nueva aventura represiva del gobierno libertario.
Se trata de un reforzamiento del Operativo Roca y del Plan Güemes –orquestado junto al gobernador salteño Sáenz–, con los que desplegaron militares y gendarmes en las fronteras, pero que no significaron el fin del delito ni la defensa de la soberanía nacional. El saldo ha sido el asesinato de un trabajador bagayero a manos de Gendarmería, en diciembre de 2024. En mayo de este año, el gobierno intensificó la presencia de militares y gendarmes en el límite entre Misiones y el sur de Brasil.
El gobierno coloca a los militares –a los cuales ya se permitió detener personas que cometan delitos en flagrancia– y los gendarmes al servicio de la represión contra la clase obrera, en un contexto de creciente crisis social y cuando afloran cada vez más luchas contra su plan de ajuste criminal. Estamos ante una política con la que, además, se busca estigmatizar aún más a los migrantes, a quienes desde el poder se vincula con la venta ilegal de estupefacientes en la frontera.
Ni Milei, ni Patricia Bullrich ni Luis Petri tienen intención alguna de terminar con los negocios espurios que tienen lugar a lo largo y ancho del territorio nacional; tampoco de garantizar la soberanía y la independencia. Se trata del personal político que impulsó una ley de blanqueo de capitales que les permitió a narcotraficantes y tratantes introducir su dinero sucio en el circuito mercantil legal –una gran maniobra de lavado organizada por el Estado.
Tampoco tienen un plan para desbaratar redes de trata, y encubren a los responsables de la desaparición del niño Loan. El presidente Milei está involucrado en la megaestafa cripto $Libra, que tiene todos los condimentos de una operación de lavado de dinero. Hace muy poco salieron a la luz más elementos que dan cuenta de las relaciones entre José Luis Espert, quien encabezará la lista de diputados de La Libertad Avanza en Buenos Aires en las próximas elecciones de octubre, y el narco Fred Machado.
Machado está en prisión domiciliaria en Viedma y pelea por evitar su extradición a Estados Unidos, donde lo juzgarían por narcotráfico, lavado de dinero y fraude en la compraventa de aviones. “Cuando fue arrestado en el aeropuerto de Neuquén, el 15 de abril de 2021, los celulares de los armadores de la campaña presidencial de José Luis Espert en 2019 comenzaron a vibrar”, dice un artículo de El Diario Ar (17/8).
También se reveló que Machado aportó entre 2 y 5 millones de dólares a la campaña electoral de Espert, siendo su principal financista, y que parte de ese dinero se desvió con fines desconocidos. Asimismo, le prestó a Espert un avión King Air y una Jeep Cherokee blindada. El candidato de Milei se hizo conocido por pedir “cárcel o bala” contra los luchadores populares, a quienes suele acusar además de delincuentes. Más bien, Espert debería ser investigado por sus lazos con el crimen.
Por otro lado, resulta absurdo que el gobierno justifique la medida con el pretexto de una supuesta defensa de la soberanía nacional. Milei está entregando el país a las grandes potencias capitalistas y se alinea fundamentalmente con Estados Unidos e Israel, apoyando las guerras que impulsan por el mundo. Al mismo tiempo, intenta organizar la economía en función de satisfacer los intereses del FMI y los grandes acreedores internacionales. El Ministerio de Economía está copado por un grupo de jugadores de mesas de dinero (ajeno, de los trabajadores) y lobistas del JP Morgan.
Fuera los milicos y los gendarmes de las fronteras. Abajo la represión.

