Políticas
21/4/2025
Milei y Francisco

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Las coincidencias entre ambos no son pocas.
“A pesar de las diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí”, dijo Javier Milei refiriéndose a la muerte de Francisco. El presidente tiene previsto partir hacia el Vaticano para participar de la despedida final de quien ocupara, hasta hace muy poco, el trono de San Pedro.
Las relaciones entre Milei y Francisco han ido mutando con el tiempo. El presidente argentino ha llegado a decir que Bergoglio era un “zurdo hijo de puta que pregona el comunismo”. Pero, tras asumir la presidencia, tuvo que bajar varios cambios y ser “pragmático”. Milei se reunió con el entonces Papa en febrero de 2024, en medio de una gira internacional que incluyó una parada en Israel en tiempos de guerra de exterminio contra el pueblo palestino. Algunos medios señalaron que ese encuentro constituyó una vía hacia el “deshielo”. Milei necesitaba la contención social de la Iglesia para implementar su plan de guerra contra las masas trabajadoras sin que todo estallara por abajo.
En lo esencial, las coincidencias entre Milei y el Papa no son pocas. Comparten desde la defensa de la propiedad privada -base de la explotación capitalista-, es decir la defensa de un régimen social basado en la explotación y opresión de una mayoría por parte de una minoría, hasta una política frente a los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales.
Ambos son opuestos a la interrupción legal del embarazo; Francisco se oponía incluso en casos de violación, al igual que Milei. Es conocido que el presidente argentino quiere volver la rueda de la historia hacia atrás, y condenar a las mujeres al aborto clandestino con sus secuelas físicas y psicológicas e incluso con el peligro de muerte. Detrás de mantener el aborto en la ilegalidad se esconde tanto el intento por reforzar la regimentación estatal sobre las mujeres y los cuerpos gestantes como el de mantener los negocios de las clínicas privadas en las que se practican abortos a precios altísimos.
Se ha intentado construir una imagen del Papa en la que este aparece como un defensor de los derechos LGBT. Francisco autorizó la bendición de parejas homosexuales, a la par que se mostró abierto a la unión civil entre personas del mismo sexo. Pero, en los hechos, la Iglesia sigue operando como un factor de impulso a la discriminación y a la violencia contra las diversidades sexuales. La Iglesia también se opone a la ESI, que no instrumenta en los numerosos colegios que dirige, mientras en su seno se extiende la pedofilia; el propio Francisco intervino personalmente para defender curas abusadores. Milei ha llegado a emparentar la homosexualidad con la pedofilia, y se opone a la ESI, una herramienta para detectar abusos.
Curiosamente, tanto Francisco como Milei, sin tener hijos ni parejas, hicieron campaña a favor de formar familias, obviamente bajo la heteronorma. Con la defensa de la familia, bajo el capitalismo, se busca garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo y el sostenimiento de la división de la sociedad en clases. En ella se reproduce el funcionamiento de la sociedad burguesa, con sus estructuras jerárquicas, sus funciones regimentadoras y su carácter opresivo; en general, las mujeres desempeñan un papel subordinado, y los niños son el eslabón más débil. Para los capitalistas es clave mantener sumisas a las masas e imponer entre ellas vínculos opresivos para dividirlas. Así, refuerza su poderío social. Mientras tanto, las familias trabajadoras son sometidas a la pobreza, la escasez y la descomposición social como consecuencia del "ajuste más grande de la historia".
Francisco asumió su lugar como Papa prometiendo un mayor acercamiento de la Iglesia a los pobres, como parte de un intento por rescatar una institución que es sostén de gobiernos capitalistas que empobrecen a los trabajadores. En el marco del brutal ataque del gobierno de Milei contra los sectores más explotados y oprimidos de Argentina (que incluyó razzias en comedores populares y persecución judicial), la Iglesia colabora "espiritualmente" promoviendo la resignación frente a la realidad actual, es decir, frente a la miseria, la desposesión y el sometimiento.

