El ministro de Defensa, el radical Luis Petri, dijo otra vez que el gobierno nacional se apresta a reintroducir a las Fuerzas Armadas como un actor político en la vida interna del país. En diálogo con El Cronista (26/2), planteó que su objetivo es “reequiparlas y potenciar su accionar” para abordar el “combate” contra el narcotráfico y el terrorismo. Se trata de una coartada para sacar a los milicos de los cuarteles y utilizarlos para reprimir a los trabajadores.

Javier Milei y sus acólitos del PRO y la UCR vienen agitando estos planteos desde los tiempos de la campaña electoral 2023. El Ejecutivo está preparando un decreto para que las FF.AA intervengan en seguridad interior, cuando para ello se deberían modificar las leyes. Es más, la caída Ley Ómnibus contenía disposiciones que de implementarse hubiesen dado al presidente facultades para permitir, por un lado, el ingreso al país de tropas extranjeras para participar de ejercicios militares, y, por el otro, la salida de fuerzas nacionales para realizar actividades de características similares. En esta línea se inscribe la llegada en abril del portaviones norteamericano George Washington, que opera en la zona del Pacífico.

En línea con la política internacional del imperialismo, el gobierno nacional quiere incluir a Hamas en la lista de organizaciones terroristas y tener vía libre para perseguir y encarcelar a todo aquel que se movilice en apoyo a la lucha del pueblo palestino. Más en general, la lucha “contra el terrorismo” apunta a fortalecer la represión del Estado contra los trabajadores y a restringir la libertad de expresión y manifestación. De hecho, los atentados que sufrió el país en la historia reciente contaron con la colaboración de las fuerzas de seguridad para su concreción y su posterior encubrimiento.

Petri, asimismo, sostuvo que las Fuerzas Armadas deben colaborar en el supuesto combate que las distintas policías y la Gendarmería desenvuelven contra el narcotráfico. Pero el narcotráfico es un negocio capitalista que se sostiene con la colaboración activa del Estado y sus fuerzas de seguridad. El gobierno no pone la lupa sobre el comercio exterior, la banca o sobre las empresas, eslabones de la economía que contribuyen a hacer girar la rueda del negocio narco; ni tampoco pretende hacerlo.

La introducción de los militares en la “lucha” contra el narcotráfico solo daría lugar a la existencia de militares mafiosos, que sacarán una tajada por defender el negocio. Es lo que ocurrió en países como México y Colombia. El gobierno también apunta a liberar a la Gendarmería de las tareas de vigilancia en las fronteras y destinarlas a reforzar el aparato policiaco-represivo en las barriadas populares, reemplazándola por el Ejército.

Petri señaló que las Fuerzas Armadas deben cumplir “con la custodia de la soberanía”. La impostura no podría ser mayor. Es que el gobierno está desarrollando una política de entrega de la Argentina al capital financiero internacional. Justamente la tentativa de permitir la entrada de tropas imperialistas a la Argentina se contradice con todo tipo de planteo que haga alusión a la defensa de la soberanía. “Necesitamos un control del mar argentino eficiente”, dijo el ministro de la UCR, cuando la Ley Ómnibus estipulaba el saqueo del mismo por compañías capitalistas. Por otro lado, Milei viene de guardar silencio sobre la visita del canciller del Reino Unido a las Islas Malvinas, quien dijo que serán británicas para siempre.

En la entrevista, el ministro adelantó que se está avanzando en la compra de aviones supersónicos estadounidenses. El gobierno se encuentra alineándose con el imperialismo y el gobierno terrorista de Israel. Petri justificó todo esto en nombre de que durante el kirchnerismo las FF.AA fueron “maltratadas, demonizadas y su capacidad de acción fue reducida”. Pero los K –y el peronismo en general– promovieron una política de reconciliación con las Fuerzas Armadas, llamando a dar vuelta la página y preparando el camino para introducirlas en la represión interna.

Rechazamos el reforzamiento de las Fuerzas Armadas capitalistas, sostenes de este régimen de hambre y saqueo. Solo los trabajadores en el poder pueden terminar con el narcotráfico, el delito y la confiscación imperialista.

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