Políticas
22/7/2021
Sube la canasta básica y cae el consumo: el cóctel ajustador del gobierno
Según datos del Indec la canasta básica llega a $66.488 y la canasta alimentaria a $28.414. Los salarios siguen perdiendo lugar contra la inflación.
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El Indec acaba de publicar los valores de la Canasta Básica Total y Canasta Básica Alimentaria del mes de junio, ascendiendo la primera a $66.488 y la segunda a $28.414. La combinación de estos números con la caída interanual del consumo, del orden del 15%, refleja las consecuencias de la política ajustadora del gobierno contra los salarios, jubilaciones e ingresos populares.
Se trata de una suba interanual del 57,6% en la canasta de alimentos y un 51,8% en la canasta básica, sobrepasando holgadamente la media de los salarios. Respecto al mes de mayo, la suba fue del 3,6% y el 3,2%, respectivamente.
Previo a estos números, los precios mayoristas llevan acumulados un 29,8% de aumento durante el primer trimestre del 2021, trepando un 3,1% en junio. Esto se debe principalmente al aumento de los precios nacionales y al impacto de la suba del precio de los hidrocarburos, en gran medida debido a los subsidios y beneficios del gobierno a las petroleras.
Otro caso paradigmático es el de la carne que, a pesar de las restricciones a las exportaciones durante 30 días, sumó un 7,7% en junio y promedia un alza del 90,3% interanual, con una duplicación del valor de la tira de asado de un año al otro, según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).
Salarios y consumo
La estimación de la consultora Focus Market respecto a la dramática caída de consumo es un dato indicativo del impacto del ajuste del gobierno nacional en la economía y en el golpeado poder adquisitivo de trabajadores y jubilados. La contracción de la capacidad de compra es una constante que se ha ratificado mes a mes durante todo el primer trimestre del 2021, con una media del semestre del 14%. Entre los productos que más se ha restringido su acceso durante el año se encuentran los alimentos (-19%) y productos de limpieza (-16)
La contracción del consumo va indisolublemente ligada al perjuicio de los salarios contras la inflación, resultado del “acuerdo de precios y salarios” del gobierno nacional, que implicó el recorte del poder adquisitivo real de los ingresos de los trabajadores, con paritarias ancladas según la proyección oficial del gobierno y una progresiva liberación de precios, de la mano del desmantelamiento de Precios Máximos, aumentos en Precios Cuidados y el lanzamiento de acotados programas, como el Súper Cerca, que poca incidencia en la mesa de las familias obreras.
Las últimas paritarias firmadas entre el 40-45%, y la reapertura de las que cerraron por el 30-35%, no revierte para nada esta situación, sino que agrava el retroceso de los salarios, confrontadas contra una inflación interanual superior y contra la proyección anual del 50%.
Para el caso de los jubilados la situación es dramática. Para el primer semestre del 2021 habrían acumulado una “suba” del 20% contra un 25% de inflación, dejando a la jubilación mínima en $23.064,70. El bono de $5.000, pagadero en agosto, siquiera compensa la pérdida originada por la movilidad ruinosa del gobierno. Ni hablar del 8% (en la mínima) perdido bajo la suspensión de la movilidad en 2020, o el 20% retrocedido durante el macrismo. Según Ambito (22/7), el 70% de los 7 millones de jubilados y pensionados se encuentra endeudado.
El adelantamiento del “aumento” en cuotas del salario mínimo es otro de los paliativos del gobierno. Un aumento que totaliza un 35% al llegar febrero del 2022, sin correr con la “suerte” de ser equiparado al 45% de las reaperturas de paritarias. Para el mes de junio, el salario mínimo se ubicó en $25.572, $2.842 debajo de la canasta de indigencia y $40.916 de la de pobreza. En estos términos, es probable que los índices de pobreza e indigencia vuelvan a pegar un salto, cuando se tenga el informe del primer semestre del 2021.
El hecho de que los aumentos de precios se den de la mano de una caída del consumo pone de manifiesto que solo las patronales cubren sus bolsillos frente a la devaluación y la suba de los precios internacionales, trasladándole la factura a la clase obrera. El gobierno acompaña esta orientación con la desregulación y liberación de tarifas y precios, camino al acuerdo con el FMI.
Urge una recomposición general de los salarios e ingresos de la población, partiendo de la reapertura de las paritarias para llevar a los salarios por arriba de la canasta familiar, e imponer que ningún ingreso obrero (pensiones, jubilaciones, seguro al desocupado, etc.) pueda encontrarse por debajo de la canasta básica, como punto de partida para revertir el crecimiento de la pobreza y la indigencia en el país. Un programa que desenvolvió el Plenario del Sindicalismo Combativo en su reciente jornada de lucha nacional en el Obelisco, junto a las principales luchas sindicales.
El gobierno del Frente de Todos y el de Juntos por el Cambio hundieron el país en la miseria, la izquierda, a través del FIT-U, expresa una salida obrera al régimen del hambre y del FMI.
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