Los beneficios a los capitalistas tuvieron un lugar privilegiado en los anuncios de Sergio Massa. Dentro de los mismos figuran subsidios para las Pymes, eliminación de retenciones para las denominadas economías regionales y el lanzamiento de un nuevo dólar soja. Esas concesiones contrastan con las migajas que recibirá la población trabajadora.

Por un lado, el candidato dispuso que, a cambio de las sumas fijas, las Pymes y Micropymes obtengan un descuento de las contribuciones patronales, del 50% y 100% respectivamente. Este subsidio indirecto a los capitalistas se paga con la caja de los jubilados, mediante la rebaja de aportes, que como afecta la recaudación previsional, va a deprimir las próximas actualizaciones de haberes por la fórmula de movilidad.

El gobierno les ahorrará a estas empresas, con la plata de los jubilados, la obligación de costear esos $30 mil mensuales que recibirán los trabajadores del ámbito formal en septiembre y octubre. Esto, sin siquiera corroborar -a partir de abrir sus libros- que carezcan de la espalda suficiente para pagar esas sumas. Con ese gesto, Massa está justificando que las Pymes sigan otorgando a sus empleados aumentos a la baja, bajo el preconcepto de que no podrían solventar incrementos reales.

Por otra parte, las exportaciones de productos pertenecientes a las economías regionales con agregado industrial (como el vino, el tabaco, el arroz, etc.) dejarán de pagar retenciones. Sin importar que este sector ya se vio beneficiado con el dólar agro y la reciente devaluación del 22%. A su vez, el 25% de los porotos de soja y derivados podrán liquidarse al dólar Contado con Liquidación. “La combinación de ese 25% a un dólar de $770 y el 75% restante al tipo de cambio oficial de $350 da un promedio de alrededor de $450” (TN, 28/8). Se trata de un nuevo premio a los especuladores, ya que el agro, tras la devaluación pos Paso, liquidó 70% menos que en la semana previa a la espera de una suba mayor del tipo de cambio y su extorsión surtió efecto.

El nuevo dólar soja conllevará a una emisión extra del Banco Central, echando leña al fuego de la inflación. Eso neutralizará cualquier efecto que puedan tener sobre el bolsillo popular los paliativos anunciados por Massa, como los modestos bonos al salario registrado y a la jubilación mínima. El candidato de Unión por la Patria pretende combatir a la derecha con la misma receta con la que pavimentó su ascenso: preservando los intereses de la clase capitalista y el FMI, a costa de las mayorías.

Los trabajadores tenemos que intervenir para defender nuestra agenda sin ningún tipo de condicionamientos ni ataduras. Organicemos asambleas en cada lugar de trabajo por una verdadera recomposición salarial, por un sueldo inicial equivalente a la canasta familiar y aumentos salariales atados a la inflación de cada mes. Necesitamos un congreso de delegados de base de la CGT y las CTAs para que estas demandas irrumpan en el escenario político.

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