Políticas

28/3/2021

Villa 31: vecinos denunciaron la falsa urbanización de Larreta

Escombros, ratas e inseguridad, los resultados de un proceso de relocalización deficiente e inconcluso.

El sábado 27 se realizó una recorrida por el sector Bajo Autopista de la Villa 31, en el barrio de Retiro, donde los vecinos y vecinas del lugar pudieron mostrar la situación de precariedad que viven desde el comienzo del proceso de urbanización y relocalización que lleva adelante el gobierno de la Ciudad, de la mano de la Secretaría de Integración Social Urbana.

Ya en el principio del recorrido, organizado por la Mesa de Urbanización, se pudieron corroborar las denuncias: grandes extensiones de escombros y viviendas a medio demoler. “El lugar parece un bombardeo. Así estamos sometidos nosotros a vivir”, explica una de las vecinas del sector y agrega: “Estamos en medio de toda esa mugre, es un total abandono”.

Vale aclarar que estas demoliciones no son recientes, el proceso de relocalización viene sucediendo hace varios meses, en muchos casos, bajo presión de la secretaría comandada por el funcionario Diego Fernández, debido a que las mudanzas no fueron en su totalidad consensuadas y que las viviendas a donde son trasladados los vecinos presentan enormes deficiencias edilicias. El mecanismo que llevó adelante esta secretaría fue de hostigamiento a quienes entendían que las viviendas que habían sido construidas por ellos mismos eran de mejor calidad de las que les estaban ofreciendo y al día de hoy, las familias que aún permanecen, no tienen otra alternativa que la mudanza.

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Transitar entre escombros

Luis vive en una de las áreas donde ya casi no quedan casas. Su familia y sus vecinos de al lado se encuentran aún sin relocalizar, a la espera de algún tipo de respuesta. “Nadie se acercó a hablar conmigo, a ofrecerme una solución al problema”.

Los problemas de salubridad que soportan son enormes. “Estamos viviendo en una situación precaria”, explica, ya que el lugar es caldo de cultivo para la aparición de roedores y de mosquitos y las enfermedades que ello conlleva. “Es muy peligroso estar viviendo en una situación así, está todo roto, a veces se tapan las cañerías, se corta el agua”, agrega.

 

 

Vivir encerrados

Camila, junto a los vecinos de su calle, tuvieron que autogestionar su seguridad. “Nos organizamos para poner rejas de cada lado por la inseguridad que había y que sigue siendo peor ahora en pandemia”, relata la vecina, que vive en la manzana 35: “El gobierno no nos dio seguridad”.

Según denuncian las y los vecinos del sector, la inseguridad ha aumentado considerablemente, no solo en materia de robos e intentos de violación. Cabe recordar el femicidio sucedido en el mes de febrero, en una de las viviendas desocupadas a medio demoler.

No son solo las viviendas

A pesar de que el gobierno de la Ciudad promete construir espacios verdes con asiduidad, vemos que los pocos lugares del área de Bajo Autopista, que han edificado, son un desierto de cemento. La Villa 31 no sólo no cumple con el porcentaje de superficie de espacios verdes recomendado sino que carece casi por completo de árboles.

Las viviendas nuevas construidas por la secretaría son principalmente de chapa en su exterior, y alrededor de ellas no hay casi árboles ni se han planificado espacios verdes, que es otro de los reclamos de las y los vecinos del sector. La capacidad térmica del cemento hace que mantenga las altas temperaturas en verano, lo cual obliga, además, a un derroche eléctrico para lograr la refrigeración cuando se está planificando la colocación de los polémicos medidores de luz prepagos, en medio de la discusión de nuevos tarifazos que atacarán al bolsillo de las familias trabajadoras.

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El reclamo es claro, mientras Larreta promociona su falsa urbanización, las familias que aún quedan en Bajo Autopista están a la espera de una respuesta y el panorama no es alentador. Quienes ya han sido relocalizados no cesan de reclamar por todo tipo de desperfectos en sus nuevas viviendas. La falta de limpieza del sector no solo es un problema para las personas que allí habitan, si no para el conjunto del barrio.

Mientras la inflación no cesa y la llegada de la segunda ola es inminente, en la Villa 31 todavía hay deficiencias en servicios básicos como el agua y la luz. Luego de las grandes luchas desarrolladas en el mes de febrero y marzo a nivel nacional por el Polo Obrero y el Frente de Lucha Piquetero, esta semana comienza un plan de lucha en la ciudad con un programa que incluye el reclamo de la inmediata apertura de comedores, la conectividad para las y los estudiantes, la prohibición de desalojos y la vacunación de las y los trabajadores esenciales de los comedores. Esto debe servir de ejemplo para comenzar en el barrio la organización de la lucha por una urbanización real, incluyendo propietarios e inquilinos y que contemple las necesidades el conjunto del barrio.