Salud

16/9/2020|1605

La ocupación de terapia intensiva y el coronavirus en el interior, en aumento

La diseminación del virus en el interior de las provincias de la Argentina viene a agravar la situación sanitaria preexistente en el país. Con un sistema de salud fragmentado y desfinanciado, las tensiones y presiones sobre los trabajadores no hacen más que aumentar y se comienza a sentir en la atención sanitaria. A su vez, la ocupación general de camas de terapia intensiva ascendió al 60% a nivel nacional.

En Córdoba, a un ritmo de nuevos contagios que oscilan los 700 diarios y con una ocupación de Unidades de Terapia Intensiva por arriba del 57%, el propio ministro de Salud provincial enfatizó que “no existe la capacidad de incorporar recurso humano al sistema sanitario” (La Voz del Interior, 13/9). La confesión del funcionario es un reclamo que levantaron los trabajadores de la salud de la provincia desde hace años y forma parte de una escalada de desfinanciamiento progresivo que ejecuta el gobierno todos los años. Entre los principales reclamos están que no se cubren altas por bajas, las becas y el rechazo a las formas de contratación precaria, que no surgieron con la pandemia, sino que se agudizaron. A este cuadro se le suma que más de 826 agentes sanitarios están contagiados de Covid-19, esta situación responde no sólo a las precarias condiciones laborales, retaceo y mala calidad de los equipos de protección personal (EPP), sino fundamentalmente a los bajos salarios que empujan al pluriempleo. En Mendoza, la situación del personal es similar pero agravada por una ocupación de UTI’s privadas, que asciende al 93% y en las públicas al 88% (El Sol, 16/9).

En Santa Fe, el aperturismo desenfrenado del gobierno de Omar Perotti, que habilitó todas las grandes industrias y empresas de la provincia para continuar con su producción, sin respetar protocolo alguno y exponiendo a miles de familias obreras, llevó a que la provincia supere a la Ciudad de Buenos Aires en contagios diarios en los últimos días. En Rosario, esto llevó a una ocupación de camas del 91% (Página/12, 15/9). Según datos oficiales, solo quedan libres seis camas de terapia en hospitales provinciales, nueve en hospitales municipales y 48 en el sector privado. El escaso presupuesto destinado al sector, tanto por el ex gobierno del Frente Progresista como por el actual del Frente de Todos, provocó un vaciamiento que se manifiesta en la falta de insumos y personal, en trabajadores flexibilizados y superexplotados. Como en todo el país, la falta de médicos, terapistas, enfermeros y auxiliares se traduce en una situación de agotamiento y estrés de los trabajadores de la salud que están en la primera línea del combate a la pandemia. Son los mismos trabajadores a los cuales el gobierno provincial niega las actualizaciones paritarias, reemplazándolas por sumas fijas de miseria. En muchos casos, cobran salarios por debajo de la línea de pobreza (45.000 pesos).

En la provincia de Neuquén, el martes 15 por la noche se alcanzó el 96% de ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos en hospitales del sistema provincial (La Mañana, 16/9). En este contexto, los anuncios del gobierno de sumar 20 camas de UCI son limitados, ya que los propios profesionales y trabajadores vienen de denunciar que no sirve de nada si no se nombra el personal necesario.

En Salta, la crisis sanitaria dio un salto en las últimas semanas con el “despido” de la ministra de Salud por parte del gobernador Gustavo Sáenz. A su vez, se viralizó una carta de un médico residente del hospital de Orán, uno de los distritos más golpeados por la pandemia en la provincia, donde señala: “[la situación del hospital] es catastrófica, tiene capacidad para 17 camas y hay 25, y la carga viral es altísima. La exposición de los médicos es alta. Los médicos de residencia somos quienes andamos cubriendo baches por todos lados, trabajamos por dos mangos y mantenemos vivo al hospital. Incluso los compañeros de guardia no cobran desde junio, porque siempre para el monotributista y para el residente no hay plata”. Pero la región del Norte está muy golpeada, en la provincia de Jujuy, la situación sigue compleja, con un aumento sostenido de casos todos los días y una ocupación que casi llega al 100%.

Está claro que ningún gobierno ha planificado de antemano el reforzamiento del sistema de salud con la seriedad que se merece. La planificación sanitaria no es algo que se plantea solo en pandemia, sino una política de Estado que debe garantizar el acceso a la prevención y promoción de la salud de la población de manera cotidiana. Una situación histórica de vaciamiento hospitalario y privatización de la salud se agrava con el avance de la pandemia.

La centralización del sistema de salud sería la única manera de disponer de todas las camas de manera unificada, para poder empezar a hablar de porcentajes y disponibilidades. La disparidad en recursos que posee el sector privado por encima del público debe ser administrado por el Estado nacional y un comité de sanitaristas y trabajadores.