Sindicales
3/7/2024
UOM: miles de despidos y hundimiento del salario
Superemos desde la base la parálisis de Furlan.
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El titular del sindicato metalúrgico.
Luego de otra larga negociación, que incluyó el anuncio de medidas de fuerza (que no llegaron a ponerse en marcha) y una conciliación obligatoria, Furlan terminó cerrando un acuerdo corto, para la rama 17, consistente en un aumento del 7,5% para abril, 3,6% para mayo y otro del 3,6% para junio que, por ser acumulativo y no remunerativo, representa un 18,13% de bolsillo.
Le empata a la inflación hacia atrás, pero con el recurso de no tributar para la jubilación y de que se cobra con retraso; en el mejor de los casos es un “aumento” que consolida la pérdida salarial que se viene arrastrando desde hace años; el contraste entre el ingreso promedio –en torno a los $630 mil “en mano” para un oficial– contra una canasta básica que en mayo rondó los $850 mil es una medida del hundimiento.
La otra negociación, la de la rama 21, correspondiente a la paritaria siderúrgica, sigue sin resolverse desde noviembre del año pasado. Las patronales van depositando porcentajes “a cuenta” de un futuro arreglo, pero sin moverse de su oferta inicial que implica una rebaja de más del 12%.
Los paros escalonados (de 24, 48 y 72 horas) y las movilizaciones en las plantas siderúrgicas durante marzo no alcanzaron para doblegar la dureza de las patronales del acero, decididas a asestarle una derrota histórica a los trabajadores para degradar más los salarios e imponer mayor flexibilidad en turnos y tareas; es la señal que Paolo Rocca (que controla gran parte del aparato de gobierno, incluida la Secretaria de Trabajo) envía al conjunto de la burguesía.
La respuesta que correspondía era profundizar las medidas, unificar los reclamos y la negociación, movilizar a todo el gremio al centro del poder político y declarar la huelga nacional metalúrgica. La directiva, explícitamente, rechazó esta orientación y organizó el plebiscito del 16 de mayo para trasladar a la base la decisión de aceptar la rebaja confiando en que el desgaste y la ausencia de una perspectiva de lucha iban a inducir una aceptación. El triunfo categórico del NO dejó a Furlan y compañía paralizados, hasta ahora.
Desde entonces, la única iniciativa de la UOM fue movilizar –tímidamente- contra la aprobación de la Ley Bases cuando se trató en el Senado, pero haciendo centro en la defensa de las Pymes ante la amenaza que implicaba el Rigi. Además, ignoró por completo el capítulo laboral que avanza de manera decidida sobre el derecho de huelga, el sistema de indemnizaciones y la libertad sindical. A contramano de Furlan, las cámaras Pymes también desfilaron por las comisiones del Congreso, pero para argumentar a favor de la reforma.
Las patronales “nacionales”, en su mayoría relegadas de los planes oficiales, reclaman su tajada en el reparto de futuros negocios, pero mantienen su apoyo a Milei y se entusiasman con la destrucción de conquistas obreras. Mientras tanto, transfieren el costo del derrumbe industrial a los trabajadores.
Cuando hace unos meses se produjeron los primeros despidos en la industria, Furlan declaró que no lo iban a desviar del eje salarial, y desestimó cualquier acción en defensa de los puestos de trabajo. Esa situación se generalizó; el retroceso de la producción metalúrgica en mayo fue del 17,6% (interanual) y el acumulado de este año es de un 8,9%; en algunos subsectores proveedores de la construcción o automotrices las caídas llegan al 26%. Las consecuencias son muy negativas: 12 mil despidos y casi la totalidad de las plantas avanzó en suspensiones o adelantamiento de vacaciones. Los pronósticos son aún más pesimistas.
¿Qué propone Furlan para enfrentar lo que él llama el “industricidio” de Milei? Al igual que el conjunto de la burocracia cegetista, su horizonte es el recambio electoral dentro de cuatro años, apostando en la interna peronista por el “industrialista” Axel Kicillof (el gobernador cerró el último congreso metalúrgico en Mar Del Plata).
Claramente, para los trabajadores, esperar hasta el 2027 equivale a un suicidio. Necesitamos remover la parálisis del sindicato desde abajo, impulsando asambleas en cada lugar de trabajo y congresos de delegados. Necesitamos una asamblea general de todo el gremio para votar un plan de lucha y un programa de emergencia por el salario y los puestos de trabajo. Basta de despidos y suspensiones. Reparto de las horas disponibles sin afectar el salario. Aumento salarial para recuperar lo perdido y llevar el mínimo al costo de la canasta familiar, con cláusulas de actualización automática. Necesitamos una huelga general para derrotar a Milei-Rocca e imponer nuestras reivindicaciones.