Sociedad
14/8/2025
Las infancias, también en la mira de la represión
La criminalización de la niñez y la juventud en la agenda de Milei y los políticos capitalistas.

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Represión de Gendarmería a una murga barrial del Bajo Flores en 2016.
Este nuevo Día de la Niñez nos encuentra bajo un gobierno que insiste en criminalizar a las infancias pobres, bajando la edad de punibilidad. Presenta esta medida como una solución al delito juvenil, mientras destruye todos aquellos espacios de recreación destinados a alejar a les niñes y adolescentes de la marginalidad, como los clubes de barrio y los centros culturales.
La Libertad Avanza ha explotado hasta el hartazgo la figura del "pibe chorro" como la encarnación del problema de la inseguridad ciudadana, cuando todas las estadísticas oficiales demuestran que la participación de menores de edad en hechos delictivos es muy minoritaria. Según los últimos datos del Sistema Nacional de Información Criminal, en 2022, los delitos cometidos por niños, niñas y adolescentes representaron apenas el 0,09% del total. A su vez, en 2023, solo el 1,6% del total de delitos perpetrados por este grupo etario fueron contra las personas, en su mayoría consistieron en robos contra la propiedad.
Dicho esto, el gobierno solo ensaya respuestas punitivas para los jóvenes que delinquen, cuando la violencia inmanente a las instituciones de encierro no hace más que alentar la reincidencia. Los derechistas que gobiernan, con la baja de edad de punibilidad, no buscan atenuar el crimen sino estigmatizar a la juventud de los barrios para convertirla en depositaria del descontento social, y, a su vez, justificar un reforzamiento represivo para desalentar que el pueblo se levante contra sus políticas.
Podríamos decir que la gestión libertaria incluso promueve que los pibes de las barriadas se inicien en el robo callejero, desde el momento que los sumerge en la miseria y les obstruye toda posibilidad de salir adelante. A su vez, ataca a aquellas iniciativas comunitarias que conectan a los niñxs y adolescentes con nuevos intereses, ligados al deporte y a la cultura. Sin ir más lejos, Milei amenaza con quitarles los subsidios de luz y gas al 70% de los clubes de barrio, asfixiándolos económicamente, y pretende barrer con las bibliotecas populares tras haber desregulado el organismo que las financia (Conabip) vía decreto.
Lo cierto es que ningún gobierno se ha propuesto desplegar este tipo de dispositivos en los barrios carenciados, los que existen son gracias al esfuerzo colectivo de los vecinos. Tal es así, que, según un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA correspondiente al 2024, el 68,4% de los niños, niñas y adolescentes que viven en hogares pobres no realiza actividad física o deportiva extraescolar, mientras que el 84,7% no realiza una actividad cultural extraescolar. Asimismo, ante la escasez de escuelas con jornada extendida, el 90,2% de los estudiantes de nivel primario en situación de pobreza asiste solo medio día a clases.
Como vemos, la falta de inversión estatal en la socialización de los cuidados hace de la calle y "la esquina" el ámbito donde gran parte de los niños y jóvenes de los barrios pobres construyen grupalidad y sentido de pertenencia. Lo cual encierra el riesgo de que asimilen códigos de identificación propios de ese ámbito, como hallar en el robo callejero una fuente de prestigio entres pares y de satisfacción inmediata.
Los adalides de la "mano dura" que nos gobiernan buscan evitar a toda costa que la potencia creativa de esa juventud se canalice mediante la expresión artística, la camaradería deportiva, o bien, la organización política. Por eso también se ensañan contra el movimiento piquetero, en cuyas filas luchan muchísimos jóvenes de los sectores más postergados para conquistar mejores condiciones de vida. Milei, Bullrich y compañía quieren despojar a esos pibes de su vitalidad y condenarlos al encierro, a fin de perfeccionar la maquinaria represiva y a la vez hacer demagogia con una temática muy sensible para la población.
La proximidad del Día de las Infancias amerita una reflexión sobre la necesidad de luchar contra un gobierno empeñado en dejar a las niñeces pobres desprovistas de todo recurso material y simbólico que les permita ampliar sus horizontes y hacer de sus vidas una experiencia más enriquecedora.

