Llegando a fin de un año en el que el movimiento piquetero independiente, que constituyó la Unidad Piquetera, ganó las calles con enormes movilizaciones en un plan de lucha contra el ajuste que alcanzó a casi todas las provincias y en las vísperas del 20 aniversario del Argentinazo. El Polo Obrero se prepara para volver a las calles con todo con la acción votada en Parque Lezama el viernes pasado ante la convocatoria del FIT-U.

Junto a organizaciones políticas, sindicales, del movimiento piquetero, de derechos humanos vamos el 11 de diciembre con nuestras reivindicaciones para marchar bajo las consignas, ¡Fuera el FMI!, ¡No pago de la deuda externa! y ¡Basta de ajuste!, las mismas consignas que 15 días antes fueron la que llenaron la Plaza de Mayo ante la convocatoria de la Unidad Piquetera.

Ese día, más de 50 organizaciones se movilizaron a la plaza histórica con enormes columnas de trabajadores desocupados y precarizados, levantando una serie de reclamos elementales, como el trabajo genuino, la asistencia integral a los comedores populares, un aguinaldo completo para los trabajadores del Potenciar Trabajo; ese día se realizaron movilizaciones y cortes en 21 provincias, que colocaron en el centro del poder político la denuncia del pacto con el FMI.

Una Plaza de Mayo de unidad de ocupados y desocupados se plantará para constituirse en un punto de reagrupamiento contra la ofensiva del capital que representa el acuerdo con el FMI y ofrece una salida de lucha contra la perspectiva de resignación y entrega de las organizaciones oficialistas, sindicales y sociales que realizaron un acto en la Plaza de Mayo sin reclamos populares y en apoyo al gobierno que se dirige sin fisuras a profundizar un ajuste y un brutal ataque a los trabajadores, la reducción de los ingresos fijos, jubilaciones y salarios mediante la confiscación inflacionaria y un programa de ajuste fiscal que golpeará la salud, educación y obra pública.

El gobierno de los Fernández se ha empeñado en una política de ajuste contra las masas para defender el pago de la usuraria deuda externa y para eso ha contado con la burocracia sindical y la cooptación de las organizaciones sociales afines de la Utep, Movimiento Evita, CCC, Somos y sectores del FPDS (Frente Popular Darío Santillán), entre otros, que son funcionarios del gobierno o diputados como Juan Carlos Alderete, de la CCC, que votó todo el ajuste junto al Frente de Todos. Son los que fueron a la Plaza de Mayo inmediatamente después de la derrota del gobierno, sin una sola de las reivindicaciones de los desocupados y precarizados por las que el Polo Obrero y la Unidad Piquetera hemos salido a enfrentar al gobierno, que los dirigentes de la Utep llaman a apoyar, y con cuya base compartimos en nuestros barrios las mismas necesidades de los trabajadores más golpeados por el ajuste. Es a estos compañeros a los que les hacemos un llamado a romper con el gobierno y sus organizaciones sometidas al Fondo y a los capitalistas nacionales e internacionales y a sumarse a las organizaciones independientes y de lucha, que son un canal de lucha indiscutible.

El gobierno de los Berni y la represión en Guernica y Chubut, de la prisión dictada a César Arakaki y Daniel Ruiz por la gesta contra Macri en el Congreso, de la persecución represión a los pueblos originarios, el del pago de la deuda con el hambre del pueblo que dejó un 40% de pobreza y 5 millones de indigentes no tiene nada para ofrecer a los trabajadores.

La acción del 11 se llevará a cabo en las vísperas del 20 de diciembre, a 20 años de la rebelión popular que se llevó puesto al gobierno ajustador de De la Rúa y Cavallo; es una advertencia al conjunto del régimen político, rebelión que el Polo Obrero reivindica como la vía para terminar con los gobiernos ajustadores, en el camino de un gobierno de los trabajadores.

El Polo Obrero se prepara en asambleas en cada barrio, en cada provincia, convocando al conjunto de la Unidad Piquetera para llenar la Plaza de Mayo y todas las plazas del poder político, levantando nuestros reclamos y reivindicaciones pendientes y por la necesidad de unir fuerzas contra los ajustadores.

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