Políticas
15/4/2025
En Argentina el 42% de los trabajadores está en la informalidad
Bajo el gobierno “libertario” avanza la libertad de los capitalistas para explotar sin límites a la clase obrera.

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Milei y la libertad para explotar sin límites a los trabajadores.
Según el Indec, el 42% de la población ocupada está sumida en la informalidad laboral. Los datos, recabados a partir de un relevamiento hecho en los 31 principales aglomerados del país, corresponden al cuarto trimestre de 2024. Bajo el gobierno “libertario” avanza la libertad de los capitalistas para explotar sin límites a la clase obrera.
En Argentina más de 9 millones de personas trabajan sin derechos: sin acceso a cobertura de salud, licencias laborales y sin realizar aportes a la previsión social. Además, cobran salarios cuyos montos son inferiores a los que perciben en promedio los trabajadores en general, que ya de por sí apenas cubren o ni siquiera alcanzan la canasta de pobreza.
Los más afectados por esta realidad son los jóvenes, las mujeres y los trabajadores independientes o cuentapropistas. En el caso de los primeros (menores de 29 años), la informalidad afecta al 58,7%; en el de las segundas, al 43,4%; y en el de los terceros, al 62,4%. Desde el punto de vista gremial, el trabajo doméstico (77%), la construcción (76,6%) y el comercio (51,9%) son los sectores donde la precarización laboral impera en una medida mayor.
El informe también destaca que un 11,8% de los trabajadores informales labora sin registrar en empresas formales, y que un 3,8% lo hace cobrando solo una parte de su salario en blanco –es lo que ocurre en la docencia, por ejemplo. El Estado no respeta los derechos laborales, avalando las prácticas negreras de los capitalistas. Por otro lado, el 35,8% de los asalariados no realiza aportes jubilatorios y dentro de ese grupo casi el 84% no hace ningún tipo de aporte.
Esta generalización del trabajo precarizado avanzó todos estos años en paralelo al declive de la economía nacional y el hundimiento de los salarios, lo cual refuta las afirmaciones de las cámaras patronales y los políticos capitalistas acerca de la necesidad de flexibilizar las conquistas laborales como condición para promover la creación de empleo. El problema de Argentina no es el llamado costo laboral sino el parasitismo de los capitalistas, que fugan sus ganancias del país y sostienen hace décadas una huelga de inversiones. La reforma laboral que promueve el FMI y que el gobierno libertario se apresta a implementar agravará esta situación, puesto que otorgaría a las patronales más facilidades para reventar los derechos laborales.
Trascendió que el Fondo reclama extender los contratos por empresa, ampliar y/o reglamentar el banco de horas, crear fondos financiados con superávits de asignaciones familiares para afrontar despidos sin causa, y mayores ataques contra el derecho a huelga, entre otras medidas reaccionarias (IProfesional, 14/4). Son instrumentos que podrían utilizar los capitalistas para incrementar su tasa de beneficio, atomizar a los trabajadores y reforzar su poderío al interior de los lugares de trabajo.
La burocracia sindical peronista es enteramente responsable de esta situación. Sostiene este estado de cosas, permitiendo que cada vez más trabajadores sean llevados a la informalidad laboral por las patronales y el Estado, y además firma paritarias a la baja en línea con el techo del 1% impulsado por Milei y Caputo. Esto, en un contexto de agudización de la crisis económica, con la devaluación del peso abriéndose paso y la recesión profundizándose al calor de la guerra comercial imperialista que hace temblar el mundo.
Como puede verse, por otra parte, los patrones son los responsables del vaciamiento del sistema jubilatorio. Ahora el gobierno de Milei, que premió a los evasores con el blanqueo de capitales y la moratoria impositiva, eliminó la moratoria previsional que al menos permitía al trabajador acceder a una jubilación –a través de un mecanismo que le cobra al jubilado los aportes que se robaron sus empleadores. Con esta medida el gobierno condena a millones de trabajadores a que su único futuro sea percibir una pensión miserable.
El FMI también reclama una reforma jubilatoria para descargar la crisis del sistema previsional –provocada por los capitalistas– sobre las espaldas de los trabajadores. Esta incluiría un aumento de la edad de retiro –lo que agravaría el desempleo– tanto para hombres como para mujeres, una suba de los años de aporte, y la puesta en marcha de un esquema privado tipo AFJP que conviva con el sistema de reparto actual –lo que habilitaría un enorme negocio para las patronales que podrán especular con los aportes jubilatorios.
Los gobiernos capitalistas avanzaron en distintas reformas que significaron un robo a la caja de los jubilados y trabajadores; para revertir esta situación hay que reponer los aportes patronales reducidos por Menem-Cavallo y avanzar en el pase a planta permanente de todos los trabajadores.
El gobierno y los capitalistas le declararon la guerra a los trabajadores. Los trabajadores tenemos que hacer lo propio contra ellos.

